Los trabajadores de TMB Autobuses (Transportes Metropolitanos de Barcelona) iniciaron el jueves 22 una huelga que se prolongará hasta el 30 de septiembre. Reclaman, entre otras cosas, una subida salarial que mantenga el poder adquisitivo ante la inflación del 10%. En su nota del 20 de septiembre, firmada por todos los sindicatos presentes en el comité de empresa (ACTUB, CGT, SIT, CCOO y UGT) revindican que “los salarios deben subir como mínimo igual que el IPC”.
Frente a las mentiras y provocaciones de la empresa, luchar es el único camino
La huelga, votada en asamblea masiva por centenares de trabajadores, comenzó con 24 horas de paro y un seguimiento total, continuando con paros parciales de dos horas en cada turno que están resultando un éxito completo. La masividad de los piquetes está mostrando la disposición a luchar e indignación con la actitud cerril de la presidenta de la empresa, Laia Bonet (tercera teniente de alcalde, concejala de movilidad y dirigente del PSC).
La dirección de TMB argumenta hipócritamente que mantener el poder adquisitivo es “maximalista” y vulnera la Ley de Presupuestos Generales del Estado, que limita el incremento salarial en empresas públicas este año a un ridículo 2%. Pero “olvidaron” este argumento cuando se subieron sus salarios un 7%, tal y como denuncia Juan Ramiro García, representante de CGT en el Comité.
TMB intenta sabotear la huelga desgastando a los trabajadores. Está imponiendo servicios mínimos abusivos, superando incluso lo pactado con el Govern, y no notificándolos hasta pocas horas antes de empezar el turno. Además, ha ordenado retirar pancartas informativas de la huelga. El teniente de alcalde y máximo dirigente del PSC barcelonés, Jaume Collboni, ha atentado incluso contra la libertad de expresión de los trabajadores, ordenando borrar pintadas y retirar carteles en los que estos difunden la huelga y critican a su compañera de partido Bonet.
TMB tiene también una deuda de 25 millones de euros con la plantilla por un “error contable” en las actualizaciones de nóminas entre 2003 y 2021. La empresa plantea abonar esa deuda mediante días de descanso pero su propuesta no compensa ni la mitad de lo adeudado.
El convenio lleva 10 meses bloqueado por la empresa, algo que llueve sobre mojado. El año pasado ya hubo prórroga del convenio y lleva dos años paralizado. Los trabajadores vienen denunciando de forma reiterada un problema grave de gestión de la empresa. La propia Inspección de trabajo reconoce que más del 40% de los conductores tiene sobrecarga de trabajo, lo que está provocando daños importantes a su salud y afectando a la calidad del servicio. Por todos estos motivos los trabajadores han dicho basta.
El Ajuntament de Ada Colau se posiciona con la empresa
La actitud del Ajuntament de Barcelona, con la alcaldesa Ada Colau (BCN En Comú) y el primer teniente de alcalde Jaume Collboni (PSC), está siendo deplorable. El 21 de septiembre, víspera de la huelga, Ada Colau se mostraba confiada en que se levantaría la huelga tras mantener conversaciones con Laia Bonet, presidenta de TMB. Colau no se reunió con los trabajadores y rechazó informar de la reunión con Bonet por ser “confidencial”.
Ese mismo día declaraba: “La huelga es absolutamente legítima, pero desproporcionada. TMB ha hecho todos los esfuerzos posibles para desconvocarla. No es proporcional, en un contexto donde todo el mundo ha hecho el máximo esfuerzo y ha realizado propuestas de mejora, que igualmente se convoque la huelga y los trabajadores se levanten de la mesa”.
Estas declaraciones demuestran lo lejos que está llegando Ada Colau en su política de gestionar el sistema, ceder a las presiones de los empresarios y separarse de la clase obrera. ¿Mantener bloqueada la negociación durante 10 meses, adeudar salarios desde 2003, que la dirección de TMB se incremente un 7% sus abultados salarios mientras exige a los trabajadores y trabajadoras conformarse con un mísero 2%, es “máximo esfuerzo”?
Colau asume los argumentos de la empresa, acusando a los trabajadores de plantear exigencias por encima del límite presupuestado, utilizando argumentos falsos propios de los empresarios como que mantener el poder adquisitivo puede tener consecuencias nefastas en el servicio. ¡Ada Colau, ex portavoz de la PAH, pretende poner a los usuarios en contra de los trabajadores en huelga! ¡Es una absoluta vergüenza! Pero el Ajuntament ha mirado a otro lado durante 10 meses de bloqueo de la negociación y vulneraciones e incumplimientos laborales por parte de la empresa, y muestra una actitud complaciente con la privatización de servicios como el tranvía de la Diagonal.
Como otras luchas protagonizadas por trabajadores de empresas que dependen del Ajuntament de Barcelona (Metro, Betevé, SAD, 010) éste no sólo no aporta soluciones sino que arremete contra los trabajadores y trabajadoras. Y la actitud con respecto al sector privado que gestiona servicios esenciales no es mejor. El último caso: negarse nuevamente a municipalizar el servicio de limpieza de la ciudad.
Extender la lucha y ganar el apoyo del conjunto de la clase obrera
Desde Esquerra Revolucionària y Sindicalistes d’Esquerra apoyamos totalmente la huelga de los trabajadores de TMB. En este contexto de inflación desbocada, que golpea a todos los trabajadores y trabajadoras, esta lucha puede y debe convertirse en punto de referencia para el conjunto de la clase obrera.
Una vez más la plantilla de TMB está mostrando sus poderosas tradiciones de lucha. Todavía resuena en la memoria la histórica victoria de la lucha de los “Dos días”. Los trabajadores son conscientes que solo se avanza luchando. En su nota del 20 de setiembre, los sindicatos llaman a la ciudadanía a apoyarles y animan a luchar para que ningún trabajador pierda poder adquisitivo.
Este es un punto clave. Para ganar la lucha hay que desplegar la máxima fuerza, organización y movilización, ganando el apoyo y simpatía del conjunto de la clase obrera barcelonesa. Hay que organizar piquetes informativos repartiendo hojas masivamente a la población, difundiendo las reivindicaciones de la huelga y combatiendo las mentiras de la empresa, y convocar una gran manifestación en Barcelona, apelando a los movimientos sociales, movimiento vecinal, sindicatos, organizaciones y partidos de izquierda y movilizando al conjunto de la población. Organizar una caja de resistencia para recoger apoyos económicos y garantizar el seguimiento masivo de la huelga y su extensión y endurecimiento hasta lograr la victoria.
Como muestra la experiencia de otras huelgas recientes (Mercedes Benz en Vitoria, huelgas del metal en Cantabria, Bizkaia o Araba, la impresionante lucha de las trabajadoras del SAD en Asturias, las movilizaciones de los profesores en Catalunya) la lucha será dura. Las empresas están presionando duramente para cargar la crisis sobre los trabajadores y no ceder un palmo. Pero entre los trabajadores y trabajadoras crece el convencimiento de que luchar es la única alternativa.
La pérdida de poder adquisitivo y ataques que sufren los trabajadores de TMB Autobuses es la misma que sufrimos los trabajadores y trabajadoras de otras muchas empresas, empezando por empresas públicas que gestionan diferentes servicios municipales, dependientes directamente del Ajuntament o externalizados. Hay que extender la lucha de TMB Autobuses a éstas, empezando con los compañeros y compañeras de TMB Metro, que también sufren los ataques de la empresa y la desidia del Ajuntament. Dar continuidad a la lucha, con un plan para ampliar ésta cada vez más si la empresa no cede, buscando el apoyo del conjunto de la clase obrera y un plan para extenderla a trabajadores de otras empresas con reivindicaciones y situaciones similares, es el camino para obtener la victoria
¡VIVA LA LUCHA DE LOS TRABAJADORES DE TMB, POR UNAS CONDICIONES DE TRABAJO DIGNAS!