¡Basta de jugar con la salud de la clase obrera!
A las 5:00h. de esta mañana el comité de empresa de Navantia ha bloqueado las puertas de entrada. Tan solo se ha permitido acceder a los servicios médicos y a los bomberos.
El motivo es que, ante el incumplimiento del protocolo de seguridad, ayer se exigió a la empresa que redujese la cantidad de trabajadores que entran cada día en la factoría, volviendo a los niveles de la semana pasada (aproximadamente un 50% de la plantilla), exigencia que fue rechazada por la empresa.
En realidad, este incumplimiento se viene produciendo desde el mismo momento que lo implantaron hace ya un mes, con apenas 200 trabajadores dentro de las instalaciones: escasez de EPI; insuficiente o inexistente higienización de taquillas, duchas y baños; aplicación del protocolo por mandos intermedios en lugar de técnicos preventivos. Cada día que pasa solo ha servido para aumentar la masificación, especialmente en las taquillas.
Ante esto la CGT, desde el primer momento, ha defendido en el comité de empresa la necesidad de pasar a la acción, algo a lo que este se negaba sistemáticamente. Por eso, además de denunciar en comunicados y boletines todo esto, el pasado lunes 11 de mayo, decidimos como CGT pasar a la ofensiva, convocando a todos los trabajadores a una asamblea en la explanada del comité de empresa, mediante el reparto de octavillas en las puertas desde las 4:45h. (en el que participamos los 6 delegados y algunos afiliados), para denunciar esta situación y proponer la paralización de la actividad.
Inmediatamente después, junto a la CIG, denunciamos a Navantia ante Inspección de Trabajo y Sanidad. Porque entendemos que Navantia está poniendo en riesgo la salud de los trabajadores, sus familiares y la población en general.
Finalmente, el comité decidió el paro de hoy, 20 de mayo. La CGT ha participado activamente en el paro de hoy porque entendemos que va en la línea correcta. Pero también decimos que es absolutamente insuficiente. Primero, porque la seguridad tampoco se cumplía la semana pasada, de ahí que la exigencia de volver a esa situación como si así se resolviera el problema de seguridad es no ir al fondo de la cuestión. Y eso CCOO, que es quien lidera esta exigencia en el seno del comité, lo sabe perfectamente.
No solo eso. Desde CGT defendemos que hay que ampliar nuestras reivindicaciones, no se trata solo (que también) de la seguridad, sino de poner freno a los abusos de la patronal con la excusa del coronavirus. Hay que exigir que los salarios de los trabajadores, desde el momento en que se suspendió la actividad (15 de marzo), deben ser pagados por las empresas íntegramente. Anulando los ERTE y los ERE que se vienen aplicando desde entonces.
Hoy mismo el presidente de la Confederación de Empresarios de Ferrol, Eume y Ortegal (COFER), Cristóbal Dobarro, exigió el reinicio de la actividad “cuanto antes y de la manera más plena posible”, ya que de lo contrario se “pone en peligro la viabilidad de otras empresas y de los puestos de trabajos” instando a las partes a que “antepongan los intereses de la sociedad a los individuales”.
Difícil resumir en menos palabras el programa de la patronal: los intereses de la sociedad son los de la patronal, es decir, el reinicio de la actividad a toda costa, cueste lo cueste, para garantizar que puedan seguir amasando beneficios a costa de la salud y la vida de la clase obrera. ¡Qué cara más dura!
Esta dicotomía entre seguridad y trabajo es una falacia que solo existe si aceptamos que los beneficios empresariales son sacrosantos. Pero como no es así, porque estos los generamos los trabajadores, la verdadera dicotomía está en decidir quién paga las medidas de seguridad y los salarios de los trabajadores mientras estas no se cumplen. O dicho de otro modo, con los salarios o con los beneficios. La CGT exige que se pague con los beneficios.
Los trabajadores no somos los responsables ni de la pandemia, ni de la mezquindad de las empresas auxiliares y Navantia a la hora de poner recursos acordes con la seguridad que esta situación exige. Para ello han amasado decenas y decenas de millones de euros cada año.
¡Ni ERTE, ni ERE, ni ningún retroceso en nuestros derechos en nombre del coronavirus!
¡Que la crisis la paguen las empresas!