El pasado día 16 de abril decenas de riders (trabajadores que reparten a puerta del consumidor sus compras por internet), se manifestaban en Madrid, y previamente en Málaga o Sevilla. La razón, Glovo ha rebajado la tarifa base por recogida pasando de 2,5 a 1,2€, lo que significa que “los sueldos se van a ver reducidos en más de la mitad, suponiendo una perdida abismal”, según señalaba un trabajador.
Este recorte es el último eslabón en la carrera que las empresas del sector han emprendido para degradar aún más las ya precarias condiciones de trabajo de los repartidores. Todo ello aprovechando la situación creada por la pandemia del Coronavirus, en línea con la ofensiva patronal, en un sector que está haciendo ahora más beneficios que antes.
La situación de confinamiento ha incrementado exponencialmente las compras a través de internet y los repartos a domicilio, habiéndose incrementado por ejemplo los pedidos a restaurantes en un 45%. Las ventas de muchos productos a domicilio han llegado ha crecer hasta en un 700%. Por otro lado muchas de estas compañías de reparto han llegado a acuerdos con grandes cadenas de supermercados, como Carrefour, de cara a hacer llegar sus productos a los domicilios.
Ya antes de esta situación el negocio de las empresas de e-commerce (de comercio electrónico) estaba disparado. En el segundo trimestre de 2019 facturaron casi 12.000 millones de euros (+ 28,6%) y en el primer semestre de 2019 se efectuaron 211 millones de transacciones (+32,7%). Sus perspectivas son ahora incluso más favorables, previéndose un crecimiento anual de 1.000 millones de euros, pudiendo alcanzar una facturación mundial de 6 billones de euros.
El negocio del reparto a domicilio creció un 50% en los primeros días del confinamiento para Amazon. A finales de febrero el crecimiento de las ventas por internet de productos de gran consumo creció un 62% y la de artículos no perecederos y de higiene personal 8,3%. Consumo y Retail KPMG afirma que las ventas de alimentación ganaron cuota de mercado pasando del 1,5 al 2,1 %, y subiendo.
El fraude de los falsos autónomos
Estas brillantes perspectivas de suculentos beneficios y crecimiento de facturación y ventas no solo no alcanzan a sus trabajadores, sino que además se intentan recortar aún más sus ya precarias condiciones. Los sueldos, tras 8 horas de trabajo diarias, pueden ascender a entre 400 y 600 euros brutos mensuales. Tras el pago de IRPF y cuotas de autónomos se pueden quedar entre los 250 y 300€.
Además, no se han tomado medidas reales y efectivas de cara a garantizar la salud de los repartidores estando expuestos al contagio, con lo que ello conlleva en un sector donde muchos trabajan como falsos autónomos (perdida de todos sus ingresos si enferman, imposibilidad de acceder al desempleo, etc…)
Estas multinacionales, que tributan en paraísos fiscales, defienden cínicamente que los riders son autónomos. En estos momentos después de 18 sentencias (9 a favor de las empresas y 9 a favor de los trabajadores) la decisión final está en manos del Tribunal Supremo. En todos los casos que acabaron en los tribunales la Inspección de Trabajo redactó informes favorables a los trabajadores. Nos encontramos ante un auténtico fraude, de cara entre otras cosas a no pagar impuestos.
La muerte el pasado año de un repartidor de origen nepalí en Barcelona, cuya vida Glovo valoró en 20.000 euros, sacó a la luz pública otra realidad sangrante: las cuentas realquiladas. A través de esta práctica un trabajador generalmente joven, sin empleo, sin papeles e inmigrante, comparte con el titular de la cuenta de reparto un porcentaje de los ingresos, precarizándose aún más sus ya sangrantes condiciones. Aunque esta situación era conocida, no fue hasta la muerte de Pujan cuando Glovo tomo “medidas” limitando la disponibilidad en la aplicación a 13 horas. Hasta entonces no les llamaba la atención que hubiera cuentas que trabajaban las 24 horas del día. No les importaba mientras siguieran haciendo dinero.
El Ministerio de Trabajo de UP tiene que actuar ya contra las multinacionales
A pesar del confinamiento, y de la difícil situación que existe para la clase trabajadora, estamos asistiendo a huelgas en Amazon o en los departamentos de ingeniería y preparación de pedidos en Deliveroo. En este último caso, las protestas por las condiciones de los contratos de ETTs, produjeron un colapso del sistema. Ahora también se han sumado los riders con marchas en sus motos por el centro de ciudades como Madrid.
Todos estos ejemplos ponen encima de la mesa, que a pesar de seguir haciendo negocios e incrementar inclusos sus beneficios, los capitalistas presionan con la excusa de la crisis sanitaria, para hundir aún más las condiciones laborales y salariales de los trabajadores. Una situación alimentada por la política sindical de constantes cesiones a la patronal por parte de las direcciones de CCOO y UGT, centradas exclusivamente en gestionar los ERTEs y recortes como cualquier otra asesoría jurídica.
Por otro lado, Pablo Iglesias y Unidas Podemos se hicieron durante la campaña electoral de las reivindicaciones de los riders, acompañándolos en muchas de sus protestas. Ahora están en el Gobierno, y de hecho dirigen el Ministerio de Trabajo,pero no ha dado ni un solo paso efectivo para garantizar que todos estos trabajadores pasen a ser contratados, con condiciones laborales y salariales dignas.
Qué menos que plantear la necesidad de multar a dichas multinacionales por su actuación fraudulenta, y exigir el pago de todos los impuestos y cuotas a la seguridad social impagadas fruto de mantener a estos trabajadores como falsos autónomos. Y en el caso de que no acepten, proceder a la expropiación y nacionalización de todas estas empresas.