Publicamos el comunicado de CGT Navatia (Ferrol) ante las medidas aprobadas por el Gobierno respecto a la paralización de la actividad productiva no esencial:
El domingo, el Gobierno aprobó el decreto 10/2020, que establece un permiso retribuido recuperable hasta el 9 de abril. La paralización de más actividades económicas era necesaria para luchar contra el coronavirus. Pero que el permiso sea recuperable y que el decreto establezca que las empresas decidirán cómo recuperarlo si no hay acuerdo con la representación legal de los trabajadores/as significa descargar sobre las espaldas de la clase obrera los costes de esta crisis y favorecer los abusos patronales. A los bancos no se les reclaman los 60.000 millones de euros que deben del rescate bancario, pero a los trabajadores sí se nos reclaman los días del confinamiento.
La situación de la pandemia tiene mucho que ver con los recortes que, especialmente desde 2008, se realizan en la sanidad pública. Esos recortes son el resultado de la presión del gran capital a favor de la privatización de la sanidad, de las pensiones, de la enseñanza y también de las empresas públicas. ¿O qué representa el modelo de subcontratación masiva de Navantia sino una privatización encubierta? De hecho, grandes capitalistas como Florentino Pérez parasitan Navantia a través de Maessa (filial de ACS), mientras con CLECE (que se encarga de la limpieza de muchísimos hospitales y centros sanitarios) parasita la sanidad pública. No es el único. Otros grandes empresarios como José Manuel Entrecanales (Acciona) también tiene en lo público una fuente de enriquecimiento.
Por lo tanto, los beneficios amasados por Florentino Pérez, por José Manuel Entrecanales, por las empresas del metal de la provincia de A Coruña (que llevan años forrándose a costa de la explotación de miles de trabajadores) tienen que servir ahora para pagar el coste de todo esto. ¡Los trabajadores no tenemos ninguna culpa! Todo lo contrario: somos las víctimas de esta situación, asumiendo el confinamiento en unos pocos metros cuadrados al cuidado de niños y viejos, viviendo en la incertidumbre y soportando un estrés que los ricos que disponen de segundas residencias, de sanidad personal o de chalets de lujo con fincas extensas no sufren. ¿Pasan igual el confinamiento Florentino Pérez o Susana de Sarriá que los trabajadores y trabajadoras de Navantia, especialmente los de las empresas auxiliares, muchas de las cuales aprovecharon para despedir o para presentar ERTEs y que así el Estado (o sea, los asalariados, que somos los únicos que pagamos impuestos en este país) les financiemos el 70% de los salarios? Mucha cháchara sobre que los trabajadores son el principal activo de las empresas, blablablá, blablablá, blablablá, pero lo único que les importa son sus beneficios.
Respecto a la principal, empresa y comité intercentros llegaron ayer a un acuerdo que demuestra la fusión que hay entre ambos porque el acuerdo pasa la factura de los platos rotos a los trabajadores, como muchos ya se olían vistos los precedentes (convenio único, etc.). Para la CGT, ese acuerdo es inadmisible desde un punto de vista de clase.
¡Los trabajadores no andamos por ahí de paseo, estamos confinados! Y no se sabe por cuanto tiempo. ¿Y si después del 9 de abril esto se prolonga? ¿Y si las medidas de aislamiento (y, por tanto, de suspensión de la actividad productiva) se tienen que repetir de forma periódica durante un tiempo indefinido, como apuntan muchos científicos? ¿Qué va a hacer el intercentros? ¿Firmar que le debemos a la empresa una semana más, quince días más, un mes más...? Esto no es defender los intereses de los trabajadores/as. Y que no aleguen que estaban obligados por el decreto porque no es verdad.
Cuando volvamos al trabajo será el momento de abordar un debate para elaborar un plan de lucha que tenga como objetivo obligar a las empresas a hacerse cargo de los costes de toda esta situación. ¡Que la crisis la paguen los capitalistas!