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En la mañana de jueves 17 de octubre murió con 39 años de edad, Andrés Vias, trabajador de la empresa auxiliar ATDT (Arsenales Técnico Dimensionales del Trocadero SL), mientras realizaba sus tareas en el Astillero de Navantia en San Fernando.
Murió mientras trabajaba en el interior de un tanque, al que en teoría solo se puede acceder en parejas y después de haber realizado rigurosas mediciones para descartar la presencia de gases tanto explosivos, como inertes (CO2, etc). Además, en el exterior de ese «espacio confinado» siempre debe de haber toda una serie de indicadores que deben encontrarse en verde para que sea seguro entrar.
A falta de una explicación oficial, (aunque parece claro que uno de los elementos clave fue el fallo del medidor de gases) lo que es trágicamente innegable es que el protocolo de seguridad, aparentemente completo sobre el papel ha chocado, una vez más, con la realidad de las condiciones concretas de trabajo, esta vez, costándole la vida a un compañero.
Los técnicos que hagan pública sus investigaciones sobre las circunstancias de la muerte de Andrés (previa revisión de la dirección de la empresa) probablemente nos abrumarán con multitud de datos técnicos, se referirán a la mala suerte e incluso puede que se atrevan (no sería la primera vez) a sugerir que el trabajador actuó imprudentemente.
Pero más allá de tecnicismos, los trabajadores sabemos que las circunstancias que provocan en la mayoría de los casos los accidentes laborales, vienen determinadas por los ritmos de trabajo extenuantes, la presión asfixiante para cumplir con los plazos de entrega cuando poder cumplirlos exigiría más trabajadores en plantilla.
En definitiva, la causa última de esta nueva muerte en el tajo es la política criminal de los empresarios que deciden ahorrar costes y aumentar sus beneficios a costa de las condiciones de seguridad de los trabajadores, aunque esto pueda suponer, la muerte de alguno de ello.
Navantia paralizada en San Fernando y en Puerto Real
Nada más conocerse la trágica noticia, los trabajadores de Navantia en San Fernando y en Puerto Real, tanto de la principal como de las auxiliares, deciden en asambleas parar la actividad hasta el lunes 21 de octubre en solidaridad con el compañero fallecido y su familia.
En el caso del astillero de Cádiz, el comité de empresa formado por UGT, CCOO y el CAT (Colectivo Autónomo de Trabajadores), se limitó a organizar un minuto de silencio y colocar la bandera a media asta, para seguidamente continuar con la actividad laboral normal.
Al conocer esta vergonzosa actitud por parte del comité de empresa del astillero de Cádiz, un grupo de trabajadores de los astilleros de San Fernando y Puerto Real, entre ellos los compañeros de Sindicalistas de Izquierdas, coordinados en el grupo «El metal en lucha», decidimos tomar la iniciativa y convocar para el viernes 18 de octubre una asamblea a primera hora de la mañana a la entrada del astillero de Cádiz.
A las 5,30 de la mañana, un grupo de unos 25 compañeros de San Fernando y de Puerto Real, acudimos a la entrada del astillero de Cádiz para trasladar en la asamblea la necesidad de dar una respuesta conjunta por parte de los trabajadores de Navantia en toda la bahía a la muerte de este compañero.
Con la clamorosa ausencia del comité de empresa de la principal, los trabajadores votaron por unanimidad sumarse al cese de la actividad en señal de luto hasta el lunes 21. Esta decisión fue tomada por unanimidad por parte de los asistentes que suponían la práctica totalidad de los trabajadores de la auxiliar de dicho astillero (unos 500 obreros). También participaron en el acto algunos trabajadores de la principal que del mismo modo apoyaron la iniciativa.
Hay que decir que en la principal de Cádiz, trabajan unas 50 o 60 personas, de las que la mayoría son mandos; en el astillero gaditado el nivel de subcontratación es muy alto.
Por otra parte las muestras de solidaridad se han ido sucediendo, empresas como Dragados, en la bahía de Cádiz, se han sumado al paro, y en Navantia Ferrol se ha celebrado una concentración de apoyo.
Contra la subcontratación y la precariedad, la lucha es el único camino
Esta tragedia no es nueva en los astilleros de la bahía; el 18 de mayo de 2018 los compañeros José Daniel y José Luis, trabajadores de la auxiliar Equimansur, en el astillero de Puerto Real, murieron aplastados por una plancha de acero.
Ante estas muertes miles de obreros, reunidos en asambleas, decidimos convocar una huelga general en el metal en la bahía.
El 13 de junio, con la cobertura legal que aportó la «Confluencia sindical» (integrada por los sindicatos Ustea, Autonomía Obrera, CGT, CTA, SAT, CNT- El Puerto y la Coordinadora de Profesionales del Metal), el sector quedó paralizado, a pesar de la actitud esquirola de los dirigentes de CCOO y UGT, que hicieron llamamientos desesperados a no secundar la huelga, y las muestras de solidaridad de los trabajadores de multitud de empresas y de la población en general quedó bien reflejada en la multitudinaria manifestación que recorrió las calles de Puerto Real.
El 13 de junio, con la cobertura legal que aportó la «Confluencia sindical» (integrada por los sindicatos Ustea, Autonomía Obrera, CGT, CTA, SAT, CNT- El Puerto y la Coordinadora de Profesionales del Metal), el sector quedó paralizado, a pesar de la actitud esquirola de los dirigentes de CCOO y UGT, que hicieron llamamientos desesperados a no secundar la huelga, y las muestras de solidaridad de los trabajadores de multitud de empresas y de la población en general quedó bien reflejada en la multitudinaria manifestación que recorrió las calles de Puerto Real.
Esta huelga fue una auténtica conmoción. En primer lugar aportó una gran dosis de confianza a los trabajadores; nuestra fuerza se hizo patente de forma clara y contundente. Y por otro lado sembró la preocupación entre la patronal del sector que se enriquece a costa de nuestro esfuerzo, nuestra salud y en algunos casos de nuestra vida.
Además volvió a dejar en evidencia la nefasta «acción sindical» de colaboración (sumisión) con las empresas, practicada por las direcciones de CCOO y UGT y lo alejada que esta está de las aspiraciones de los trabajadores y sus familias.
Ese es el camino que debemos retomar. Es necesario volver a poner en el primer punto del orden del día, la convocatoria de una huelga general en el metal en la bahía de Cádiz para exigir el fin de la precariedad, el cumplimiento exhaustivo de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, la erradicación de la realización de horas extraordinarias que contrasta con el desempleo existente en nuestra comarca, formación continua sin que recaigan los costes de dicha formación sobre el trabajador, plus de toxicidad, penosidad y peligrosidad, así como la equiparación entre personal fijo y eventual.
También el pago de los atrasos y actualización y abono en la nómina de las nuevas tablas salariales, control estricto de los trabajadores de las bolsas de trabajo para poder evitar las listas negras y el enchufismo. Y por supuesto plantearnos como un objetivo central el acabar con la subcontratación, exigiendo una Navantia 100% pública.
Debemos promover rápidamente asambleas en todos los astilleros para discutir y concretar el plan de lucha.
Los sindicatos que componen la confluencia sindical, tienen una rica tradición de lucha, es fundamental que aporten su energía y estructura para impulsar una nueva huelga general en la bahía, como ya decidieron los trabajadores en las asambleas celebradas tras el 13 de junio. Esta es la única forma de acabar con la explotación y la precariedad que genera estas muertes.
Estos días se ha vuelto a demostrar la solidaridad y el compromiso de la clase obrera.
La lucha y la organización es el único camino. Debemos ponernos manos a la obra inmediatamente.