Desde que estalló la crisis, la educación pública no ha dejado de sufrir recortes y ha aumentado la precariedad de sus trabajadores, lo que afecta gravemente a la calidad de la enseñanza. En ese contexto, la universidad no se ha quedado al margen. Durante mucho tiempo, se ha hablado de los privilegios de los profesores universitarios, que destacaban por sus altos salarios. La crisis ha desmontado esa visión falsa de la realidad y ha mostrado la precariedad e inestabilidad laboral que se vive dentro de las universidades. Desde el 2010, las comunidades autónomas han bajado la inversión un 27%, mientras han subido las tasas un 31%. El Estado español es el sexto país europeo que menos invierte en la universidad.

Tal y como denunció el sindicato LAB el pasado diciembre, en los presupuestos del Gobierno Vasco para el año 2019 la inversión en la universidad era un 7,98% menos que en el 2010, aunque los últimos presupuestos han superado las cantidades anteriores a la crisis. El Gobierno Vasco solo destina un miserable 0,56% del PIB a la partida para las universidades (incluidas las privadas), cuando en el Estado español es del 1.08%, en la UE es del 1,5% y entre los países de la OCDE de un 1,6%. A todo ello hay que añadirle que no se ha recuperado la bajada salarial del 5% que los trabajadores de la UPV/EHU sufrieron en el año 2010, y la capacidad adquisitiva ha disminuido un 13%.

Competitividad e inestabilidad laboral

A la precariedad mencionada arriba, hay sumarles la alta competitividad y la inestabilidad laboral que sufren los trabajadores universitarios. 
Según denunciaba LAB en el 2017, en la UPV/EHU había más de 200 profesores esperando durante años para ocupar una plaza fija; 1.150 profesores son interinos y no tienen claro cuál va a ser su futuro. Una gran cantidad de profesores, la mayoría jóvenes que acaban de entrar en la docencia, tienen un contrato parcial de 492 euros mensuales. El salario anual de muchos profesores está unos 6.000 euros por debajo de los profesores de educación media.

La situación es parecida entre los trabajadores del personal de administración y servicios. La tasa de temporalidad es del 53,4% entre el PAS funcionario y 85,2% entre el PAS laboral. En total, un 61,2% tiene contrato temporal. Muchos de ellos llevan años pasando de un contrato a otro sin estabilidad.

Con la excusa de la crisis, no solo han caído los salarios y subido la inestabilidad, también ha habido destrucción de empleo. Aunque no se hayan producido despidos masivos de trabajadores, muchas plazas de profesores que se han jubilado no han sido ocupadas por nadie. Las plazas que se ofertan son muy limitadas y las exigencias enormes: publicaciones en revistas de impacto, estancias en universidades extranjeras de mínimo (costeadas por los propios profesores), participación en congresos, sobre todo internacionales, nivel de idiomas... Todo eso combinado con el trabajo docente en aulas masificadas con 50 o 60 alumnos.

Es más, para optar a cierta estabilidad, después de años de trabajo, el profesor tiene que desarrollar el trabajo docente (preparar e impartir clases, preparar el material para las clases, corregir trabajos y exámenes), el trabajo de investigador (escribir artículos o trabajos científicos, publicarlos en revistas de impacto, participar en congresos...) y, en muchos casos, el trabajo administrativo (coordinación del departamento, gestiones y otras tareas).

La situación de los investigadores “predoctorales” es aún peor. Estos últimos años se han reducido las becas, se han endurecido los criterios para obtener una beca y se ha reducido el salario (de unos 1.100 euros al mes en el 2011 durante 4 años, a unos 900 euros por 3 años). Por lo que muchos investigadores o no pueden continuar con sus investigaciones, o se tienen ir al extranjero o tienen que subsistir de sus ahorros o la ayuda de sus familiares.

La fusión de departamentos

La Universidad del País Vasco, dirigida por el PNV, con la excusa de mejorar la calidad y la eficacia, pretende seguir recortando: de los 111 departamentos que hay en la actualidad pasaría a haber 80. Es evidente que detrás de esta reforma se esconde la destrucción de empleo, ya que debido a la fusión, el reparto de créditos (horas para impartir clases) se redistribuiría y se prescindiría del personal de administración y servicios que tienen los departamentos afectados.

Frente a este ataque, es necesario reivindicar más inversión para fortalecer los departamentos con menos personal, con contratos dignos para los investigadores.

Elecciones sindicales en la UPV/EHU: El PNV no es nuestro aliado. ¡Por un sindicalismo combativo!

El pasado 26 de marzo se celebraron las elecciones sindicales en la UPV/EHU. LAB ganó, con 26 representantes (igual que en el 2015), seguido por Steilas, con 21 (igual que en el 2015), ELA con 12 (+1 respecto a 2015), CCOO con 16, perdiendo 3, UGT con 13 que retrocede en 4 y CGT y USO, con 2 cada uno, pero solo representado, por primera vez, al PAS.

Es llamativa la baja participación. Solo el 33% del censo (2.488 de los 7.436 trabajadores en total) votaros en las elecciones sindicales. Poca duda cabe de que esta baja participación se debe a la poca presencia de los sindicatos en las facultades. Su presencia es casi nula, ni siquiera en la campaña electoral se han acercado a las facultades a repartir la propaganda. Han sido los propios conserjes en sus horas de trabajo los que han ido repartiendo la propaganda de los sindicatos en los despachos.

Frente a los ataques del PNV a la universidad pública y ante la pasividad de las direcciones sindicales, en necesario construir un sindicalismo combativo dentro ellas, para frenar los recortes y luchar por una universidad pública y de calidad. Tenemos que tomar como referente a los profesores de la educación concertada que luchan por un empleo digno, los pensionistas que reivindican una pensión digna, los trabajadores de Mercedes en Vitoria-Gasteiz, que luchan contra los despidos, los trabajadores del sector del metal que luchan por un convenio justo y contra la precariedad, los trabajadores de las residencias que exigen mejoras laborales; también a los profesores polacos que han paralizado durante tres meses el sistema educativo, los estudiantes hondureños que luchan por una educación pública de calidad. Hoy es más necesario que nunca construir un sindicalismo combativo que luche por una universidad pública, científica y de calidad.
 
¡Por una universidad pública y de calidad!
¡No a los recortes en educación!
¡Estabilidad laboral de todos los trabajadores!
 

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