¡Hay que extender la movilización a toda Euskal Herria!
¡Hacia la huelga general para parar a Confebask y al PNV!
Los más de 50.000 trabajadores del metal de Bizkaia comenzaron el día 23 de mayo una fase de movilizaciones que incluye cinco días de huelga para presionar a la patronal, la Federación Vizcaina de Empresas del Metal (FVEM), a que actualice el convenio y los salarios, que llevan casi diez años congelados. El llamamiento de los cuatro principales sindicatos, ELA, LAB, CC.OO. Y UGT, ha sido recibido con gran entusiasmo por parte de los delegados y trabajadores del sector, que han respaldado de forma masiva los paros en las fábricas confirmando el acierto de llamar a la lucha con plena unidad sindical.
La industria vizcaína, como el conjunto de la industria vasca y del Estado español, atraviesa una larga crisis que se ha llevado por delante miles de puestos de trabajo y amenaza ahora con acabar con el último gran astillero, la Naval de Sestao. El sector sufre además una elevada precariedad y temporalidad debido sobre todo a las cadenas de subcontratación con las que las grandes multinacionales como ArcelorMittal abaratan costes.
La huelga del metal va mucho más allá de una lucha sectorial al uso, por su peso histórico entre la clase trabajadora y por lo que puede significar como referente para el resto de sectores precarizados.
Es evidente que la propia patronal vasca y el PNV consideran el metal un sector estratégico en el que no están dispuestos a ceder ni un milímetro en todas las ventajas que lograron con las reformas laborales para sobreexplotar a los trabajadores. No es casualidad que el metal de Gipuzkoa y el de Bizkaia, los dos convenios sectoriales más importantes de la CAV por número de trabajadores y en los que ELA y LAB tienen mayoría, lleven cerca de diez años sin renovarse. En las mesas en las que se reclaman mejoras laborales de cierto calado, Confebask responde con el bloqueo, una situación que solo puede romperse con la movilización.
En el caso de Bizkaia, con el anuncio de huelga sobre la mesa, la FVEM seguía ofreciendo incrementos salariales ridículos, apenas el IPC, sin ninguna compensación del poder adquisitivo perdido a partir de 2011, años en los que no ha habido subidas. Por supuesto, esta patronal, como Confebask en su conjunto, no quiere ni oír hablar de reducir la temporalidad o la subcontratación ni de limitar la reforma laboral de Rajoy, esa que tantas posibilidades le ha dado de cara a empeorar las condiciones laborales, en especial de los trabajadores más jóvenes.
Es evidente que la propia patronal vasca y el PNV consideran el metal un sector estratégico en el que no están dispuestos a ceder ni un milímetro en todas las ventajas que lograron con las reformas laborales para sobreexplotar a los trabajadores. No es casualidad que el metal de Gipuzkoa y el de Bizkaia, los dos convenios sectoriales más importantes de la CAV por número de trabajadores y en los que ELA y LAB tienen mayoría, lleven cerca de diez años sin renovarse. En las mesas en las que se reclaman mejoras laborales de cierto calado, Confebask responde con el bloqueo, una situación que solo puede romperse con la movilización.
En el caso de Bizkaia, con el anuncio de huelga sobre la mesa, la FVEM seguía ofreciendo incrementos salariales ridículos, apenas el IPC, sin ninguna compensación del poder adquisitivo perdido a partir de 2011, años en los que no ha habido subidas. Por supuesto, esta patronal, como Confebask en su conjunto, no quiere ni oír hablar de reducir la temporalidad o la subcontratación ni de limitar la reforma laboral de Rajoy, esa que tantas posibilidades le ha dado de cara a empeorar las condiciones laborales, en especial de los trabajadores más jóvenes.
El PNV junto con la patronal para hacer de la precariedad su negocio
Es significativo que el PNV, representante directo de los intereses de los grandes empresarios e industriales vascos, no haya abierto la boca para denunciar la posición de la FVEM. La derecha vasca intenta edulcorar su discurso, sobre todo en periodo electoral, hablando de empleo de calidad para intentar atraer a su terreno a sectores de la clase media y trabajadora, pero a la hora de la verdad se posiciona con quienes están convirtiendo el trabajo en Euskal Herria en un auténtico infierno. La cara más trágica de esto es el fallecimiento en solo tres días de cinco trabajadores en Euskal Herria, cuatro en accidente laboral traumático y un quinto por exposición al amianto. Dos de ellos estaban directamente vinculados al sector industrial.
De la mano de sus medios de comunicación afines, el PNV y la FVEM han intentado minimizar el impacto de la huelga del metal, pero lo cierto es que la primera jornada de movilización ha sido un rotundo éxito. Un seguimiento del 80% con especial incidencia en las subcontratas, que por lo general concentran las situaciones laborales más precarias. La manifestación de Bilbao, con más de 10.000 personas, demostró que la clase trabajadora tiene fuerza suficiente para incorporarse a la lucha como antes han hecho los pensionistas, las mujeres o los estudiantes.
A estas alturas está claro que la patronal no va a ofrecer más que migajas en los próximos días, y sería un tremendo error que una vez iniciada esta fase de lucha se planteara un mal acuerdo desde el bloque sindical para desconvocar las otras cuatro jornadas de huelga. Al contrario, desde Sindicalistas de Izquierda planteamos extender, con plena unidad de acción, la lucha de Bizkaia al metal de toda Euskal Herria como paso previo hacia la huelga general. Los conflictos laborales se extienden cada vez más en diferentes sectores además de la industria; en el sector público, sanidad y educación, sectores privatizados como residencias, comedores o limpieza, ayuda a domicilio, supermercados, aeropuertos…
La ofensiva patronal es generalizada en Euskal Herria y a nivel estatal, donde están llevando a cabo una verdadera reconversión industrial, extienden la precariedad en todos los sectores que afecta especialmente a la juventud y a las mujeres, junto con las políticas de recortes y austeridad que se mantienen en pie. Es necesario unificar las luchas, y plantear un plan de movilización contundente y serio. El éxito del día 23 demuestra que hay plena disposición por parte de la clase trabajadora a dar un salto cualitativo en la movilización para acabar con la precariedad y recuperar los derechos laborales que nos han ido arrebatando.