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El viernes 14, en la factoría ferrolana de Navantia nos desayunamos con la noticia de que el presidente de Navantia, José Manuel Revuelta, estaría una vez más en la ciudad, para reunirse con empresarios de las compañías auxiliares. Ante ello, el comité de empresa convocó una asamblea general para las 8:30, en la que planteó salir a la calle para impedirlo.
Poco después de las 9, varios miles de trabajadores nos dirigimos al Cantón, lugar donde se iba a celebrar el encuentro. Nuestra llegada coincidió con la llegada de este individuo, que no se tomó nada bien el recibimiento y que incluso hizo un intento de arrancarle la pancarta de las manos al comité, para abrirse paso. Como no lo consiguió, intentó acceder por la puerta trasera, cosa que tampoco logró porque el grupo de trabajadores que lo seguía se lo impidió. Finalmente, acabó por desistir y se marchó.
Tras ello, se celebró allí mismo una nueva asamblea, en la que Javier Galán, presidente del comité de empresa de Navantia-Ferrol, denunció los salarios de miseria y las condiciones de explotación laboral que estaban padeciendo los trabajadores de las compañías. Durante su intervención, un comentario situando toda la responsabilidad en Navantia y exculpatorio hacia los empresarios locales levantó la protesta de algunos trabajadores de las compañías, que afirmaron en voz alta que sus empresarios eran todavía peores que los directivos de Navantia. Tras la asamblea, retornamos a la factoría.
Aunque no hubiese estado de más el haber entrado en el local donde esperaban los empresarios y haberles dicho cuatro cosas, en cualquier caso lo importante es que esta acción supuso recuperar la movilización después de que en el último período estuviese totalmente abandonada. De hecho, este aspecto había sido planteado por GanemosCCOO en una asamblea general celebrada a finales de septiembre, donde criticamos la falta de respuesta por parte del comité tanto ante la manipulación de la realidad hecha por el PP durante la campaña electoral de las autonómicas gallegas del pasado 25 de septiembre como ante las diversas visitas a Ferrol hechas por el presidente de Navantia en los últimos meses, críticas que fueron compartidas por la mayoría de la plantilla.
Dado que Navantia es una empresa pública, la actual situación política influye de forma determinante sobre cualquier decisión que se pueda tomar sobre ella. Y aunque la gestora del PSOE le vaya a permitir al PP formar gobierno, será un gobierno débil e inestable. Por tanto, es un buen momento para que el movimiento sindical de Navantia aborde en firme la situación de la subcontratación.
En este sentido, hay un documento de la parte social, que está previsto que se empiece a negociar con la empresa el martes 18. Pero, además de esto, también es necesario que desde todas las factorías de Navantia se refuerce la movilización que están llevando a cabo los trabajadores subcontratados de Puerto Real, unificando la lucha en demanda del cumplimiento de los convenios y acuerdos, y exigiendo la inmediata readmisión del compañero despedido en Puerto Real precisamente por destacarse en esa lucha.