Hay que parar la destrucción de puestos de trabajo y la precarización. ¡La lucha contundente es el camino!
El próximo 1 de septiembre se iniciará formalmente el preceptivo mes de consultas entre la dirección de Vodafone España y la representación sindical para tratar del ERE presentado por la empresa el pasado mes de julio, que prevé el despido de 1.300 trabajadores.
El ERE se presenta un año después de que Vodafone haya adquirido y absorbido ONO, su antiguo competidor, por la ingente suma de 7.200 millones de euros. Esta adquisición facilita a Vodafone una nueva oportunidad de despedir trabajadores con contrato fijo y unas condiciones mínimamente dignas, y de intensificar su política de externalización y precarización del mayor número posible de puestos de trabajo.
Llueve sobre mojado
La presentación de este ERE no ha sido una novedad ni para los trabajadores de Vodafone ni para los procedentes de ONO. Ambas empresas son veteranas en esta materia, y unas auténticas expertas en erosionar de forma continua el empleo y los derechos de sus plantillas.
En el caso de ONO, a principios de 2009 se realizó un ERE que acabó con el despido de 988 de los 4.300 trabajadores que tenía entonces en plantilla. Este ERE fue pactado con las direcciones de los dos sindicatos mayoritarios, CCOO y UGT, que, como es habitual en estos casos, presentaron como un logro que el número de despidos fuese menor que los 1.300 inicialmente previstos – supuestamente – por la empresa, y que la indemnización por los despidos fuera de 43 días por año trabajado, en vez de los 38 días ofrecidos por la empresa al inicio del período de negociación.
En cuanto a Vodafone, en el ejercicio 2012 presentó un ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo) de dos semanas de suspensión temporal de contrato para toda su plantilla, complementado con la congelación de sueldos en ese año y su reducción en el ejercicio 2013.
Este ERTE fue pactado con los sindicatos mayoritarios que, de nuevo, volvieron a presentar como un “triunfo” el empeoramiento de las condiciones laborales. Así, la dirección de CCOO recibió con “satisfacción” el ERTE de 2012, ya que permitía “evitar despidos”. Esta visión tan “optimista” fue desmentida apenas un año después al ejecutar Vodafone un ERE en abril de 2013 con afectación de más del 20% de su plantilla, y que supuso 620 despidos, 130 externalizaciones y reducción de salario para 150 trabajadores.
Al igual que ocurrió con el ERTE de 2012, el ERE de 2013 también fue aceptado por los sindicatos mayoritarios. De nuevo, la justificación de los dirigentes de CCOO —que volvieron a aceptar este ERE a pesar de que pisoteaba su declarado propósito de “evitar despidos”— fue que en las negociaciones se habían obtenido “mejoras”: frente a los 650 despidos inicialmente previstos se habían “salvado” 30 puestos de trabajo. La destrucción de 620 puestos de trabajo estables de la plantilla de Vodafone y su sustitución parcial por trabajadores de subcontratas con salarios míseros y con condiciones abusivas no fue considerado por los dirigentes sindicales como un obstáculo para aceptar el ERE. Por el contrario, en su comunicado sobre la firma del ERE los dirigentes de CCOO se mostraban satisfechos por haber acordado con Vodafone las “medidas necesarias para aumentar la flexibilidad, productividad y competitividad de la empresa.”
¡NO al nuevo ERE! La plantilla tiene que movilizarse con contundencia para hacer retroceder a Vodafone
Y ahora, por enésima vez, desmintiendo rotundamente las falsas ilusiones extendidas por los dirigentes de CCOO, Vodafone plantea una nueva oleada de despidos. Envalentonada por la pasividad y mansedumbre demostradas por los dirigentes sindicales, esta vez la multinacional pretende destruir 1.300 puestos de trabajo estables y con condiciones dignas y, como ya es habitual, sustituirlos por trabajadores precarizados y en condiciones laborales pésimas.
Toda la charlatanería de los dirigentes sindicales sobre “salvar empleo” o sobre “incrementar la competitividad de Vodafone” es puro humo, palabras vacías con las que se pretende encubrir el hecho innegable de que Vodafone ha emprendido con paso firme el camino de la destrucción de empleo estable y ha apostado con decisión por el recurso a la utilización masiva de los recursos laborales más baratos que puedan encontrarse en el mercado mundial.
Esta política salvaje de destrucción radical de cualquier derecho laboral no solo afecta a los trabajadores de la plantilla actual de Vodafone. También los trabajadores de los servicios externalizados —por ejemplo los del antiguo Departamento de Informática de Vodafone España transferidos a IBM hace 8 años— llevan meses sufriendo despidos debido a las presiones de Vodafone para que los servicios de IBM se presten desde la India y así abaratar al máximo su coste.
Ante esta situación, no puede admitirse un nuevo intento de “negociación” que acabe, otra vez, con la aceptación resignada de una nueva tanda de despidos. Firmar un nuevo acuerdo con Vodafone para reducir puestos de trabajo solo puede conducir, como la experiencia ha demostrado irrefutablemente, a seguir profundizando en la destrucción de empleo fijo y, por tanto, a colaborar con Vodafone en su indisimulado intento de extender la precariedad entre sus trabajadores.
La función de un sindicato de clase como CCOO no es convencer a los trabajadores de que deben aceptar “el menor de los males”. Su función tiene que ser ayudar a los trabajadores a organizarse y luchar contra los intentos patronales de volver a las situaciones de explotación propias del S. XIX. De modo que no hay excusa alguna para que los dirigentes de CCOO en Vodafone no proclamen, alto y claro, que no van a aceptar la destrucción de un solo puesto de trabajo más, y que van a luchar incansablemente contra la precarización del trabajo en una empresa con beneficios millonarios como es Vodafone.
Tomando la decisión de luchar firmemente por la retirada total del ERE, los trabajadores y trabajadoras de Vodafone no estarán solos. Otros muchos trabajadores a lo largo del Estado español están en una situación similar, una situación que ofrece una valiosísima oportunidad de coordinar y unificar las luchas y asestar todos juntos un golpe contundente a la Patronal que les impida seguir destruyendo a su conveniencia las condiciones laborales y los derechos que tantos años y tanto esfuerzo ha costado conseguir. Naturalmente, los afiliados y afiliadas de CC.OO. que nos hemos agrupado en la corriente GanemosCCOO para recuperar las señas históricas de identidad de nuestro sindicato estaremos codo con codo con nuestros compañeros y compañeras de Vodafone para, con el esfuerzo de todos, echar abajo este inaceptable ERE.
¡EL PUESTO DE TRABAJO NO SE VENDE, SE DEFIENDE!
¡NI UN DESPIDO MÁS EN VODAFONE Y ONO!
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Un breve apunte sobre las circunstancias económicas del ERE:
A pesar de que Vodafone, en uno de sus comunicados oficiales, hace referencia a "la caída de ingresos y de ebitda de ambas compañías en los últimos años” y a la “fuerte inversión en redes de nueva generación”, los datos económicos del último ejercicio –que ya incluyen la adquisición de ONO- desmienten cualquier tipo de evolución negativa que pudiese explicar la supuesta “necesidad” de despedir al 22% de la plantilla.
El resultado bruto de explotación –el famoso “ebitda” en sus siglas en inglés- del ejercicio 2014 (que comprende el período entre el 1 de abril de 2014 y el 31 de marzo de 2015) fue de 783 millones de libras (1.077 millones de euros) frente a los 787 del ejercicio anterior. Efectivamente, Vodafone no miente. No puede negarse que el ebidta ha caído. Pero lo que Vodafone no dice es que esa caída, de apenas 5,4 millones de euros (un 0’5% de reducción) es una minúscula gota de agua frente a los 68 millones de euros que pensaban repartirse los tres máximos directivos de ONO. Vodafone nos insulta si pretende convencer a alguien que una caída de su resultado de explotación equivalente a la cuarta parte de la gratificación anual de un solo directivo puede “justificar” el despido del 22% de la plantilla.
Lo que si se redujo de forma notable fue el compromiso de inversiones de Vodafone para el período 2014-2017. El muy publicitado objetivo de llevar la fibra a seis millones de hogares se ha esfumado, y en su lugar se anuncia un objetivo más modesto de tres millones de instalaciones, que son, precisamente, las ya disponibles después de la adquisición de ONO. Es decir, que en lugar de invertir en crear, extender o mejorar la infraestructura de las comunicaciones —que muestra enormes deficiencias en muchas zonas, como bien saben los sufridos clientes de Vodafone— la multinacional ha dedicado sus enormes beneficios a puras operaciones financieras, y encima pretende que estas operaciones se paguen a costa de los salarios y los derechos de sus trabajadores.