La desconvocatoria de la manifestación del domingo 27 es un nuevo balón de oxígeno para Ayuso

Hay que echarlos con una HUELGA GENERAL

Este jueves 23 de septiembre la policía ha cargado violentamente contra los vecinos y vecinas de Vallecas en Madrid. Una actuación represiva inaceptable, que se produce tras las impresionantes movilizaciones del pasado domingo, cuando decenas de miles de jóvenes y de trabajadores tomamos las calles de los barrios y localidades obreras de la Comunidad de Madrid.

Usera, Carabanchel, Villaverde o Vallecas se convirtieron en un clamor contra los confinamientos clasistas, los recortes y privatizaciones que han destruido nuestra sanidad pública, nuestros colegios e institutos, y los servicios sociales. Una demostración de fuerza que puso de relieve el potencial que existe para echar a la derecha, y el aislamiento y debilidad de Díaz Ayuso y sus socios, Cs y Vox.

Lamentablemente, al día siguiente, Pedro Sánchez acudió a la Puerta del Sol legitimando la actuación de esta reaccionaria y avalando esta política de confinamientos clasistas que no resuelve nada, y no está impidiendo el crecimiento exponencial de los contagios, de los ingresos hospitalarios y los fallecimientos. Tal y como han señalado numerosos expertos, la única medida que podría empezar a frenar la expansión de la pandemia sería un confinamiento en toda la CAM, pero esto choca directamente con los intereses de los grandes empresarios. Por eso mismo se confinan únicamente los barrios obreros, pero garantizando que las y los trabajadores seguiremos acudiendo a nuestros puestos de trabajo a producir beneficios para la patronal.

Hay que impulsar la movilización más contundente

Al tiempo que Pedro Sánchez en nombre del Gobierno de coalición daba este espaldarazo a Ayuso, las principales fuerzas de la izquierda parlamentaria y sindical en la CAM, PSOE, Unidas Podemos, Más Madrid, CCOO y UGT junto a la FRAVM, publicaban un manifiesto que, por sorprendente que pueda parecer, no pedía la dimisión de Ayuso y de su Gobierno, y llamaban a celebrar una cadena humana desde Cibeles a Sol este domingo 27.

Pocas horas después el PSOE se descolgaba públicamente de la convocatoria e, inmediatamente, Unidas Podemos y los grandes sindicatos seguían el mismo camino. Para cubrir con una hoja de parra esta maniobra desmovilizadora, mandaron un mensaje a diferentes organizaciones y movimientos sociales proponiendo concentraciones reducidas a 50 personas en seis puntos de la ciudad, de las que no harían publicidad alguna según este mensaje. ¿De verdad que esta es la forma de luchar contra Ayuso y la derecha en la CAM? ¿Es así como podemos echar a aquellos que han destruido nuestros barrios y arrasado con la sanidad pública? No, compañeras y compañeros. Esta estrategia es un completo error, y solo beneficiara a Díaz Ayuso y a la derecha.

Alegar, para justificar esta decisión, la expansión incontrolada de la pandemia, carece de sentido. Las y los trabajadores de muchos de los barrios obreros que hemos sido confinados nos seguimos viendo obligados a coger el metro y un transporte público masificado para acudir a trabajar. Y luego además volvemos a nuestras casas para encerrarnos. Si la pandemia se está expandiendo, si volvemos a estar como en marzo, y si el sistema sanitario y los hospitales amenazan con colapsar, solo nos queda luchar para exigir medidas y recursos que salven nuestra salud y nuestras vidas.

En realidad esta desconvocatoria obedece a otros motivos. La posibilidad de que el domingo hubiera en Sol una movilización de decenas de miles de trabajadores con sus familias, de jóvenes, de pensionistas y parados, entraba en contradicción con la estrategia de unidad nacional diseñada por Sánchez, y que se puso de manifiesto en la bochornosa rueda de prensa con Ayuso. Esta desconvocatoria, decidida desde Moncloa, refleja el miedo a que la respuesta de los vecinos y vecinas de Madrid desborde con su acción directa la estrategia política del PSOE, y que lamentablemente acepta en los hechos Unidas Podemos.

El Gobierno de Ayuso supone una amenaza para los barrios obreros y para la salud de la población. Sus políticas han convertido Madrid en el epicentro de la pandemia, arrinconaron a nuestros mayores en residencias que se convirtieron en mataderos, porque estaban privatizadas y saqueadas. Ahora los confinamientos clasistas no van a resolver el colapso de los centros de Atención Primaria, la saturación de los hospitales, la masificación en las aulas, y que el transporte público se inunde por la lluvia. Por eso mismo hay que echar a este Gobierno de pesadilla, para tomar el control sobre todos esos recursos y empezar a reconstruir nuestra sanidad pública y dignificar nuestros barrios.

En estas condiciones el Gobierno PSOE-UP debería intervenir la CAM, y nacionalizar todos los recursos de la sanidad privada para colocarlos al servicio de las necesidades de la mayoría de la población.

Es necesario continuar la lucha, continuar lo que comenzó el domingo en los barrios obreros de la capital. Ahora amenazan con nuevos confinamientos, pero por supuesto solo en los barrios más humildes, donde vivimos hacinados los trabajadores, donde padecen redadas racistas nuestros hermanos inmigrantes a los que Ayuso criminaliza responsabilizando de la pandemia.

Es necesario que las principales organizaciones de la izquierda madrileña, Unidas Podemos, Más Madrid, los sindicatos CCOO y UGT, y la FRAVM rectifiquen su política y exijan con claridad y contundencia la dimisión de Díaz Ayuso y su Gobierno. Algo que debe ir acompañado de un calendario contundente de movilizaciones, y de la convocatoria de una huelga general en toda la Comunidad de Madrid.

Si queremos tumbar a esta reaccionaria y su Gobierno, hay que hacerlo mediante la lucha, en las calles, y no mediante apelaciones constantes a Ciudadanos, que defienden exactamente lo mismo que el PP.

No solo sufrimos las consecuencias de la pandemia sino una crisis económica devastadora. Mientras nuestros barrios se llenan de colas del hambre, pobreza y desempleo, los bancos, los grandes monopolios y los políticos a su servicio siguen haciendo negocios fabulosos. Intentan hacernos creer que la pandemia es igual para todos, ¡pero no es cierto! Nosotros, la clase obrera, ponemos los muertos, mientras ellos continúan amasando beneficios.

El domingo pasado pudimos ver de lo que somos capaces las y los trabajadores y la juventud obrera, pero para que esa fuerza potencial se transforme en un movimiento capaz de derrotar a la derecha, no nos queda más remedio que organizarnos y luchar con un programa que confronte realmente con los grandes poderes económicos, no que se subordine a ellos.

Es el momento de la movilización, es el momento de la organización.

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