Los trabajadores de Navantia llevamos más de dos años sin convenio. Tras el contundente rechazo en el referéndum del pasado verano a la propuesta de la empresa, unas elecciones sindicales en octubre[1] de 2023 que pusieron fin a la hegemonía sindical que CCOO mantenía desde el final de la dictadura (en la ría ferrolana CGT aumentó sus delegados a cuatro, y CIG y MAS, sindicato corporativo, lideran los comités), y muchos meses de desmovilización, las negociaciones se han retomado en el mes de abril.

Entretanto la empresa sigue aplicando por la vía de los hechos las políticas de recortes que le interesa y el malestar entre las plantillas, especialmente de las incorporaciones que se han producido en los últimos años, es creciente. Por eso desde la CGT seguimos planteando la necesidad de un plan de movilizaciones contundente y sostenido en el tiempo que, sobre la base de la confrontación con la empresa y el Gobierno, tenga como objetivo revertir el proceso de empobrecimiento al que estamos siendo sometidos.

25 años perdiendo poder adquisitivo

En los últimos 25 años hemos sufrido una pérdida de poder adquisitivo, respecto al IPC, del 15% (más de 4.000 euros al año para cada trabajador). A esto se suma que en el último convenio, defendido como un gran convenio por parte de CCOO, se produjo un nuevo punto de inflexión:

  • Se estableció una doble escala de derechos en función de la fecha de entrada en la empresa (antes o después de la firma del convenio en 2018) o del grupo profesional al que se pertenece. Además, se establecen niveles salariales de entrada para las nuevas incorporaciones que suponen el robo de entre 13.000 y 22.000 euros durante los 4 años de permanencia en estos niveles.
  • Se desmontó el sistema de promociones que teníamos y desaparecieron derechos tan importantes como la asimilación que, al garantizar un ascenso cada 8 años, evitaba jubilaciones con salarios de miseria.
  • Se formalizaron recortes más propios de una empresa latiguera que de una empresa pública, como el no pago de horas extra al grupo profesional de Técnicos Superiores.

La disparidad entre lo que necesitamos los trabajadores para revertir este proceso de empobrecimiento y lo que ofrece la empresa es abismal. Para hacernos una idea, solo la recuperación de poder adquisitivo implicaría un incremento de unos 30 millones de euros en masa salarial anual para todo el grupo, mientras que el global que la empresa está dispuesta a gastar en todo el convenio apenas llegaría a los 15 millones. Respecto a las masas salariales anteriores a 2018, Navantia se está ahorrando solo en la factoría ferrolana más de 30 millones de euros anuales, y en todo el grupo más de 70 millones.

Un empobrecimiento tan evidente no cae del cielo, es el resultado de décadas de ataques por parte de los diferentes gobiernos, tanto del PP como del PSOE. La realidad es que gobierne quien gobierne los salarios y los derechos retroceden.

Pero también es el resultado del papel sumiso y subordinado de los diferentes comités ante los intereses de la empresa. De hecho, en esta negociación lo estamos viendo otra vez: por un lado se aprueba una plataforma reivindicativa que significa un incremento drástico de las masas salariales pero, por otro, se asumen las limitaciones de incremento de masas salariales que propone la empresa, y por eso desde los comités solo se habla de pluses y conceptos con un pequeño impacto en las masas salariales, y nunca se dice nada sobre recuperación de poder adquisitivo, un sistema de promociones con asimilaciones, eliminación de los niveles de entrada con carácter retroactivo, etc.

Ante la cerrazón de la empresa solo cabe más contundencia

Esta subordinación, en la práctica, de los comités a los intereses de Navantia también se ve en la estrategia desmovilizadora que, en los hechos, permite que en estos dos años largos sin convenio la realidad en las factorías de Navantia sea de absoluta normalidad productiva. Por ejemplo, el programa de construcción de las nuevas fragatas para la marina española —que se producen en Ferrol— va con adelanto.

En este contexto, a la vuelta de Semana Santa el comité intercentros propuso un calendario de movilizaciones de mínimos que llegaría hasta mediados de mayo, y que en las asambleas generales de Ferrol y San Fernando decidimos ampliar con algunos paros y manifestaciones. Para el caso ferrolano, se decidió ampliar con el bloqueo del acceso a las instalaciones (tanto de la principal como de auxiliares) dos días (4 horas cada uno) y un encierro de 24 horas de la plantilla principal dentro de las instalaciones.

La CGT en la factoría de Ferrol hemos propuesto en varias asambleas generales un calendario de movilizaciones alternativo con medidas de no colaboración que en la práctica paralizarían la actividad en los astilleros, como el retorno de todos los desplazados a otros centros de trabajo o un paro de 5 horas diarias en cada turno durante una semana, que también paralizaría la producción durante esa semana. Y aunque esta propuesta no salió adelante tuvo un apoyo significativo. Además, durante el encierro de 24 horas realizamos una asamblea por la tarde para analizar a fondo las claves del convenio desde una perspectiva combativa.

Cumplido este calendario no hay avances y la empresa sigue sosteniendo esencialmente la propuesta rechazada por los trabajadores el verano pasado, más allá de la concreción de recortes que estaban en el aire (como su propuesta de promociones). Es decir, como el año pasado el resultado de las tácticas dilatorias provoca que nuevamente estemos a un mes de las vacaciones sin haber realizado unas movilizaciones que estén a la altura de la plataforma reivindicativa.

Por eso, desde la CGT estamos planteando la necesidad de intensificar las movilizaciones en la línea de confrontar con quienes nos quieren pobres y retrocediendo en derechos: la empresa y el propio Gobierno del PSOE-Sumar. De una parte, afectando más duramente a la producción con medidas de no colaboración y paros más contundentes y, de otra parte, realizando movilizaciones que confluyan con otros colectivos de trabajadores en lucha, empezando por unificar la lucha por el convenio de Navantia con las reivindicaciones de nuestros compañeros de la Industria Auxiliar.

 

[1]Elecciones sindicales en Navantia: el voto a la CGT aumenta con fuerza


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