La huelga de la plantilla de Acerinox de Los Barrios (Cádiz), iniciada el pasado 5 de febrero contra el continuo deterioro de sus condiciones laborales, sigue adelante con fuerzas renovadas, superando las presiones empresariales, la represión policial y la descarada intervención del Consejo Andaluz de Relaciones Laborales (CARL), un organismo dependiente de la Consejería de Empleo del Gobierno andaluz, que presentó una propuesta de “mediación” que recogía sin disimulo alguno las propuestas de la empresa.

El pasado jueves 16 de mayo la plantilla votó la aceptación o rechazo de esa propuesta del CARL. Con una participación del 96%, el resultado fue un rechazo abrumador a esta propuesta y un apoyo masivo a continuar una lucha que se ha convertido en un ejemplo y una referencia para toda la clase trabajadora.

Como explicamos en la nota publicada con motivo de la concentración de la plantilla de Acerinox ante la sede central de la empresa en Madrid, las demandas de las y los obreros de Acerinox son las mismas que exigimos millones de trabajadoras y trabajadoras a lo largo del Estado español: recuperación del poder adquisitivo de los salarios, muy deteriorado por las subidas de precios de los últimos años, y mejora de las condiciones laborales.

Acerinox, como la inmensa mayoría de las empresas españolas, han acumulado beneficios enormes en los últimos años y pretenden continuar esa espiral de ganancias mediante la degradación de las condiciones de trabajo de sus plantillas. Esa política regresiva de la empresa se impuso durante años sin lucha gracias a la actitud claudicante de los dirigentes de CCOO y UGT que, poniendo la llamada “paz social” por encima de los intereses más básicos de los trabajadores, aceptó retroceso tras retroceso, hasta que los trabajadores, hartos de tanto sacrificio que solo servía para engordar los bolsillos de la familia March y otros grandes accionistas, eligió a unos nuevos representantes sindicales combativos, organizados en la Asociación del Trabajadores del Acero, que si están dispuestos a encabezar a lucha hasta el final, como se comprueba en esta entrevista a José Antonio Gómez Valencia, portavoz del Comité de Huelga.

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Hay que organizar una huelga general en Cádiz contra la precariedad. Si permitimos que se degraden las condiciones de un sector de la clase obrera ese empeoramiento nos alcanzarán a todas y todos los trabajadores. 

¿Y qué hace el Gobierno ante esta lucha?

Todo el discurso “progresista” del Gobierno de coalición PSOE-Sumar queda al desnudo ante su completa indiferencia frente a la lucha de la plantilla de Acerinox. Si algo ha hecho el Ejecutivo ha sido ayudar a la empresa con sus medidas represivas, incluyendo detenciones e imputaciones exprés a trabajadores. La ministra de Trabajo y vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, no ha tenido ni una sola palabra de apoyo a esta huelga ejemplar. Díaz no se cansa de proclamar, sobre todo en campaña electoral, que hay que reducir la jornada laboral, que “hay que acabar con ese 'no me da la vida'”, pero no ve inconveniente en que la dirección de Acerinox quiera extender la disponibilidad de la plantilla hasta un punto en el que la vida familiar de los trabajadores y trabajadoras queda gravemente amenazada.

El discurso social del Gobierno vuelve a demostrar que no es más que un montón de palabras vacías, combinadas con algunas migajas que les permiten, de cuando en cuando, revestirse de un aura de izquierda. El avance de la precariedad en la gran industria, como es el caso de Acerinox, pone al descubierto el verdadero alcance de la tan cacareada “reforma laboral” de Yolanda Díaz: maquillaje y cambios jurídicos superficiales que no solo no frenan sino que impulsan – por ejemplo, a través de la nueva regulación de los fijos discontinuos – la precariedad y la degradación de las condiciones de trabajo.

Nada podemos esperar de este Gobierno y sus promesas vacías. Solo la lucha decidida y firme, como la que han emprendido las compañeras y compañeros de Acerinox, apoyados por sus familias y vecinos, puede servir para mejorar las condiciones de vida de la clase trabajadora.

¡Hay que extender la lucha a toda la provincia de Cádiz!

La degradación de condiciones contra la que luchan los trabajadores y trabajadoras de Acerinox no son ninguna novedad para el resto de la clase obrera gaditana. Trabajo a turnos que no se compensa, condiciones de trabajo marcadas por la toxicidad y la peligrosidad que tampoco se pagan, salarios que desde 2008 no han ido acordes con el aumento del coste de la vida, exigencia empresarial de plena disponibilidad de la plantilla en sus días de descanso, haciendo imposible la conciliación con una vida familiar digna, etc. etc., son las condiciones habituales de las subcontratas en los astilleros y de las pequeñas empresas del metal y otros sectores de la industria.

Efectivamente, como señalaba en una reciente entrevista[i] José Antonio Valencia, “ya no hay diferencia entre trabajar en la industria o en el sector servicios”. La precariedad es la norma que rige las condiciones laborales en todas partes, y la gran industria, que hace unas décadas tenía unas condiciones laborales dignas, sigue el mismo camino que en su día emprendieron los empresarios de las subcontratas.

Por eso, es imprescindible extender y unificar las luchas, golpear todos juntos al enemigo común: un puñado de capitalistas millonarios que pretender incrementar ilimitadamente sus patrimonios a costa de la vida y la dignidad de millones de trabajadores y trabajadoras. La negociación que ya está en marcha del nuevo convenio provincial del metal de Cádiz es una gran oportunidad para plantear una gran movilización conjunta en toda la provincia. Debemos aprender de nuestra experiencia: si permitimos que se degraden las condiciones de un sector de la clase obrera sin dar una respuesta combativa, finalmente esas condiciones degradadas nos alcanzarán a todas y todos los trabajadores. Una gran huelga general contra la precariedad en Cádiz es el mejor camino para, con la fuerza imparable de la clase trabajadora cuando lucha unida, hacer retroceder las pretensiones abusivas de la patronal.

 

[i] Votación masiva de los 1.732 de Acerinox en Palmones: no al acuerdo, "hay que seguir luchando"


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