Hay que frenar la precariedad y el desmantelamiento de esta empresa pública
El pasado 28 de noviembre los sindicatos CGT, LAB, ELA, SIPCTE, ESK, Intersindical Valenciana y CNT convocaron una huelga general en Correos contra la política de la dirección de la mayor empresa pública del país, que tiene como objetivo convertir al operador postal público en una entidad dedicada exclusivamente a la paquetería y sostener su actividad en base a la sobreexplotación de su plantilla.
Los trabajadores estamos perdiendo a marchas forzadas derechos y poder adquisitivo mientras el deterioro del servicio postal alcanza niveles dramáticos. Lo que era un derecho (el servicio postal) se está convirtiendo en un negocio. Y este proceso está teniendo lugar con el Gobierno PSOE-UP, a pesar de que este se presenta como un firme defensor de los servicios públicos.
La dirección de correos avalada por el Gobierno y las cúpulas de CCOO y UGT profundiza el desmantelamiento de correos
La pasada jornada de huelga general del 28N resultó bastante exitosa sobre todo en las grandes ciudades, a pesar de contar con el boicot activo de CCOO, UGT y de los sindicatos amarillos CSIF y Sindicato Libre (80% de la representación sindical).
El abandono de la defensa de los intereses de los y las trabajadoras de Correos por parte de estas direcciones sindicales realmente no tiene límite. La reciente y miserable subida salarial del 9% en tres años ofrecida por la Dirección (un 3,5 para 2022 y para los dos siguientes cantidades menores con variables dependiendo de la evolución del IPC y el PIB, con lo que realmente con toda seguridad no alcanzaremos ese 9%) ha sido aplaudida por estas centrales sindicales con el argumento de que eso es mejor que la congelación salarial de los años anteriores.
Estos sindicatos se han comprometido a garantizar la paz social obtenida a un escaso precio. La dirección de Correos, en un primer momento anunció que asumiría la formación para las pruebas para el próximo ingreso de nuevos trabajadores (la mayoría en puestos precarios de jornadas incompletas).
Poco después aceptó ceder este caramelo a los sindicatos afines a sus posiciones. Esto se traduce en unos suculentos beneficios para estas organizaciones sindicales, por partida doble: por un lado pingües ingresos obtenidos con la venta de temarios, la impartición de clases particulares orientadas al examen y la obtención de cursos puntuables de una manera desproporcionada respecto a la antigüedad; y por otro lado nuevas afiliaciones, ya que estar afiliado es condición previa para poder acceder a la formación. Abandonan la lucha contra la precariedad y la privatización del servicio postal público, para actuar como academias de formación y obtener recursos para mantener sus estructuras y sus intereses particulares totalmente ajenos a los de la clase obrera.
Mientras tanto la dirección tiene el camino expedito para avanzar con paso firme hacia la absorción de la matriz por la filial Correos Express, para imponer la misma precariedad y sobreexplotación, la norma en esta empresa.
Ya es una realidad que los propios trabajadores y trabajadoras de Correos trabajen todos los días de la semana y durante todas las horas del día con contratos precarios, ¡¡¡la eventualidad se está convirtiendo es una lacra fabricante de trabajadores pobres en una empresa pública!!!
Todo lo contrario que la cúpula directiva recompensada con sueldos insultantes o con el cobro de bonus a cargo de la SEPI por “aminorar las pérdidas”. Pérdidas que son consecuencia de su nefasta gestión.
Baste como ejemplo de su negligencia el reciente y gravísimo suceso de envíos de paquetes con material explosivo que no fueron detectados hasta que llegaron al último eslabón de la cadena de trabajo: la cartera o cartero repartidor.
Poner en peligro la vida de sus trabajadores y los usuarios habla bien del modelo de empresa que se quiere imponer: la que prime el beneficio por encima de todo, es decir, el modelo de las empresas privadas de la logística: relaciones laborales fraudulentas, falsos autónomos, jornadas interminables, trabajadores pobres, servicios penosos.
Hay motivos y tenemos la fuerza suficiente para revertir los ataques, con una movilización contundente
Este pasado 7 de septiembre tuvo lugar una reunión entre los sindicatos convocantes el 28N y la dirección de Correos en la Sede del Servicio Confederal de Mediación y Arbitraje (SIMA), agencia dependiente del Ministerio de Trabajo que dirige Yolanda Díaz.
En dicha reunión la respuesta de la dirección, ante las justas reivindicaciones sindicales, fue auténtico insulto y desprecio al colectivo. Sin ningún tipo de sonrojo se inhibieron de cualquier tipo de responsabilidad alegando su falta de competencias para aplicar medidas para recuperar el poder adquisitivo perdido durante años (un 20% el personal laboral y un 25% el personal funcionario, a lo que hay que sumar la pérdida que representa la última ridícula subida). También argumentaron que no depende de ellos la equiparación de derechos con el resto de trabajadores públicos.
Y esto lo afirma la misma cúpula directiva que si tiene capacidades para despilfarrar dinero comprando aviones que están parados en aeropuertos con el consiguiente pago por estancia. La misma que se adjudica sueldos estratosféricos. La misma que vende a precio de saldo edificios históricos de Correos como el de Valencia con el simple objetivo de aminorar pérdidas y la misma cúpula que en marzo de 2019 solicitó al Gobierno la inclusión de la plantilla de Correos en el Real Decreto de Jornadas Especiales para así desregular nuestra jornada laboral y nuestro régimen de descansos.
Esta actitud despótica y prepotente de una empresa pública cuya obligación es responder ante la ciudadanía como prestadora del Servicio Postal Universal, es mucho más propia del puro estilo de empresa privada que exprime a su mano de obra como si fuesen sus esclavos.
Y resulta aún más escandaloso que esta hoja de ruta tenga el consentimiento del Ministerio y del Gobierno, avalados ambos servilmente por CCOO, UGT, CSIF y Sindicato Libre que no se cansan de repetir que la paulatina privatización de la empresa son delirios alarmistas sin fundamento alguno.
Los motivos para continuar la movilización siguen siendo los mismos. Por eso desde CGT Correos se llama a toda la plantilla a secundar dos días de huelga general los próximos 22 y 23 de diciembre, paros que volverán a producirse el 4 y 5 de enero.
La dirección de la CGT debe confiar en la capacidad de lucha y en la combatividad de la plantilla. Por cierto, esta es la forma de ganar apoyo entre los trabajadores y de incrementar su representatividad con más delegados, etc. El hartazgo de todas y todos los trabajadores al margen de su afiliación sindical es evidente. Lo que hace falta es una organización que plantee una movilización contundente y decidida que llegue hasta el final y con plena confianza hacia el colectivo. Esto elevaría el ánimo y la capacidad de lucha de todas y todos los compañeros. En este sentido CGT tiene una gran responsabilidad.
Todas y todos los trabajadores de Correos somos conscientes de que los ataques que llevamos sufriendo, no van a parar si nosotros no ponemos remedio. Es absolutamente imposible que con un sector postal liberalizado nuestra empresa sea viable. El mundo de la logística está copado por empresas cuyos beneficios residen en la más absoluta precariedad laboral y para una empresa pública, competir con ellas respetando los derechos y las condiciones laborales que existían en Correos, es inviable. Así funciona la economía capitalista.
En este momento la mayoría de las y los trabajadores de la empresa somos personal laboral, cuando los funcionarios lleguen a desaparecer los ataques arreciaran y nuestra única protección reside en la organización consciente. Pretenderán imponernos convenios plagados de retrocesos mientras van fusionando la empresa matriz con la filial privada Correos Express. La eventualidad y precariedad aumentarán exponencialmente. De hecho la existencia de Correos Express, auténtico caballo de Troya, es el mejor ejemplo del proceso privatizador que tienen preparado desde hace mucho tiempo entre empresa, Gobierno, con la permisividad manifiesta de los sindicatos firmantes de todo tipo de retrocesos.
En nuestras manos está la solución a través de la organización y la movilización. La lucha en defensa de los servicios públicos, como la rebelión de los trabajadores sanitarios en Madrid, marca el camino. Miles y miles de empleados públicos han dicho basta y se han lanzado a la calle. La convergencia con todas y todos estos compañeros debe de ser una absoluta prioridad.
Nuestra incorporación a este movimiento tiene una importancia extraordinaria. Somos decenas de miles y controlamos un sector estratégico que puede paralizar el país entero. Tenemos la capacidad a través de una movilización contundente y prolongada en el tiempo de provocar el pánico en la clase dirigente únicamente preocupada en beneficiar a las empresas privadas a costa de vender nuestros servicios públicos. La solidaridad de nuestra clase está totalmente asegurada porque nuestra lucha es la de todos y todas las trabajadoras.
Años y años de ataques a lo público para que paguemos su crisis tienen que acabarse y el papel de nuestra enorme plantilla puede y debe de jugar un papel decisivo. Sobra fuerza compañeras y compañeros.
¡¡¡El 22 y 23 de diciembre, todas y todos a la huelga!!!
¡¡¡Correos no se vende, se defiende!!!