¡Por una Huelga General en la CAM!
Es un auténtico terremoto político. Mucho más de medio millón de trabajadoras y trabajadores venidos de los barrios obreros y de las ciudades del sur de la comunidad madrileña hemos inundado las calles del centro de la capital para clamar contra Ayuso y su plan para destruir la sanidad pública.
Una expresión de fuerza de la clase obrera, que ha partido desde abajo, desbordando y denunciando también a la burocracia sindical y sus pactos podridos con la dirigente ultraderechista del PP, y que es la recompensa al tesón y la determinación de los sanitarios madrileños y de decenas de asambleas de barrio por la sanidad pública, que han impulsado una movilización histórica.
Está riada humana es también una respuesta a todos los escépticos que permanentemente cargan con su mantra de que la gente no se mueve y no vota bien. ¡Qué lección más poderosa para los charlatanes! Aquí se ve que cuando los trabajadores entienden que hay una convocatoria sería, bien organizada, por objetivos claros y dispuesta a llegar hasta el final, la respuesta es positiva y clara.
No han sido los discursos ni la cháchara lo que ha puesto contra las cuerdas a esta ultraderechista, sino la lucha masiva en las calles, mediante la acción directa, la única forma efectiva para combatir a Ayuso, su chulería, y sus recortes y privatizaciones.
Una manifestación organizada por las Asambleas de los pueblos y barrios de Madrid, por los movimientos sociales, la izquierda combativa y por sindicatos como CGT, AMYTS y MATS, que ya están impulsando paros y huelgas en la sanidad pública, y que no solo supone un duro golpe contra Ayuso y la derecha, también contra los dirigentes sindicales de CCOO, UGT y SATSE, que hace una semana firmaban un vergonzoso pacto con la Consejería de Sanidad avalando su nuevo plan de ataques a las urgencias extrahospitalarias. Una pacto que finalmente han tenido que romper fruto de la enorme indignación y presión de miles de sanitarios, activistas y usuarios.
Esta manifestación monstruo pone en evidencia que sí tenemos fuerza, una enorme fuerza, cuando se pone sobre la mesa una alternativa coherente. La arrogancia de Ayuso y sus constantes provocaciones, junto a un plan que ha llevado a los centros de salud al borde del colapso, ha sido la gota que ha colmado el vaso.
Ahora, tras esta impresionante manifestación, es necesario redoblar la presión, comenzando por extender las huelgas al conjunto de la sanidad madrileña, celebrando asambleas masivas en hospitales y centros de salud y constituyendo comités de huelgas con trabajadoras y trabajadores de la sanidad y vecinos de los barrios, y cuestionando unos servicios mínimos que supone en la práctica eliminar el derecho a huelga de miles de trabajadores. Los servicios mínimos tenemos que acordarlos los propios trabajadores, que sabemos qué es qué no es esencial y urgente.
Por otro lado, la defensa de la sanidad pública frente a esta hecatombe a que nos condena Ayuso, nos atañe a todas y todos los trabajadores, jóvenes y vecinos y vecinas de Madrid. Por eso mismo es necesario plantear la convocatoria ya, cuanto antes, de una Huelga General en toda la Comunidad de Madrid, en defensa de una sanidad y educación públicas y de calidad, de todos los servicios públicos, para acabar con Ayuso y su Gobierno reaccionario.
En este sentido, los dirigentes de CCOO y UGT, y de la izquierda parlamentaria, de Más Madrid y UP, deben abandonar su estrategia completamente fracasada de desmovilización para garantizar la paz social. Las miles de declaraciones, ruedas de prensa y discursos parlamentarios no tienen efecto alguno sobre Ayuso y su Gobierno. El único lenguaje que conoce esta reaccionaria es el de la fuerza mediante la movilización masiva en las calles y las huelgas militantes y combativas.
Es hora de pasar de las palabras a los hechos, de los discursos a la acción, como la movilización que hemos vivido hoy demuestra. Si los cientos de miles que hoy hemos ocupado las calles vamos a la huelga general, Madrid quedará paralizado. Como ya vivimos con el 15M, con las Marchas de la Dignidad y las Mareas, cuando la juventud y la clase obrera nos ponemos en marcha, la derecha y la reacción se vuelven impotentes. ¡Ese es el camino! ¡Así sí podremos vencer!