La huelga indefinida convocada en TMB Autobuses, la empresa municipal que gestiona los autobuses de Barcelona, se ha desconvocado tras un preacuerdo de la empresa con la mayoría de los sindicatos que participaban en la negociación del convenio.

 

UGT, SIT, CGT y CCOO han apoyado la firma del convenio, mientras que ACTUB, el sindicato que alcanzó gran relevancia por su combatividad en la huelga de autobuses de 2016 se ha opuesto tajantemente.

Los sindicatos firmantes, especialmente CGT, lanzaron inmediatamente las campanas al vuelo, proclamando que la plantilla de TMB iba a conservar el poder adquisitivo de sus salarios, algo que, si fuera así realmente, sería un acontecimiento extraordinario, sobre todo si se tiene en cuenta que la inflación de este año ya sobrepasa el 10%.

Pero la lectura detallada del preacuerdo no da pie, en modo alguno, a tan desbordante triunfalismo. Unido a esto, el confuso desarrollo de las asambleas en las que las trabajadoras y trabajadores de la TMB debían debatir y aprobar o rechazar el preacuerdo tampoco permite que desde Sindicalistas de Izquierda podamos celebrar esta firma como un claro triunfo. Sin minusvalorar todo lo alcanzado, creemos que la división creada en la plantilla, en gran parte a causa de los métodos utilizados por los sindicatos favorables al acuerdo para conseguir que este se aprobase a toda costa, debilitan la capacidad de lucha de la plantilla de TMB Autobuses y dan bazas a la empresa para imponer peores condiciones laborales en los próximos años.

Las asambleas sin recuento de votos no son democráticas y arrojan sospechas de fraude

La plantilla de TMB Autobuses fue convocada a dos asambleas, una en horario de mañana y la otra en horario de tarde, para debatir y votar la aceptación final del acuerdo.

La asamblea de la mañana rechazó claramente el acuerdo, con 223 votos en contra y 199 a favor. Pero en la asamblea de la tarde no hubo una votación formal ni recuento de votos. Desde la mesa de la asamblea se pidió que los partidarios y contrarios al acuerdo se agrupasen en lados opuestos de la sala y, a ojo de buen cubero, los miembros del Comité de Empresa decidieron no solo que la mayoría estaba a favor, sino que esa mayoría favorable al convenio en la tarde superaba, sin necesidad de contar los votos, a la mayoría contraria al acuerdo expresada en la asamblea de la mañana.

Entra dentro de lo posible que de verdad hubiese una clara mayoría a favor del acuerdo, pero entonces ¿por qué motivo la mayoría del Comité se negó a contar los votos? ¿No hubiera sido más correcto seguir el mismo procedimiento utilizado en la asamblea de la mañana y contar escrupulosamente los votos?

Actuando como lo han hecho, la mayoría del Comité ha arrojado dudas sobre la limpieza de la votación, dudas acrecentadas por el hecho de que, debido al peculiar procedimiento de voto utilizado en la asamblea de la tarde, no pudo comprobarse si algunos de los presentes ya habían ejercido su voto en la asamblea de la mañana.

Estas dudas solo van a servir para sembrar la división y el desánimo en la plantilla, algo que podría haberse evitado si se hubiesen respetado los procedimientos democráticos que deben regir en las asambleas de trabajadoras y trabajadores.

¿Se mantiene el poder adquisitivo en el preacuerdo?

CGT, el sindicato que ha dado, hasta el momento, la más completa explicación del preacuerdo asegura que “hemos avanzado en una reivindicación fundamental como era la no pérdida del poder adquisitivo”.

Para ilustrar esta supuesta “no pérdida de poder adquisitivo”, CGT presenta el caso de los trabajadores del nivel 6, cuyas retribuciones subirían desde un 6,11% para un trabajador sin antigüedad hasta un 10,49% para un trabajador con una antigüedad de 36 años.

Es cierto que pocos convenios han alcanzado un incremento salarial del 6,11% para 2022, pero es innegable que aun así, esto significa la pérdida aproximada de 4 puntos de poder adquisitivo, dependiendo de cómo evolucione la inflación hasta final de año.

Solo este hecho aconsejaría moderar el triunfalismo y, en su lugar, proporcionar una explicación real y sobria a la plantilla de lo conseguido y, por encima de todo, proponer la estrategia necesaria para recuperar lo perdido que, como hemos explicado en nuestro anterior artículo sobre esta huelga, pasa por extender la lucha y ganar el apoyo de toda la clase obrera barcelonesa.

Pero además de perder poder adquisitivo, los números que proporciona CGT difieren enormemente de lo recogido en el texto del preacuerdo, que su artículo 9 establece que:

“Con efectos 1 de enero de 2022 se incrementa la masa salarial en un 3,5% modificando el precio de la manera siguiente:

  • Incremento del salario base 777,30 euros anuales
  • Antigüedad 5% del salario base (antes era el 4%)
  • Prima por cambio de día trabajado 118, 61 euros”

¿Cómo se llega entonces desde el 3,5% a las subidas anunciadas por CGT? Pues básicamente incluyendo en el salario de 2022 dos conceptos que no figuraban como tales en 2021, en una operación de “contabilidad creativa” que, lejos de ayudar, dificulta la comprensión de lo verdaderamente conseguido en el preacuerdo.

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Trabajadores de los autobuses de Barcelona aprobando las masivamente movilizaciones que llevaron a cabo el pasado mes de septiembre. 


El primero es la consolidación en nómina a partir de 2022 de la prima variable según objetivos que antes se cobraba en febrero. Esta consolidación, acordada en mayo de este año, asegura que todo el mundo cobrará el importe total de la prima, que asciende a 600 euros, con independencia del cumplimiento o no de objetivos. Sin duda esta consolidación es una victoria para los trabajadores de TMB Autobuses, pero no es correcto considerar la totalidad de esos 600 euros como un incremento salarial neto.

El segundo concepto es la inclusión en las retribuciones de 2022 de 610 euros resultantes del acuerdo firmado el 25 de febrero en relación con el pago de los atrasos del Complemento Puesto Trabajo. TMB calculó mal los importes de este complemento (por un supuesto “error contable”) entre 2003 y 2019, generando una importante deuda a favor de los trabajadores. Es una victoria que se haya conseguido que la TMB pague ya esta deuda, pero de ninguna forma pueden considerarse estos atrasos como parte del incremento salarial de 2022. Cobrar una deuda es una cosa y un incremento salarial otra muy distinta.

Pero, además, el procedimiento de devolución de esta deuda prevista en el acuerdo es muy confuso y en modo alguno garantiza que esa devolución llegue finalmente a producirse. Como compensación a la deuda se genera para el trabajador una bolsa de hasta 51 días de descanso que se podrán disfrutar desde 2023 hasta la fecha de prejubilación, pero con algunas condiciones. Del 40% de la bolsa individual (20 días como máximo) se podrán pedir hasta 3 días al año. El primero se concederá siempre que no se disfrute en periodo vacacional o en sábado o festivos. El segundo si el índice de absentismo del grupo profesional es inferior al 13%, o si se tiene un absentismo personal de 0% y el de grupo no supera el 13,5%. El tercero si el índice de absentismo es inferior al 10,5%.

Con estas condiciones, es seguro que muchos trabajadores no podrán cogerse todos los días libres de su bolsa. En ese caso, el acuerdo establece que los días que falten por disfrutar se suman al 60% de la bolsa que se guarda para el momento de la prejubilación. En resumen, la devolución completa de la deuda se demorará por largos años y a TMB la habrá salido a cuenta sus supuestos “errores contables”.

Un horizonte de lucha para TMB Autobuses

Con estos datos, desde Sindicalistas de Izquierda queremos destacar  que ha sido la firmeza y determinación mostrada por las compañeras y compañeros de TMB, haciendo que las jornadas de huelga fuesen un rotundo éxito, lo que ha obligado a la empresa a mejorar notablemente su propuesta inicial y lo que les ha permitido conseguir mejoras apreciables, demostrando, una vez más, que la lucha es el único camino posible para mejorar nuestras condiciones laborales. De hecho, desde nuestro punto de vista consideramos que con la fuerza demostrada en esta movilización, si se hubieran convocado nuevas jornadas de huelga se podrían haber arrancado más reivindicaciones a la empresa.

Así mismo, por lo expuesto más arriba, también pensamos que no hay motivos para el triunfalismo. Además de la insuficiencia del incremento salarial para 2022, los incrementos acordados para los tres siguientes años de vigencia del convenio quedan condicionados en el preacuerdo (artículo 13) a los límites máximos que establezcan los Presupuestos Generales del Estado y, en caso de que se superasen, esos incrementos tendrían que recortarse.

Otros puntos del acuerdo también han despertado desacuerdos entre la plantilla. El más importante de ellos es la reivindicación de la consideración como jornada de trabajo del tiempo de desplazamiento entre el centro de trabajo y el punto de relevo. El acuerdo establece una compensación económica por el desplazamiento, pero no se consigue que se considere jornada de trabajo ni que pueda compensarse con descansos.

Por último, otras importantes reivindicaciones de la plantilla de la TMB, como la reducción de la jornada anual de trabajo en 3 días a lo largo de los cuatro años de vigencia del convenio, la eliminación de servicios partidos en fin de semana o la consideración de los despidos improcedentes como nulos no se han conseguido.

Por tanto, ante las trabajadoras y trabajadores de TMB Autobuses se mantiene abierto un horizonte de lucha hasta conseguir todas sus reivindicaciones. La voluntad de lucha demostrada de nuevo en esta huelga es la principal garantía de que pueden conseguirse.


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