Los y las trabajadoras necesitamos recuperar la movilización y el sindicalismo de combate para frenar el desmantelamiento de Correos

Las trabajadoras y trabajadores de Correos llevamos años padeciendo el desmantelamiento de la empresa con el consiguiente deterioro del servicio postal universal y sufriendo continuos ataques a la plantilla que se traducen en la pérdida de derechos laborales y poder adquisitivo. Es un absoluto escándalo que bajo el gobierno de coalición PSOE-UP se esté acelerando el proceso para acabar con el servicio público postal y convertir a la mayor empresa pública del país en una empresa de paquetería lista para ser privatizada y donde el trabajo precario sea la norma.

Tan sólo en los últimos tres años, y a pesar de las convocatorias de empleo, han desaparecido 7.000 puestos de trabajo (de 55.000 a 48.000). La eventualidad, los contratos a tiempo parcial y la sobrecarga de trabajo no dejan de aumentar. La calidad del servicio cada vez es más lamentable, primando por encima de todo la paquetería para lo que no se duda en ordenar a los trabajadores cometer infracciones un día sí y otro también en la prestación del servicio postal universal (falseando la entrega de notificaciones, por ejemplo). En el mundo rural la situación aún es más grave, a pesar de la propaganda de la Dirección presentando a la empresa como un ente vertebrador de la “España vaciada”, la realidad se traduce en un continuo cierre de oficinas, supresión de puestos de trabajo y la imposición a los usuarios de recorrerse decenas de kilómetros para recoger sus envíos postales.

La cuestión es concreta, el servicio postal debe de ser un derecho y no un negocio. Pero tanto la dirección de la empresa como el Gobierno se han posicionado claramente al respecto siguiendo las directrices del informe de la AIReF de julio de 2019 “sobre la evaluación y la prestación del SPU (Servicio Postal Universal)” que concluye que este es deficitario. Para hacer rentable a la empresa el objetivo entonces es el desguace de la matriz, Correos, y paulatinamente ir realizando un trasvase a la filial Correos Express.

El “nuevo modelo de cartería” precariza el trabajo y deteriora el servicio

Para convertir a Correos en una empresa de paquetería similar a SEUR o DHL hay que seguir profundizando en el deterioro del servicio y en los ataques a la plantilla. El último de ellos presentado por la empresa, tras haberlo implantado ya en la atención al cliente y en la logística, se dirige al terreno del reparto con un “nuevo modelo de cartería”, afectando a 30.000 trabajadores (los que llevan físicamente los envíos postales a los domicilios: las carteras y carteros).

El nuevo modelo de distribución que la empresa pretende implantar consiste en suprimir la actual unidad básica de distribución (la sección y el distrito) para aplicar el modelo de Correos Express de áreas y sectores, facilitando así los trasvases de actividad y la sustitución del personal de Correos hacia la filial. La desaparición de las secciones y los distritos representa toda una declaración de intenciones en cuanto al abandono de la función social y pública del servicio, posicionándose claramente por un sistema de distribución tipo “rider”. Las consecuencias de su implantación serán catastróficas tanto para el servicio como para las condiciones de trabajo.

Se destruirán puestos de trabajo, por un lado, por el recorte de contratación, y por otro por la sustitución de la plantilla de Correos Express (la Dirección plantea la desaparición del 25% de las secciones de reparto). Ahora será el grupo de carteros el que asuma las ausencias de los compañeros y compañeras al desaparecer las contrataciones de sustitución y los refuerzos traduciéndose en una sobrecarga de trabajo, y aumentará la flexibilidad laboral con zonas de trabajo mucho más grandes y con menos plantilla.

Los contratos a tiempo parcial en el reparto también aumentarán como ya se ha comprobado en las oficinas y en la logística. Con el nuevo modelo disminuirá el número de carteros y carteras destinados a la prestación del SPU, primando el reparto de paquetería comercial distribuida por Correos Express (o posibles futuras filiales). El cartero y cartera “de siempre” desaparecerá y la rotación en los puestos afectará negativamente a la calidad del servicio postal público.

La política sindical de pacto social nos ha llevado a esta situación.

Basta ya de componendas, necesitamos un plan de lucha serio para frenar esta ofensiva

Si el “nuevo modelo de cartería” representa un gravísimo ataque a la plantilla, no menos lo ha sido la manera de empezar a implantarlo. En la noche del 14 al 15 de diciembre se desmantelaron decenas de carterías. Cuando los trabajadores y trabajadoras de Correos se incorporaron el día 15 al trabajo se encontraron sus carterías sin mobiliario. Se llevaron los casilleros y las sillas, provocando que incluso se tuviese que clasificar el correo sentados en el suelo de las oficinas.

El hartazgo entre la plantilla es enorme, así lo han reflejado el goteo de huelgas y paros en carterías de todo el Estado. Tan sólo en el último año hemos asistido a un rosario de huelgas en numerosas carterías de Madrid, Andalucía, Catalunya, etc., destacando la huelga de más de dos meses protagonizada por las compañeras y compañeros de la UR4 de Sabadell, que han sido el ejemplo más claro de la predisposición a la lucha que existe entre la plantilla de Correos.  Del mismo modo, y reflejando ese hartazgo, la respuesta a los desmantelamientos de carterías del pasado 14 de diciembre no se ha hecho esperar y ha habido plantes, paros, huelgas y concentraciones espontáneas a la puerta de las unidades de reparto. Es esta rebelión de la plantilla, harta ya de aguantar, la que ha metido presión a CCOO y UGT para convocar huelga general estatal para los días 5 y 7 de enero y concentraciones provinciales el día 12.

La agresividad y actitud despótica de la empresa es producto de años de una política sindical de “paz social” y de connivencia total con la Dirección en todos y cada uno de los ataques que hemos sufrido.  Tal y como está planteada esta convocatoria, a nadie se le escapa, que el objetivo de CCOO y UGT, que a pesar de lo que ha caído llevan sin convocar una huelga general desde mayo de 2015, es soltar presión y eludir su propia responsabilidad en la catastrófica situación que atravesamos los y las trabajadoras de Correos. Hubiera sido más efectivo haber convocado la huelga durante la campaña de Navidad en la que estamos inmersos, que es el mejor momento para ejercer la máxima presión. Pese a todo esto, para los y las trabajadoras de Correos retomar la movilización es una necesidad y hay motivos de sobra para ello. Las huelgas protagonizadas el año pasado demuestran que hay una disposición clara a la lucha y que hay una vía abierta para la movilización.

El “nuevo modelo de cartería” que la Dirección quiere imponer ha sido aceptado por CSIF, Sindicato Libre y sorprendentemente por la CIG. CCOO y UGT se han negado a dar su apoyo a este último ataque, conscientes de que esto significaría un enfrentamiento directo contra el hartazgo y malestar de la plantilla, y de ahí la convocatoria de huelga. Acto seguido y como consecuencia de la convocatoria, el Sindicato Libre escandalosamente cambia su postura y convoca otra huelga en días diferentes, una maniobra total de amarillismo sindical que sólo beneficia a la empresa, introduciendo confusión en la plantilla, y boicotea la huelga convocada.

Por su parte la CGT ha llamado a reunirse a las organizaciones sindicales el día 29 para trazar un calendario de movilizaciones. Las direcciones sindicales deben de dejarse de medias tintas y presentar ante la plantilla un plan de movilización contundente y prolongado en el tiempo, que sea aprobado democráticamente en asambleas. Tenemos que extender nuestra lucha de los centros de trabajo a la calle. Las trabajadoras y trabajadores de Correos, la mayor plantilla pública del país, con el control de un sector estratégico se pueden convertir en un referente de lucha para la clase obrera en este contexto de continuos ataques a los sectores públicos.

Esta convocatoria puede y debe significar el inicio de la lucha, pero para ello hay que lanzarla desde los centros de trabajo mediante asambleas democráticas, en las que los y las trabajadoras elaboremos la tabla de reivindicaciones, que obviamente pasa por echar atrás este ataque, pero no puede quedarse ahí. El fin de la temporalidad y de la subcontratación son sólo algunas de nuestras necesidades urgentes. Por otra parte, es imprescindible elaborar desde ya un plan de continuidad de la lucha, con movilizaciones en la calle en un horario en el que pueda participar el resto de la clase trabajadora, afectada directa de este desmantelamiento. Esta es la forma de comenzar de una vez a unificar los distintos conflictos que periódicamente estallan en carterías a lo largo y ancho del Estado y que acaban quedando aislados. La unificación y la extensión del conflicto con acciones que promuevan la solidaridad son claves para hacer que esta movilización marque el final de la catastrófica política sindical de pacto social cuyas consecuencias estamos padeciendo.

 

* Actualización de última hora:

Apenas unas horas después de la publicación de este artículo, la dirección de Correos y las organizaciones amarillas Sindicato Libre y CSIF anunciaban la paralización temporal del desmantelamiento de las carterías.  

A lo largo del día de hoy, 29 de diciembre, podremos comprobar la realidad de esta paralización, pero el solo hecho de su anuncio indica que la dirección de Correos ha tenido que ceder ante la presión de la plantilla.

Pero para que este retroceso de la dirección de Correos no sea solo una pausa temporal en su ataque desenfrenada a las condiciones laborales de las trabajadoras y trabajadores de este servicio público esencial, es necesario mantener las movilizaciones previstas hasta que las asambleas democráticas de las trabajadoras y trabajadores de Correos constaten que efectivamente la reversión del desmantelamiento de la empresa es una realidad. Por eso consideramos un gravísimo error que CCOO y UGT se hayan apresurado a desconvocar las tres jornadas de huelga previstas.

En breve publicaremos una declaración de Sindicalistas de Izquierda sobre la situación de Correos y la estrategia sindical que se necesita para salvaguardar este servicio público y los derechos de su plantilla.

 


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