Paro, despidos y ERE, colas del hambre, subidas inasumibles de los precios de los alimentos, de la luz o del gas, destrucción de la educación, la sanidad y los servicios públicos, esa es la realidad que padecemos la juventud y la clase trabajadora de Euskal Herria.

La supuesta recuperación económica que predican tanto desde el Gobierno Vasco del PNV-PSE como desde el Gobierno PSOE-UP solo lo es para la patronal y los empresarios.

La negativa a derogar las contrarreformas laborales, que han extendido como una plaga la precariedad, o la aprobación de una nueva contrarreforma de las pensiones, rechazada masivamente por el movimiento pensionista, son un buen ejemplo de las nuevas políticas de austeridad que ya estamos padeciendo. Y lo mismo podemos decir respecto a los Presupuestos Generales del Estado (PGE) del 2022, que supondrán, gracias a los fondos europeos, una nueva barra libre de dinero público para multinacionales y grandes empresarios.

Presentar estos PGE como un ejemplo de un “escudo social permanente”, como ha planteado EH Bildu es un error. Avalar unas cuentas que benefician a la patronal no sirve para combatir a la extrema derecha y la reacción, ni a la derecha vasca. No es el momento de aceptar el mal menor negociando en las instituciones. Es el momento de desplegar toda la fuerza de la clase trabajadora en las calles y luchar por una alternativa consecuente.

Cádiz y Tubacex marcan el camino

El levantamiento obrero que hemos visto estas semanas en Cádiz, o la resistencia ejemplar de las y los trabajadores de Tubacex, que ha permitido finalmente tumbar los 129 despedidos, demuestra el camino a seguir para enfrentar la ofensiva patronal. De ahí que Arantza Tapia, consejera de Desarrollo Económico del Gobierno Vasco, saliera a criminalizar la huelga de Tubacex señalando que había hecho un “daño reputacional” al país.

No quieren que cunda el ejemplo. La lucha del metal de Cádiz está teniendo un efecto electrificante tanto en Euskal Herria como en el conjunto del Estado, rompiendo con la estrategia de paz social impuesta por CCOO y UGT, sostenida por UP y la izquierda parlamentaria.

En Euskal Herria hemos comprobado de primera mano como la patronal ha aprovechado la crisis del Covid-19 para dar una vuelta de tuerca a la clase trabajadora. Los ERTE se han convertido en ERE, el despido masivo de eventuales y ataques a las condiciones laborales se han generalizado, al tiempo que los beneficios empresariales crecían exponencialmente.

¡La lucha es el único camino!

Esta ofensiva no se ha quedado sin embargo sin respuesta. Numerosas empresas en Euskal Herria se han lanzado a la lucha, convocando huelgas y manifestaciones, e incluso coordinándose distintos Comités de Empresa para tratar de unificar los conflictos. ¡Este es el camino! Por eso es necesario que la mayoría sindical, que lleva meses anunciando la necesidad de convocar una Huelga General en Euskal Herria, lo haga cuanto antes. ¡Es el momento! ¡Necesitamos golpear todos juntos!

Una huelga general que tiene que tener unos objetivos muy claros:

1) Unificar las luchas de todos los sectores para frenar los despidos y los ataques a nuestros salarios y condiciones laborales. ¡Contra la ofensiva patronal, huelga general!

2) Derogación inmediata de las contrarreformas laborales y de pensiones. SMI y pensión mínima de 1400 euros ¡Basta de palabras, queremos hechos!

3) No a los recortes y la austeridad del Gobierno Vasco PNV-PSE. En defensa de los servicios públicos. ¡No a los PGE! ¡Basta de llenar los bolsillos de la banca y la patronal!

4) Derogación inmediata de la Ley mordaza y de todas las leyes represivas. ¡Basta de criminalizar a las y los que luchamos!

5) Nacionalización de las eléctricas, la banca y los sectores estratégicos. Contra la especulación de la vivienda, expropiación de constructoras e inmobiliarias y creación de un parque de vivienda publica.

6) Por el derecho a la autodeterminación de Euskal Herria y el socialismo.

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