El pasado miércoles 13 de mayo el Diario de Cádiz publicaba un artículo titulado “Navantia retoma todos sus programas en la Bahía mientras sigue negociando la desescalada”, firmado por Alejandro Martín. En él podíamos leer (no sin cierto asombro), lo siguiente:

“Navantia ha implantado un protocolo de seguridad y salud laboral con continuos controles que aseguran que el grado de cumplimiento de dicho protocolo es total. ’Como resultado de estos controles, puede asegurarse que toda la plantilla y empresas colaboradoras están realizando su trabajo con Equipos de Protección Individual dentro de sus instalaciones`, han indicado las mismas fuentes” (las fuentes son, evidentemente, la empresa).

Lo descrito en este párrafo no solamente dista mucho de la realidad, sino que todo parecido con las condiciones en las que los trabajadores estamos realizando nuestra actividad es pura ficción y una ficción que puede ser muy dañina y lesiva para el conjunto de los operarios y por extensión para nuestros familiares y para la población en general.

El papel lo soporta todo, pero otra cosa es trasladar lo escrito a los hechos. Cuando las empresas declaran que “en los tres centros de trabajo de la Bahía y en las instalaciones de Rota se ha realizado una exhaustiva adecuación de puestos de trabajo”, mienten, simple y llanamente.

Entre lo estipulado en el protocolo de seguridad y salud laboral para la reanudación de la actividad de Navantia, y como estamos realizando realmente nuestro trabajo hay un abismo. Las empresas, tanto la principal como las auxiliares, no están dedicando, ni tienen intención de hacerlo, a no ser que los trabajadores presionemos, los recursos necesarios para que los protocolos se cumplan.

Por poner un ejemplo, para evitar las aglomeraciones que todos los días se producen en los vestuarios, es necesario invertir en habilitar nuevos espacios. Además, de nada sirve la supuesta incorporación de forma escalonada al turno, si tras cada tanda de trabajadores no se desinfectan las taquillas y el resto de instalaciones. Nada de esto están haciendo las empresas. De hecho la situación es tan precaria y la falta de material tan alarmante que nos mandan reutilizar las mascarillas durante una semana.

En estas condiciones de poco o nada sirve todo este periodo de confinamiento y de esfuerzo que estamos haciendo sobre todo los trabajadores y nuestras familias. Somos muchos los obreros y particularmente los más precarizados como los que trabajamos en la industria auxiliar, los que además de hacinarnos en los vestuarios, no se nos abastece con material suficiente (mascarillas, guantes, productos desinfectantes, etc) o se nos obliga a trabajar con herramientas que no son desinfectadas con la periodicidad necesaria.

Ya se han detectado algunos casos de positivos Covid-19 a través de test rápidos en los últimos días y se está a la espera de los resultados de los análisis PCR; en estas condiciones en los próximos días y semanas el número de infectados confirmados crecerá sin ninguna duda.

La dirección de Navantia y las empresas auxiliares intentan transmitir la falsa idea de que tienen controlada la situación y que están poniendo todos los medios y recursos para hacer realidad los protocolos y algunos medios de comunicación se limitan a trasladar acríticamente y sin contrastar esta imagen que las empresas quieren difundir.

En el artículo antes citado de El Diario de Cádiz salta a la vista la clamorosa ausencia de declaraciones de algún trabajador con la que quedaría desenmascarado el “mundo feliz” inventado por los asesores de imagen de las empresas.

Con la publicación de este escrito esperamos que este periódico compense la llamativa carencia que adolece la publicación del pasado 13 de mayo.

Los trabajadores exigimos que la reincorporación al trabajo esté condicionada al cumplimiento de forma inequívoca e inmediata del protocolo interno tanto para los trabajadores de la principal como de las auxiliares, así como de las directrices en cuanto a normativa de la evaluación de riesgos y LPRL. Y mientras el reinicio de la actividad se va produciendo de esta forma, las empresas deben abonar el salario íntegro a todos los obreros. No aceptamos que se nos obligue a colocarnos en la falsa disyuntiva de tener que escoger entre salud o trabajo. Los cuantiosos beneficios acumulados por las empresas en todos estos años deben ser utilizados para garantizar nuestros sueldos y nuestra salud.

Los trabajadores y trabajadoras no somos mercancía, que no nos traten como a tal.


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