Entrevista a Fernando, uno de los  cuatro trabajadores encerrados y en huelga de hambre 

El pasado miércoles 13 de mayo, cuatro trabajadores de la empresa EBHI del Musel de Gijón, la segunda mayor terminal de graneles de Europa y la primera de todo el Estado, iniciaban un encierro y huelga de hambre, acompañado de movilizaciones diarias, como medida de protesta contra siete despidos y contra el ERTE presentado por la empresa.

Desde Izquierda Revolucionaria y Sindicalistas de Izquierda, queremos trasladar a los compañeros, y al conjunto de la plantilla en lucha, todo nuestra solidaridad y apoyo a sus justas reivindicaciones, más aún cuando, posteriormente a la realización de esta entrevista, la empresa ha impedido el acceso de los servicios médicos que les hacen seguimiento, así como forzado a uno de estos trabajadores a reincorporarse a su puesto de trabajo, tras varios días sin comer, realizando trabajos físicos con maquinaria pesada y en altura, poniéndole en riesgo a él y a todos sus compañeros.
A continuación la entrevista que realizamos a uno de los cuatro encerrados y en huelga de hambre.

El Militante.- ¿Cuáles son los motivos que os llevan a la movilización?

Fernando.- Todo surge a partir de la crisis del Covid y el estado de emergencia. Estamos hablando de una empresa mayoritariamente pública, que depende del Gobierno del Principado Asturias, que a su vez es del mismo signo político que el Gobierno central, el mismo que insiste en que no se puede permitir que ninguna empresa aproveche esta coyuntura para despedir a trabajadores. Pues bien, lejos de esto, la empresa nos lanza un doble ataque.

En primer lugar nos meten un ERTE de reducción de jornada de hasta el 52% del total anual, que afectaría a los 135 trabajadores de la empresa, y con una duración de veinte meses. Lo hacen además de forma unilateral, con el rechazo de plantilla y comité de empresa. Pretenden que paguemos nosotros, los trabajadores, la reducción de tráficos que hay por el Covid, y además cargando a las arcas públicas el coste del ERTE. La previsión económica que manejan es la de cubrir gastos, pero aprovechan la coyuntura y como hay barra libre, en vez de pedir ocho meses piden veinte. Aunque aún no ha sido autorizado por la Dirección General de Trabajo, el ERTE ya está en marcha.

En segundo lugar, y este es el motivo principal por el que tomamos esta decisión drástica de encierro y huelga de hambre, la empresa aprovecha la coyuntura y nos dice que no va a solicitar la tasa de reposición del sector público aprobada por el Gobierno central, que es del 100%.
Esto es gravísimo porque supone incumplir uno de los puntos del acuerdo de fin de la huelga de siete días que hicimos en 2017. Si no se pide la tasa de reposición máxima no llegamos a esa plantilla mínima por categorías que teníamos fijada y se destruyen siete puestos de trabajo de siete compañeros que ahora son eventuales y tendrían que pasar a indefinidos.

Por los plazos administrativos que implica pedir esta tasa de reposición, en cuanto acabe el estado de alarma solo quedarían diecisiete días, y además con las restricciones que hay ahora mismo para hacer movilizaciones, decidimos empezar a movernos de la manera que consideramos más presión podría hacer a quienes tienen la responsabilidad última de esta situación. En este caso el 68% de EBHI está en manos de la Autoridad Portuaria, empresa 100% pública cuya dirección es nombrada por el Gobierno del Principado de Asturias, así que entendemos que son ellos quienes lo tienen que solucionar ya.

EM.- Venís de una trayectoria de luchas en los últimos años y también de amenazas de privatización. ¿Pensáis que lo que está sucediendo forma parte de un plan más amplio para acabar con la empresa pública?

Fer.- Efectivamente, la última la huelga que hicimos en 2017 fue porque estábamos en una situación crítica, con una plantilla tan reducida que no se podían cumplir los protocolos de seguridad y la carga de trabajo era brutal. Nos plantamos y conseguimos un muy buen acuerdo en el que la empresa se comprometía a hacer un montón de contrataciones, a tener una plantilla mínima, a respetar unos protocolos de seguridad que fueron revisados y hacer una serie de inversiones en la entidad. Eso es justo lo que ahora vemos que pretenden incumplir negándose a solicitar la tasa de reposición, y lo hacen con la orden directa del Presidente de la Autoridad Portuaria de Gijón, Laureano Lourido y el visto bueno de sus responsables políticos, que son quienes nombran a los presidentes de las autoridades portuarias de Gijón y Avilés, el Gobierno del Principado de Asturias, vía Consejería de Industria.
Hace años se introdujo un cambio en la Ley de Puertos por el cual ninguna autoridad portuaria podía ser accionista de ninguna empresa dentro de la autoridad portuaria y por tanto todas aquellas que tuviesen acciones tenían que desinvertir, es nuestro caso.

Mientras gobernó el PP hubo varios intentos de venta de EBHI y el único motivo por el que no se privatizó fue que aquellas ofertas quedaron sin comprador. Luego con la vuelta del PSOE el tema quedó parado, pero seguimos con la espada de Damocles encima porque la Ley de Puertos dice que la autoridad portuaria debe deshacerse de esas acciones, y aunque no habla literalmente de privatización, ya que legalmente el Ayuntamiento de Gijón o el propio Principado bien podrían hacerse cargo, no es algo que esperemos que vaya a suceder.
Por otra parte estamos viendo como en los últimos años esta autoridad portuaria está descapitalizando nuestra empresa, que es su buque insignia, en beneficio de las empresas privadas. En vez de potenciar los tráficos en esta terminal, lo hace en el Muelle Norte, en la ampliación del Musel, entendemos que por dos motivos; para justificar a través de actividad y descargas esa ampliación, que no tuvo justificación ninguna nada más que llenar los bolsillos de algunos, y por otra parte potenciar al sector privado en menoscabo de la empresa pública.

A modo de ejemplo, el año pasado aterrizaba aquí una nueva empresa, que se llama NMR, que es un fondo de inversión suizo, propietario de otras empresas como Vauste en Gijón, que se dedica a la importación de carbón, cribado, mezcla y exportación de este mineral a terceros países. En teoría la autoridad portuaria tendría que potenciar que esos barcos que descarga NMR, se descargan en nuestra instalación, pero no, potencian la privada y a las empresas estibadoras privadas. Nos están dejando morir para potenciar al sector privado. Nos preguntamos entonces qué intereses tiene la autoridad portuaria en NMR o en otras empresas privadas, a dónde va a ir Laureano Lourido cuando acabe su trayectoria en autoridad portuaria, y lo avanzamos ya, está labrándose una puerta giratoria en el sector privado.

EM.- ¿Qué respuesta habéis recibido hasta ahora por parte del Gobierno por un lado y de la clase trabajadora por el otro?

Fer.- El miércoles 13 empezamos el encierro y la huelga de hambre, acompañada de los “paseos solidarios” que hacemos todos los días a las 20:30 en las inmediaciones del Musel y otras movilizaciones en las que estamos contando con gran apoyo y solidaridad, lo que nos mantiene la moral muy alta para aguantar lo que haga falta.

Respecto al Gobierno del Principado y la Consejería de Industria, después de solicitar su mediación recibimos hace unos días una contestación del director general de Empleo, dependiente de la Consejería de Industria, lavándose las manos y delegando en el SASEC (Servicio Asturiano de Solución Extrajudicial de Conflictos), por donde ya habíamos pasado sin llegar a ninguna solución. Como encerrados lo que pedimos es la implicación directa del Gobierno del Principado y así lo hemos reiterado, es tan fácil como descolgar el teléfono, llamar a Laureano Lourido, Presidente de la Autoridad Portuaria de Gijón y decirle que cumpla con los acuerdos de fin de huelga de 2017. Esta lucha es ya una cuestión de dignidad obrera, de que no se rían de nosotros incumpliendo los acuerdos que tenía firmados con el comité de empresa. No puede ser que una empresa, más aún si es pública y teniendo un Gobierno que dice que no se debe destruir empleo, haga con nosotros lo que quiera y despida a siete compañeros.

EM.- ¿Qué opinión os merece que el Gobierno de coalición presente los ERTE como una alternativa para la clase trabajadora? ¿Cuál crees que debe ser la respuesta ante estos ataques?

Fer.- Es impresentable que una empresa que haya tenido beneficios millonarios pueda acudir ahora a este tipo de ERTE y hacer cargar pérdidas puntuales sobre las arcas públicas. Ya no solo es eso, sino que además las empresas, como vemos en Asturias con ejemplos clarísimos como Alcoa o Arcelor Mittal, lo único que buscan son ayudas públicas por todo, que si para la rebaja del precio de la electricidad, que si con el tema de las emisiones. Y siempre bajo la amenaza de que si no se les da se marchan de aquí. Así es el capitalismo, cuando hay beneficios se privatizan y cuando hay pérdidas se socializan, ese es el problema de raíz, el sistema en el que vivimos y ahí deberíamos atacar, la solución está clara, la nacionalización comenzando por los servicios básicos, los energéticos, la banca. En el caso de Alcoa es clarísimo, y con Arcelor también, una empresa pública que se privatizó para que luego tengamos que seguir financiándola. Pero sin llegar ni a eso, no debería estar permitido que una empresa con beneficios multimillonarios se pudiera acoger a un ERTE.

Contra esta situación de ofensiva brutal que están sufriendo montones de trabajadores y trabajadoras, que están viviendo una situación igual o peor que la nuestra, hay que levantarse, ponerse en pié y reclamar que se cumplan todos los derechos, organizarse y extender la movilización, no puede ser que la clase trabajadora siempre esté pagando todas las crisis del capitalismo. Despertar esa conciencia de clase, no ser sumisos y defender nuestros derechos ante quien sea, el patrón privado o la administración pública. No podemos permitir que nos arruinen la vida, nosotros como EBHI no vamos a permitir que despidan a 7 compañeros. Cuando la gente nos pregunta cómo puede ayudarnos eso es lo que les decimos, más allá de venir a las movilizaciones que convocamos, que se levanten y luchen también ellos y ellas.


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