El grupo Zena Alsea, que cuenta con un millar de establecimientos de marcas como Burger King, Domino’s Pizza, Starbucks o Vips, ha anunciado un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) para toda su plantilla, aún pendiente de aprobación del Gobierno.

22.000 trabajadores de franquicias de hostelería están al borde de ser despedidos. El grupo Zena Alsea, que cuenta con un millar de establecimientos de marcas como Burger King, Domino’s Pizza, Starbucks o Vips, ha anunciado un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) para toda su plantilla, aún pendiente de aprobación del Gobierno. En las semanas previas, los trabajadores denuncian que la empresa apenas les ha dado protección contra el coronavirus mientras les pedía que adelantaran vacaciones, imponía cambios de horario -incluso de centro de trabajo- repentinos y despedía a quienes estaban en periodo de prueba.

“Desde el primer momento hicieron llamamientos a la calma, nos decían que no nos pusiéramos nerviosos, que iban a gestionar la situación para que no afectara a trabajadores ni clientes”, cuenta Alex García, secretario de organización de CGT Starbucks Madrid. También es miembro de Alsea en Lucha, plataforma en la que se han empezado a organizar los trabajadores de todas las marcas de la empresa ante el despido colectivo.

A los trabajadores no se les facilitaban “mascarillas, guantes o gel desinfectante, pese a que trabajamos de cara al público, en contacto directo con cientos de personas al día”

Entre sus denuncias, está el hecho de que no se aplicara “ningún protocolo con medidas de higiene o protección contra el coronavirus”. García denuncia que a los trabajadores no se les facilitaban “mascarillas, guantes o gel desinfectante, pese a que trabajamos de cara al público, en contacto directo con cientos de personas al día”.
“Lo único que se nos dice que hagamos es un paripé: cada dos clientes lavarse mucho las manos con un gel no específico y no coger ningún recipiente que provenga de los clientes”, apostilla.

Juan Manuel, repartidor de Domino’s Pizza y miembro de Alsea en Lucha, considera que las medidas de la empresa “estaban entre la vergüenza y lo absurdo”. “Los repartidores íbamos sin ninguna protección. La única indicación que nos habían dado era que en la entrega dejáramos la pizza en el suelo y cobráramos con tarjeta”, lamenta para incidir en que se estaban “exponiendo para ser potencialmente infectados y, también, ser potencialmente infectadores”. “Somos muchas cadenas, cada una con su particularidad, y es muy difícil que la información se mueve entre tantos trabajadores de distintos puntos. Esta plataforma pretende coordinarnos”, explica.

A su vez, las jornadas laborales se fueron reduciendo drásticamente y los empleados en periodo de prueba fueron despedidos. “Lo han vendido como un protocolo de acción contra el coronavirus, pero lo que han hecho es recortar el salario de los trabajadores. Los encargados son de las pocas personas que están contratadas ocho horas y no se ha reducido su jornada. Han seguido trabajando y expuestos”, denuncia.

“POR FAVOR, NO VAYÁIS A COMPRAR”

Los primeros rumores de ERTE llegaron a principios de la semana pasada, cuando ya se especulaba con un posible estado de alarma, mientras que desde la empresa solo se evitaba comentar algo sobre este asunto.

En cambio, los gerentes -encargados de cada local- empezaron a enviar mensajes y hacer llamadas “a horas intempestivas para exigirnos que adelantáramos nuestras vacaciones, que ya estaban firmadas”, continúa García, de CGT: “Nos obligan a cambiarlas bajo la premisa de que si no lo hacemos, pondrán nuestro nombre en conocimiento de los jefes de distrito. Es una forma indirecta de decir que estás ante un posible despido”.

“Nos obligan a cambiar las vacaciones bajo la premisa de que si no lo hacemos, pondrán nuestro nombre en conocimiento de los jefes de distrito. Es una forma indirecta de decir que estás ante un posible despido”

Una dinámica que no solo se extendió por los Starbucks de Madrid, sino por los más de mil establecimientos que las distintas marcas de Zena Alsea en todo el país, según los testimonios que han ido recopilando los trabajadores. “Soy una paciente de alto riesgo y me he tenido que coger vacaciones porque no me dan la baja por no estar infectada. Es la única solución que me da Alsea”, contaba una de las empleadas la pasada semana.
También hubo cambios de horario y centro de trabajo repentinos. “Eso se avisó de la noche a la mañana, pese a que muchas empleadas son madres solteras a las que se exigió cambiar sus turnos sin saber dónde dejar a los niños, porque los centros escolares ya habían cerrado”, relata García a la par que afea que desde la empresa “solo ha habido silencio absoluto” ante estos inconvenientes.

“Nos enteramos de que ciertos locales que no tienen reparto a domicilio iban cerrando, no en todos sitios a la vez, pero sí poco a poco”, apunta por su parte Juan Manuel, que critica la opacidad de la empresa y considera que la decisión de parar toda la actividad, también la de reparto, estuvo motivada “por la presión de los trabajadores en redes sociales por la falta de medidas preventivas”.

“En mi Burger King nos obligan a ir a trabajar solo por Auto-King 24 horas, y si nos negamos nos despiden. Por favor, no vayáis a comprar“

“En mi Burger King nos obligan a ir a trabajar solo por Auto-King 24 horas, y si nos negamos nos despiden. Por favor, no vayáis a comprar. Nosotros también queremos protegernos, pero sobretodo quiero protegerme yo porque tengo un bebé de 5 meses”, escribió en Twitter una trabajadora de la multinacional de comida rápida. Al igual que muchos otros, el hilo en el que explicaba la situación se hizo viral, pero fue borrado unos días después.

100 MILLONES DE BENEFICIOS

El conflicto laboral terminó de estallar el pasado viernes, cuando los gerentes ordenaron el cierre inmediato de todos los centros de Zena Alsea. “No se nos facilita ningún tipo de información acerca de nuestra situación jurídica, ni siquiera si estamos despedidos o en casa bajo permiso retribuido”, explica el sindicalista de CGT. Lo único que llegaba de la empresa seguían siendo llamadas a la tranquilidad, pero la confianza ya estaba rota y durante el fin de semana empezaron a organizar Alsea en Lucha.

Ya el lunes, la empresa les comunicó que este miércoles presentaría un ERTE que, eso sí, está en entredicho. El despido colectivo podría ser tumbado por el Ministerio de Trabajo, algo que ya se ha hecho con el de Burger King Spain -que afecta a toda su plantilla, de 14.000 trabajadores-, por no ser considerado de fuerza mayor. El Gobierno ha alegado que la empresa puede evitar despidos si opera con servicios como el de reparto a domicilio o recogida en automóvil, aunque no queda claro si esto último queda permitido bajo el estado de alerta.

Las empresas que ahora son parte de Zena Alsea facturaron un total de 802 millones de euros, con 102 de beneficios

Zena Alsea es uno de los franquiciados más importantes de Burger King Spain, que es quien gestiona la marca, por lo que los empleados de la primera no forman parte del ERTE rechazado. En cambio, esta empresa sí controla otras cadenas. Y es que aunque en España hay muchas cadenas de restauración, no están en tantas manos. De hecho, en algunas manos se concentra gran parte del pastel.

Es lo que ocurre con Alsea, holding empresarial de origen mexicano que irrumpió en 2014 en España para hacerse con Zena, que contaba establecimientos de Domino’s Pizza, Foster’s Hollywood o Burger King. Pero para convertirse en el gigante de la hostelería necesitaban mucha más cuota de mercado.

Ahí es donde apareció el Grupo Vips. Aunque el entramado empresarial de la familia Arango -los fundadores de Vips- andaba en vías de recuperación, sus cuentas habían quedado maltrechas tras la crisis económica. En 2018, Zena Alsea anunció que había desembolsado 500 millones de euros para la compra de este grupo. Aademás del restaurante que les daba nombre, incluía marcas de restauración como Ginos, TGI Fridays, Starbucks o Wagamama.

Aquel año, último del que hay datos disponibles, las empresas que ahora son parte de Zena Alsea facturaron un total de 802 millones de euros, con 102 de beneficios antes de impuestos.

EL TRUCO DE LAS FRANQUICIAS

Cuando se aplica un ERTE, los trabajadores cobran un 70% de su salario durante el tiempo que estén en el paro. Algo que puede ser un parche para algunos empleos, pero que queda muy lejos de ser un sustento en las franquicias de restauración. El modelo habitual de estos negocios se basa en contratos inferiores a media jornada, con un salario base que no suele superar los 300 euros, pero que se complementa a través de las horas extra para llegar a un sueldo mensual de unos 900 euros. Un método que, entre otras cosas, no asegura un sustento fijo y que va encaminado a la rotación constante de horarios.

“En este trabajo vivimos de las horas extra, y esta situación nos deja en una situación de total vulnerabilidad. Cuando aplican el ERTE, el 70% de la prestación por desempleo se fija según tu salario base, lo que va a suponer que en realidad pasemos de cobrar 900 a 200 euros. Es una barbaridad”, denuncia García, sindicalista de CGT en Starbucks.

Consultados por El Salto, desde la compañía se limitan a remitirse a la nota de prensa en la que anunciaban el ERTE. Ahí aseguran que se recuperarán los puestos de trabajo, algo de lo que desconfían en Alsea en Lucha: “Dado como han procedido, no podemos tener ningún tipo de confianza de que vayamos a mantener nuestros puestos de trabajo ni mucho menos nuestras condiciones laborales previas”.

“Es un ERTE totalmente normal. Ni siquiera ha habido una medida especial”, critica Juan Manuel, repartidor de Domino’s, que lamenta que “la empresa está diciendo que lo han acordado con la representación sindical de la empresa, que son UGT y CCOO, pues son los que tienen acceso al comité intercentros”. “Eso no representa a los intereses de la inmensa mayoría de trabajadores de este holding”, critica.

Este trabajador explica que Zena Alsea “tiene unos beneficios millonarios, maneja unas cifras enormes y, a su vez, tiene muchísimos trabajadores con los sueldos más bajos de todo el país”. “Se agarran a los convenios más bajos El gasto en trabajadores es una limosna”, afea para incidir en que “al igual que en vacas gordas ellos se llevan el beneficio, en vacas flacas deben de ser ellos quien asumen las pérdidas”: “Pretenden que el pato lo paguemos nosotros”.

 


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