El Coronavirus pone en evidencia la degradación de la sanidad pública madrileña

Sindicalistas de Izquierda.- ¿Cuál es la situación desde el punto de vista del personal?

Trabajadora.- Desde verano ha habido un aumento de pacientes por equipo de sanitarias que consta de una enfermera, 3 médicas (adjunta, residente mayor y residente de primer año) y una auxiliar. Pasamos de 7 pacientes agudos (zona de BOXES) a 9 pudiéndose llegar a llevar hasta 11 si se meten dos pacientes por BOX por necesidad. Esto no ha cambiado con la situación actual a pesar de que los pacientes requieren mucho más tiempo tanto para el tratamiento como para prevenir los contagios con los materiales necesarios.

Desde 2019 realizaron recorte en la planilla. Por la noche una enfermera lleva dos circuitos (aparte del cuarto de paradas) y una auxiliar lleva el servicio de pediatría y del fondo de observación. Por el día, una sola auxiliar lleva pediatría y el servicio de policlínicas. Con el coronavirus todo ha seguido así. No han aumentado la plantilla excepto una enfermera que se encarga exclusivamente de un circuito nuevo al que van algunos de los pacientes positivos y esta se encuentra sin auxiliar, por lo que tiene que hacer el doble de trabajo.

Para toda la urgencia hay cuatro celadores. Se encargan de subir a las plantas a los pacientes, llevarlos a hacer las distintas pruebas, tumbarlos en las camas cuando llegan… y cuando uno falta no cubren su plaza cubriéndose entre ellos. Siguiendo la dinámica de lo que hemos visto anteriormente, muchas veces no tienen acceso a mascarilla o tienen que solicitarla y tardan mucho tiempo en dársela, por lo que el servicio se ralentiza y se pone en constante riesgo su salud.

SI.- ¿Cómo se está gestionando la seguridad? Se dice que no hay ya medios?

T.- Falta material desde hace tiempo, incluso material necesario para asegurar la seguridad. Con la crisis del coronavirus, nos vemos con falta de las mascarillas FPP2 Y FPP3. A veces nos cuesta hasta encontrar las quirúrgicas. También falta de EPIs (equipo de protección individual), los famosos trajes que aseguran que usamos cada día en el trabajo. Es mentira. Son muy distintos y no hay suficientes. Nuestros EPIs constan de una bata de quirófano, doble guante normal, unas gafas que se reutilizan y una mascarilla FPP2 que también se reutiliza. Nos hemos visto en la situación incluso de no tener batas suficientes y reutilizarlas para varios pacientes. Somos conocedores de que, en otros hospitales, cada vez que entran a un aislamiento, entran con material nuevo y lo tiran antes de salir.

Las mascarillas FPP3 son mascarillas que deberíamos usar cuando los pacientes con COVID-19 positivo están siendo tratados con nebulizadores y gafas nasales de alto flujo (tipos de oxigenoterapia) ya que las probabilidades de contagio aumentan considerablemente. El personal sanitario nos hemos visto sin estas mascarillas y la solución dada por las superiores ha sido que usemos las FPP2 y una mascarilla quirúrgica por encima.

Falta material de higiene básica para el paciente. Al no poder salir de la cama la mayoría de ellos, hacen sus deposiciones en botellas y cuñas. Hay muy pocas. Nos hemos encontrado en situaciones en las que tenemos una para 9 pacientes. Pues hay la misma cantidad estos días. Así que pacientes con diagnóstico positivo y pacientes con cualquier otra patología comparten este material que desinfectamos lo mejor que podemos con lejía pero sin tener muy claro la efectividad.

A las auxiliares de enfermería les comentaron la semana pasada que las muestras que hay que bajar en mano al laboratorio para diagnosticar el COVID-19 deben ir en un contenedor especial porque no estaban exentas de contagio sin él. Llevábamos ya dos semanas tratándolas sin estos contenedores.

Falta personal de limpieza y a ellas les falta información. Muchas veces no saben cómo ponerse los trajes o qué limpieza del box es necesaria. Se les mete una prisa inhumana para que limpien y, muchas veces, no se respeta el tiempo de desinfección antes de meter al siguiente paciente. También nos hemos encontrado con que, dependiendo de quién esté de jefe de la urgencia, se decide que se hace un tipo de limpieza u otro sin tener claro cuál es el correcto. Esto pone en riesgo la salud de todos.

SI.- ¿Cómo se está organizando el hospital contra la epidemia?

T.- Deberíamos tener una reunión por tuno de día. Sin embargo, hubo una sola reunión el día 28 de febrero para todo el hospital a la que acudió una persona de cada servicio responsable de comunicar luego la información a sus compañeras y compañeros. Desde entonces los protocolos de cada unidad dentro del hospital han cambiado innumerablemente y la única manera que tenemos para enterarnos es mediante el boca a boca. En cuanto al correo oficial, lo único que hemos recibido de información son los protocolos establecidos por el Gobierno y un correo de agradecimiento por parte del gerente la semana pasada que decidió terminar con un despreocupado “Forza Atleti”. Pero de los cambios en el funcionamiento de la unidad, nada de nada.

Los y las trabajadoras, más antes que ahora, estuvimos en contacto con pacientes que dieron positivo en la prueba sin ningún tipo de protección. Este personal sanitario, de primeras, fue mandado a casa a tomarse la temperatura cada mañana y llamar a salud laboral para comunicar los síntomas que tenían. Debían estar en aislamiento en su casa durante 14 días a no ser que empeoraran. Unos días después los protocolos cambiaron y volvieron a sus puestos de trabajo. Incluso no se hacen las pruebas a los profesionales, no llegándose a saber si han tenido la enfermedad o no, a pesar del riesgo de poder contagiarlo. Nunca explicaron cuál era el criterio para mandar a una enfermera a casa o no, y no hemos recibido apoyo por parte de nuestras superiores hasta tal punto que debemos encargarnos nosotras de saber qué pacientes hemos llevado para después preguntar si dieron o no positivo en la prueba.

SI.- ¿En qué condiciones están las y los trabajadores?

Impera la ley del miedo por parte de la gerencia, aunque hay indignación. Ha imperado siempre en el grupo Quirón y aumentó por la represión sindical en el Hospital General de Villalba tras las protestas durante el verano. Hay compañeras que llevan doblando turno una semana entera y recibiendo la planilla al día hasta 10-12 horas antes o incluso menos no sabiendo si trabajas o no. Los contratos temporales de un mes o menos están aumentando para cubrir las bajas y las enfermeras nos vemos obligadas a aceptarlos sean cuales sean las condiciones, tanto si nos llaman del propio hospital como si nos llaman de la bolsa de la Comunidad de Madrid. Al negarnos somos penalizadas sin recibir más ofertas de trabajo durante un año. La Comunidad de Madrid ha señalado que está contratando personal, pero en unas condiciones penosas.

Los recortes y las privatizaciones de los últimos años han degradado enormemente el sistema sanitario, priorizando los negocios sobre la salud. Lo vemos ahora, cuando el sector privado se echa a un lado remitiéndolo todo a la pública, algo que aún ahora sigue permitiendo el Gobierno de la CAM. La consecuencia es una situación de colapso del sistema sanitario. Los profesionales están haciendo todo lo que pueden pero faltan medios, directrices, personal, etc... ¡y por ahora solo hay en torno a 1.500 casos!

Es necesario volver a levantar la Marea Blanca para denunciar esta situación, y que se depuren las responsabilidades de todos aquellos que se han lucrado degradando la sanidad pública. Los sindicatos deben denunciar esta situación y exigir la reversión inmediata de los recortes y las privatizaciones. Tenemos que organizarnos y luchar para que no seamos de nuevo las y los trabajadores los que paguemos las consecuencias de esta crisis.


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