Después de casi un mes de huelga indefinida, la empresa Lyreco radicada en Alovera (Guadalajara) se ha visto obligada a frenar sus planes para externalizar gran parte de sus áreas de funcionamiento.
El pasado 15 de diciembre la dirección de esta empresa multinacional, dedicada a la logística de material de oficina, externalizó el servicio de mantenimiento a la empresa EULEN y con él, a los cinco trabajadores que lo componían. La empresa decidió hacerlo de forma unilateral, sin garantiza que siguieran trabajando en la misma nave, ni el mantenimiento de las mejoras laborales que tenían ya consolidadas.
Esta medida hecha sin contar con los propios afectados, ni con la representación sindical, provocó la respuesta inmediata de la plantilla. Si ahora externalizaban el servicio de mantenimiento, mañana podían hacerlo con cualquier otra sección de la empresa empeorando de una forma significativa las condiciones laborales de los trabajadores y trabajadoras y aumentando la subcontratación y la precariedad.
La lucha es el único camino
Durante el mes de huelga indefinida el seguimiento de la huelga fue muy alto, superando el 90 por ciento de la plantilla. El ambiente en los piquetes era explosivo, demostrando que los trabajadores de Lyreco entendían que la única forma de parar a la empresa era a través de una lucha seria. Permitir este ataque podría abrir la puerta a que la empresa continuara degradando las condiciones laborales de la plantilla.
La huelga fue ejemplar a pesar de los intentos de la dirección por romperla. Pero todas las maniobras resultaron inútiles: en primer lugar, la presencia masiva de Guardia Civil en los piquetes, pacíficos a pesar de las provocaciones constantes de algunos directivos de Lyreco; la sustitución de los trabajadores en huelga por otros de ETT´s, vulnerando de forma escandalosa el derecho a huelga de los trabajadores; el cambio constante de horarios para despistar a los piquetes, etc.
Finalmente, después de casi un mes de huelga, la empresa ha sufrido un duro revés; los trabajadores han dejado claro que la multinacional no puede hacer y deshacer a su antojo; que cualquier intento de empeorar las condiciones de los trabajadores o recortar derechos laborales, se enfrentará con la firme oposición de los obreros. Es cierto que el acuerdo con el que se ponía fin a la huelga, no recoge la anulación de la externalización del servicio de mantenimiento, pero con él si se ha conseguido que los cinco trabajadores de mantenimiento puedan volver a Lyreco, aunque en otras tareas diferentes a las de mantenimiento.
Además la empresa también se ha tenido que comprometer a no externalizar ningún otro servicio en tres años, así como a no hacerlo unilateralmente y a contar con el comité de empresa antes de tomar cualquier medida en este sentido.
La huelga de Lyreco ha demostrado que el único camino para parar los pies a la patronal es la lucha. La unidad de la plantilla y la determinación de sacar adelante la huelga, con seguimientos cercanos al 90% han obligado a la multinacional a tener que frenar sus planes.