A partir del mes de mayo de 2019 el sector del Metal de Bizkaia protagonizó 10 días de huelga para exigir un convenio digno. Estaban previstas nuevas jornadas de huelga para el 28 y 29 de noviembre, y 4, 5, 12, 13, 18 y 19 de diciembre.

El 26 de diciembre, los sindicatos LAB, CC.OO. y UGT firmaron un acuerdo con la patronal y desconvocaron los paros. A este acuerdo se opuso ELA, aunque sin plantear ningún plan de lucha alternativo. A continuación publicamos este balance  para aprender de la experiencia de esta lucha frente a las futuras batallas del sector que están por venir y también de cara a la preparación de la huelga general convocada en Euskal Herria para el próximo 30 de enero.

El pasado 26 de noviembre los sindicatos LAB, CC.OO. y UGT llegaban a un acuerdo de eficacia general (ya que los tres sindicatos firmantes suman más del 50 % de la representación del sector) con la patronal del Metal de Bizkaia para renovar el convenio del sector. La amenaza de ocho nuevas jornadas de huelga hasta las navidades y, sobre todo, la amenaza de que el conflicto en el sector pudiera llegar a un nivel superior en enero, terminaron forzando a los empresarios a conceder mejoras.

También es evidente que la patronal intenta, con la firma de este acuerdo, restar fuerza y energía a la huelga general convocada en Euskal Herria para el próximo 30 de enero.
El sindicato ELA (mayoritario en el sector con el 40% de los delegados), no ha firmado pero este gesto no cambia nada al no ir acompañado de un plan de lucha alternativo para mantener el pulso, continuar con la huelga y lograr mejorar el nuevo convenio.

El acuerdo recoge avances en materia salarial o en la subrogación del empleo en las contratas, conseguidos gracias a la lucha ejemplar de miles de trabajadores que, recuperando las mejores tradiciones del movimiento obrero, han puesto en jaque no solo a la patronal, sino también al propio partido que sustenta sus intereses, el PNV, y su discurso falso del oasis vasco con el que intentan hacernos creer que la precariedad, la pobreza y las tensiones de clase no existen aquí.

Desde Euskal Herria Sozialista creemos que se hubiera podido ir mucho más allá en la mejora de las condiciones laborales. Además haber dado continuidad a la lucha, esta habría sido un punto de apoyo muy importante para el éxito de la huelga general del 30 de enero.

El acuerdo, cerrado in extremis a pocas horas del inicio de ocho nuevas jornadas de huelga, supuso un avance respecto a la situación anterior, pero también un punto y final a una lucha emblemática que deja muchas de las reivindicaciones de los trabajadores en el tintero. Además extender la lucha al metal al resto de Hego Euskal Herria y confluir con otros sectores precarizados en diciembre y enero hubiera sido la mejor palanca para arrancar más concesiones a la patronal y para garantizar un éxito masivo en la próxima huelga general del 30 de enero.

Por todo ello lamentamos que el acuerdo se firmara sin ni siquiera empezar las ocho jornadas de huelga y se cortara de raíz el ambiente de lucha que se había gestado entre los trabajadores de la industria vizcaína y que ha contagiado y servido de ejemplo a miles de jóvenes y trabajadores vascos y de todo el Estado.

El PNV ha seguido el conflicto y las negociaciones del Metal muy de cerca. El amplio seguimiento en los diez días de huelga convocados desde mayo y, sobre todo, el ambiente combativo de las manifestaciones, han llegado a poner muy nerviosos a la plana mayor del PNV. Esto se vio rápidamente ya en los primeros días de lucha, en los que el Gobierno vasco no dudó en usar a la Ertzaintza para amedrentar y reprimir a los trabajadores, tanto en piquetes en fábricas como en plena manifestación por la Gran Vía de Bilbo. A medida que la fuerza y la confianza de los trabajadores crecía, más nervioso se ponía el PNV.

Así, en un nuevo intento por desprestigiar la lucha, el lehendakari Urkullu criticaba públicamente a los sindicatos y las convocatorias de huelga porque, según él, la patronal estaba haciendo todo lo posible por llegar a un acuerdo. Una revelación explícita que, aunque matizada días más tarde, dejaba claro a qué intereses responde el partido de la derecha vasca y su oposición frontal en los hechos a la lucha de los trabajadores.

Pero lo más importante de todo es que ni la represión de la Ertzaintza ni los ataques del PNV en los medios de comunicación han servido para desarticular las movilizaciones. Al contrario, los trabajadores del Metal han dado un ejemplo de cómo se lucha, endureciendo su discurso contra Urkullu y mostrando total disposición a seguir adelante con la huelga hasta lograr todas sus reivindicaciones. Una cosa es que el PNV tenga mayoría en el escenario electoral y parlamentario y otra muy distinta que la tenga la calle y que pueda controlarla.

La fuerza de los pensionistas, los y las trabajadoras de la educación concertada, del Metal, la próxima huelga general del 30 de enero… ahí es donde se demuestra que el movimiento obrero y la juventud de Euskal Herria siguen dispuestos a dar la batalla. La unidad sindical ha sido decisiva en la masividad de la huelga del Metal hasta que esta se ha roto cuando el acuerdo estaba prácticamente cocinado. Pero si ELA además de no firmar el acuerdo hubiera planteado seguir con la huelga de forma decidida, organizando asambleas en todos los centros de trabajo, la movilización habria dado un paso adelante. La experiencia de 2019 confirma que, si hay un plan de lucha serio y contundente por parte de las direcciones sindicales, la capacidad de respuesta de la clase trabajadora es total.

Es seguro que la paz social en el Metal, tan celebrada hipócritamente a las pocas horas del acuerdo por las instituciones controladas por el PNV, no va a durar mucho. Los convenios de Araba y Gipuzkoa siguen sin firmarse y, en el caso de Bizkaia, habrá que ver hasta dónde están dispuestas las grandes empresas a aplicar los avances conseguidos en este nuevo convenio, que por otro lado finaliza dentro de dos años.

Desde EHS tenemos claro que incluso para hacer realidad los aspectos positivos del convenio alcanzado en Bizkaia será necesario organizar un plan de lucha que obligue a la patronal a cumplir con los compromisos adquiridos; a su vez consideramos que para combatir la precariedad laboral, los bajos salarios y recuperar derechos básicos perdidos es imprescindible que los trabajadores de Euskal Herria y del resto del Estado pasemos a la ofensiva unidos por nuestros intereses de clase, con el sector Metal jugando un papel decisivo.

 


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