El viernes 31 de Mayo una explosión en la empresa Carburos Metálicos, situada en Pobla de Mafumet (Tarragona), causaba la muerte del trabajador Antonio González, de 44 años, padre de dos hijos y residente en el barrio tarraconense de L'Albada.
Otro trabajador ha sido hospitalizado en estado crítico y, según el Diario de Tarragona, el accidente dejó 13 heridos más, incluidos varios bomberos y técnicos de la Generalitat que habían acudido al centro de trabajo tras conocerse el accidente. 
 
Desde Esquerra Revolucionària queremos dar nuestro pésame a la familia del compañero Antonio y denunciar que  hechos como este no son aislados ni producto de la casualidad, como intentan presentarlos los medios de comunicación y las autoridades. Desde la Generalitat al Gobierno central, ocultan  sistemáticamente la gravedad de problemas como la inseguridad laboral y el peligro de contaminación y riesgo para nuestras vidas y las de nuestras familias que sufrimos los trabajadores y trabajadoras de Tarragona y de otras zonas industriales. 
 
Casualmente, Carburos Metálicos obtiene el reconocimiento de FEIQUE (Federación Empresarial de la Industria Química Española) recibiendo el premio especial de seguridad 2018, tal como explica en un articulo de EQUIPOS & TALENTOS publicado ese mismo fatídico día. “https://www.equiposytalento.com/noticias/2019/05/31/carburos-metalicos-refuerza-su-objetivo-cero-accidentes/
 
Hay culpables: la avaricia de los capitalistas y el funcionamiento de su sistema 
 
Como siempre, la prensa explica la situación como si se tratase de tragedias inevitables producto de la casualidad, de forma que no dañe la imagen de las empresas nacionales y multinacionales que anteponen la búsqueda de sus beneficios a las inversiones que garanticen verdaderas medidas de seguridad que eviten los accidentes o la contaminación medioambiental. 
 
Dicen que el accidente ocurrió por culpa de un vertido de amoniaco de un tanque que está en el exterior de la instalación de la empresa, que se ha ocasionado una deflagración que ha alcanzado a dos operarios de los cuales uno ha muerto y el otro esta en estado critico, que  el tanque es de 20000L, que dentro sólo había 800L de los cuales se han vertido entre 500 y 600L...
 
En un principio protección civil activó el plan PLASEQCAT de emergencias químicas y, según las informaciones de prensa, hizo un llamamiento para que los vecinos de la zona se mantuvieran lejos del accidente. Más tarde, después de que control medio ambiental de la Generalitat descartó el peligro en el exterior de la empresa, se desactivó el PLASEQCAT.
 
Intentan trasladar la imagen de que “al final parece que menos mal que todo a vuelto a la normalidad”, que todo el entramado burocrático ha estado a la altura etc. Pero, claro: ¿a qué es debido que hubiese un vertido antes que produjese los gases que generaron la deflagración?
 
Nosotros, como trabajadores/as y ciudadanos/as de esta provincia sabemos quienes son los culpables de todas las muertes en accidentes de trabajo, todas las mutilaciones por accidentes, todas las bajas o enfermedades laborales, así como de todo tipo de enfermedades (pulmonares, abortos prematuros, cáncer, alergias, etc.) derivadas de accidentes y contaminación química y nuclear del medio ambiente en la comarca.
 
Los culpables son los grandes multimillonarios dueños de esos grandes negocios como las multinacionales de la petroquímica, los bancos, fondos buitres, sanidad privada, laboratorios farmacéuticos privados, la educación privada, las empresas de información, etc.
También son culpables todos sus lacayos actuando en departamentos de esas multinacionales, tales como Recursos humanos, departamentos de marketing, etc. que avalan o hacen la vista gorda ante las políticas contaminantes, la falta de medidas de seguridad y la precariedad de las empresas, así como los políticos que aplican leyes favorables a los empresarios y nocivas para la vida de los trabajadores/as y el medio ambiente.  
 
Contra el incremento de los accidentes laborales, sindicalismo de lucha y un programa que defienda los intereses de la clase obrera
 
Hechos como el accidente de Pobla de Mafumet no son aislados. Solamente de enero a marzo de este año, en la provincia de Tarragona se habían producido 1964 accidentes con baja en jornada, de los cuales 1955 fueron leves, 8 graves, 1 mortal y 205 accidentes con baja “in Itínere” de los cuales 201 leves y 4 graves. Ahora hay que sumar el accidente mortal se ha llevado la vida del compañero Antonio González. 
 
En Catalunya, en el mismo periodo, llevamos, 20456 accidentes con baja en jornada, de los cuales 20333 son leves, 109 graves y 14 mortales. Además se han producido 4094  accidentes con baja “in Itínere”, de los cuales 4048 son leves, 40 graves, 6 mortales. Estos datos se unen a los 82 accidentes laborales mortales que se produjeron en 2018, según informaba El Periódico (29-4-2019) citando el Informe “Siniestralitat laboral a Catalunya 2017-2018” elaborado por la UGT de Catalunya. Cada cuatro días muere un trabajador o trabajadora en su puesto de trabajo, una siniestra estadística que no para de incrementarse cada año.
 
Los accidentes laborales, la salud laboral en general, en definitiva la situación de toda la clase obrera, no se va arreglar gracias a la actuación divina o de la obra de caridad de los millonarios. Sólo se arreglará con la lucha de los trabajadores en nuestros centros de trabajo y  a nivel general, por medidas que realmente garanticen nuestra seguridad y nuestras vidas, contra los recortes en seguridad, contra la precariedad laboral, el incremento de horas extra, etc.
 
Esto pasa por acabar con el sindicalismo de pactos y desmovilización que deja a los trabajadores, comités y delegados, aislados frente a los planes de los empresarios y multinacionales. Hay que defender un sindicalismo combativo, que una todas las luchas y reivindicaciones y se base en las asambleas, la fuerza y la movilización de los trabajadores. Es necesario sustituir a esos dirigentes de nuestras organizaciones sindicales.
 
Accidentes como el de Pobla de Mafumet también evidencian los límites de las políticas de los dirigentes políticos y sindicales reformistas que, en lugar de enfrentarse a los empresarios denunciando y combatiendo claramente el capitalismo, se ponen de perfil, esperando que los multimillonarios se conviertan en seres buenos y que repartan por ellos mismos toda la riqueza que les sobra. 
 
El capitalismo sólo nos da barbarie todos los días. En nuestras manos está acabar con esa minoría parasitaria que nos explota, nos condena a la precariedad, los accidentes laborales o la contaminación...Es de máxima urgencia acabar con este sistema que cada día se lleva por delante a muchos compañeros/as, que contamina el planeta hasta un punto de no retorno, construyendo un mundo mejor para la mayoría, un mundo que sólo puede venir de la mano de un programa anticapitalista, genuinamente socialista, que defienda la expropiación de los bancos y las grandes empresas para ponerlas bajo la gestión de los trabajadores y planificar democráticamente la economía no en función del máximo beneficio de unos pocos sino de las necesidades de la mayoría. 
 

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