¡Fuera el terrorismo yihadista! ¡Fuera las guerras de rapiña! ¡Sus guerras, nuestros muertos!

El pasado jueves 17 de agosto, una furgoneta recorrió más de medio kilometro de las Ramblas de Barcelona arrollando a cientos de personas a su paso. Murieron 13 personas, y más de 100 heridos, algunos de ellos en estado muy grave. A estos hay que sumar las muertes, por un lado de un joven al que el conductor de la furgoneta apuñaló en su huída y por otro, unas horas más tarde en Cambrils, Tarragona, donde una mujer apuñalada por uno de los terroristas moriría un día después. El ataque fue reivindicado inmediatamente por el Estado Islámico a través de su agencia Amaq.

Desde GanemosCCOO queremos manifestar todo nuestro dolor, apoyo y solidaridad con las víctimas, con sus familiares y amigos y con todos aquellos que vivieron momentos de verdadero terror y temieron por sus vidas.

Miles de personas han protagonizado multitud de actos de solidaridad, han aguardado en largas colas para donar sangre, han ofrecido sus tiendas, coches, casas, taxis y ropas para ayudar a las víctimas. Una muestra de verdadera solidaridad con quienes en esta ocasión en Barcelona han vivido de cerca la barbarie que en los últimos meses y años ha sacudido las calles de París, de Niza, de Bruselas, de Manchester, de Orlando… pero cuyo horror es de sobra conocido para millones de personas inocentes en otras partes del mundo, en Oriente Medio, en África.
Estas muestras desinteresadas de solidaridad y apoyo, se han producido al mismo tiempo que multitud de actos de estado y llamamientos a la unidad contra el terrorismo, provenientes del Gobierno del PP, del de la Generalitat, la casa Real y demás altas instituciones del estado y de los partidos políticos que los sustentan.

Solidaridad desinteresada y sincera de los jóvenes y trabajadores frente a la hipocresía oficial


El ejercicio de hipocresía no puede ser mayor. Estos elementos son los que hacen suculentos negocios vendiendo armas a Arabia Saudí, uno de los principales valedores del ISIS, los que han instigado y apoyado guerras e intervenciones imperialistas que han arrasado países enteros para llenar los bolsillos de un puñado de multinacionales y garantizar los intereses estratégicos de las grandes potencias. Su aparente consternación por la matanza en Barcelona parece no ser merecida por las miles de personas que mueren cada día en guerras de rapiña como la de Siria, Iraq, o Afganistán, guerras que el Partido Popular y los dirigentes de la derecha en el Estado español han apoyado junto con los “defensores de la paz y la democracia” en Europa y EEUU. Merkel, Hollande, Macron, Theresa May, Trump o Rajoy… todos persiguen el mismo objetivo que en su día Aznar, Blair y Bush cuando hace ya 14 años lanzaban la intervención militar sobre Iraq. Desde entonces hasta ahora el resultado es claro. Todas estas guerras auspiciadas por las potencias occidentales no han traído ni paz ni libertad para estos países sino barbarie, muerte y destrucción, además de millones de refugiados que, huyendo de una realidad insoportable, son tratados de manera inhumana a las puertas de Europa.

Sus argumentos y su hipocresía para justificar guerras criminales, asesinatos de inocentes y el odio racista, aunque lo envuelvan de indignación “antiterrorista”, no nos engañan. Sabemos de sobra los motivos de sus políticas, de sus recortes, de su austeridad, de sus ataques a las libertades democráticas, y así lo denunciamos. Y los trabajadores y jóvenes de Barcelona también lo saben, y por eso han expulsado a los grupos fascistas de las concentraciones de repulsa ante los atentados y todos denunciamos los intentos, a través de sus “periodistas” a sueldo, de fomentar el racismo y el odio contra los musulmanes en un intento descarado y burdo por desviar la atención de las causas de fondo que provocan esta barbarie. Los dirigentes del PP y Ciudadanos, la Casa Real y todos aquellos que hacen grandes negocios a través de la guerra y la muerte de millones de personas, su clamor contra el terrorismo es una fachada que esconde intereses de clase muy concretos.¡Son vuestras guerras, son nuestros muertos!

El ataque terrorista y el Procés

Pero la hipocresía de las “plumas” a sueldo de los capitalistas, además de todo lo ya expuesto, han considerado que el atentado de Barcelona era una ocasión ideal para volver a arremeter contra el derecho legítimo y democrático de un pueblo a decidir sobre su futuro.

Al día siguiente del ataque el editorial de El País tomaba esta ocasión con las dos manos para cargar ¡¡contra el Procés!!, haciendo “un llamamiento al Govern y las fuerzas políticas catalanas para que se pongan al servicio de los problemas reales de Cataluña” y que así se acabe con la “quimera secesionista”.

No hemos leído ningún editorial de El País para hablar de los “problemas reales de Cataluña”, como ellos dicen. Los que afectan a la mayoría como los recortes en sanidad y educación, el despido de profesores, la represión a las movilizaciones sociales o los desahucios. Su hipocresía no tiene límites. Si no fuera suficientemente lamentable el veneno racista alentado por la derecha ante estos atentados, también quieren azuzar las divisiones y el enfrentamiento entre los jóvenes y trabajadores catalanes y los del resto del Estado. Para los capitalistas cualquier excusa es buena para dividir a los oprimidos. Ya sea a través de la táctica del miedo, de la xenofobia o de cualquier otra excusa. Pero siempre con el mismo objetivo de enfrentarnos entre nosotros, a los que somos iguales, a los que hemos salido a las calles contra los ataques tanto de la derecha franquista del PP como de la burguesía catalana que también busca únicamente defender sus privilegios. A los que hemos demostrado la fuerza que tenemos cuando salimos juntos a luchar, nos quieren divididos y enfrentados.

Capitalismo es barbarie

Los terribles asesinatos en las calles de Barcelona y la repugnante reacción de los capitalistas y sus medios de comunicación vuelven a mostrar de forma clara la hipocresía y la moral podrida en la que se basan este sistema y sus representantes. De la mano de derecha, de la burguesía española, catalana o de cualquier otra parte del mundo, los trabajadores y la juventud jamás hemos logrado mejoras ni avances. Los intereses de clase de los capitalistas no entienden de derechos, de libertad, ni de dignidad. Por eso, los que realmente pagamos los platos rotos de sus políticas, los que sufrimos el terrorismo, la guerra, el paro y la pobreza tenemos que unirnos contra aquellos que nos condenan a un sistema de barbarie. Sólo uniendo las fuerzas de todos los oprimidos bajo la bandera del socialismo internacionalista, por encima de fronteras nacionales, religiones, color de piel o lengua, podremos acabar con el horror y el desastre que el capitalismo significa para la inmensa mayoría de la humanidad.


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