Tras el golpe a la democracia del pasado mes de noviembre de 2015, y con una férrea alianza entre las y los compañeros que no dimitimos y los Sindicatos Provinciales que apoyaron desde el Congreso anterior nuestro punto de vista de hacer sindicalismo, que no es otro que el sindicalismo de clase y combativo, pudimos resistir las purgas de este año y tres meses: persecución y acoso sindical a través de expedientes y sanciones, tras habernos quitado las horas sindicales, las cuentas de correo y los teléfonos que teníamos de la organización.
Nada de ello nos detuvo en nuestro nuevo objetivo, que no era otro que el de mantenernos activos y lograr participar en el Congreso que llegaría y que fue el objetivo de quienes no habían logrado dirigir la Federación de manera democrática y participativa. Su estrategia era muy clara: 1. Usurpar todos los miembros natos al nuevo Congreso. 2. Purgar a quienes no pensábamos como ellos, desactivándonos y esperando que para el nuevo Congreso fuéramos “historia”. 3. “Cambiar” voluntades a cambio de liberaciones, etc...
Con todo ello, pretendían no tener alternativa crítica alguna al Congreso, pero no lo consiguieron. Nos presentamos y además, a falta de voluntad negociadora por su parte, con una candidatura alternativa consiguiendo 5 miembros en la Comisión Ejecutiva (de 14), 3 delegadas/os para el Congreso de la FECCOO (de 10) y otros tres para el Congreso de la USCyL (de otros 10); en estos dos últimos casos nos quedamos a 7 centésimas de obtener 4.
Hay que reseñar las prácticas oscurantistas y antidemocráticas que han recorrido todo el Congreso, que concuerdan y continúan con su “modus operando” de este año y tres meses en los que han ostentado el poder de la manera más absolutista, autoritaria y dictatorial posible. Así, remitieron el informe de gestión 22 horas antes de su debate (por cierto, un informe que sólo recogía falsedades sin prueba alguna, además de adolecer de total falta de datos relevantes referidos a afiliación, finanzas, recursos sindicales de horas, liberaciones, etc...); las intervenciones al informe fueron tan sumamente cortas que hacía imposible dar una contundente contestación tanto al mismo como a sus falsedades. Además, la Comisión de Resoluciones nos vetó todas y cada una de las Resoluciones que presentábamos al Congreso, con lo que ni tan siquiera pudimos leerlas ni votarlas en el pleno del mismo; y así, podríamos contar muchas más anécdotas que ahondarían en lo mismo.
Lo cierto es que casi la práctica totalidad de las enmiendas de GanemosCCOO pasaron, unas como mayoritarias y algunas como minoritarias, por lo que podremos defenderlas en el próximo nivel.
El Congreso finalizó con dos discursos de los Secretarios Generales de la FECCOO y de la USCyL, que abogaron por el inicio de una nueva etapa que dejara atrás las luchas intestinas que han caracterizado los cuatro años de mandato desde el anterior Congreso (así como las de los últimos años de la historia de la Federación de Enseñanza de CyL, que parece tener el conflicto en su ADN). Nos hubiera gustado que estos mismos discursos se hubieran vertido hace cuatro años, cuando tras la firma de un acuerdo generoso por quienes entonces contábamos con la mayoría para el Congreso, tan sólo se dio una tímida enhorabuena al equipo salido del Congreso, a sabiendas (pues ya en la celebración del propio Congreso se pudo observar) de que la entonces minoría tan sólo pensaba en poner “palos en las ruedas” desde el minuto cero.
Esta ha sido la crónica de una historia dura, pero en la que, de momento, seguimos resistiendo.