Como en el 98 (del mil ochocientos, cuando aquello de “más se perdió en Cuba”), España tiene que “repensarse” su presente y futuro. A través de tertulias televisadas y columnas de opinión, asistimos a la puesta en escena consumista, de ingesta sin metabolización provechosa, de un “estado de opinión” perfectamente condicionado por la correlación de fuerzas en litigio. Y la famosa correlación de fuerzas en el conflicto entre Trabajo y Capital presenta actualmente características muy particulares: los propios instrumentos, herramientas organizacionales de defensa de los intereses de los trabajadores frente a la patronal tienen que ser repensados porque ya no funcionan como antes. Mejor dicho, porque no funcionan. Porque con el cambio del modelo y de prácticas sindicales, que suelen describirse actualmente como “estrategia de pacto y concertación social” y que han sustituido al “sindicalismo combativo de clase” se ha debilitado la fuerza organizada de la clase trabajadora.

Si en los años del franquismo “las condiciones de trabajo de la inmensa mayoría en nuestro país eran precarias y la capacidad de los trabajadores para defender y conquistar sus derechos venía duramente condicionada por una dictadura reaccionaria en la que la relación de fuerzas entre patrones (empresarios) y obreros estaba claramente inclinada del primer lado”… en la actualidad “sigue existiendo una precariedad laboral que además se extiende y generaliza gracias a las políticas de los últimos años, y sigue siendo muy complicado hacer sindicalismo y defender nuestros derechos en los puestos de trabajo”. (Léase Nuestro enemigo de clase: la moral del esclavo).

Lo que el "enemigo de clase" ha conseguido es incorporar la dirección de los sindicatos mayoritarios a la "gestión" de los intereses del sistema, donde reina y desgobierna el Capital. Como hay sindicalistas y, en general, trabajadores que no se pliegan a formar parte de esa "entente realista", la conflictividad en el seno de aquellos sindicatos ha producido encontronazos muy notables entre sindicalistas de "base" y sindicalistas de "altura", entre sindicalistas "de clase" y "sindicalistas de colaboración de clase". Los datos que aparecen reflejados en el Documento "Repensar el Sindicato" -página 84- (que suscribe la dirección de CCOO) ponen de manifiesto que el 48,8% de la bajada de afiliación de 260.000 afiliados en el periodo álgido de la crisis económica de 2.008 a 2.011 se debe a causa vinculada a la "calidad de la acción sindical". No es solamente la crisis económica la que provocó este gravísimo descenso de la afiliación y consiguiente rechazo a CCOO, sino la acción sindical de pacto social o colaboración de clase que su dirección defiende desde hace décadas.

Frente al manifiesto por la regeneración sindical promovido por “Ganemos CC.OO., la dirección del sindicato ha propuesto urbi et orbi, con nuevas tecnologías de la participación que no fomentan los debates a nivel de base, una a modo de reflexión, titulada “Repensar el sindicato”, que ha sido recomentada por los que llevaban meses practicando por su cuenta este reto repensativo. Por cierto, nada fácil de llevar a cabo en medio de las trifulcas con tus propios “líderes” sindicales.

Señala Ganemos CCOO que “a pesar del manifiesto fracaso de su modelo sindical, la dirección confederal elude completamente en su documento cualquier tipo de discusión sobre la estrategia de pacto y concertación social. … Por supuesto, se describen los problemas del paro estructural, de la precariedad que castiga especialmente a los jóvenes y a las mujeres, de la caída de los salarios reales, del peligro que amenaza a las pensiones, de la pérdida generalizada de derechos en el puesto de trabajo, del deterioro continuado del conjunto de los servicios y derechos sociales… Pero no se dice ni una palabra sobre la estrategia con la que la mayoría confederal los ha afrontado, una estrategia que, tomando como premisa la prioridad absoluta del “acuerdo social”, ha contribuido a una falta de respuesta efectiva a los ataques continuados de la Patronal y de los gobiernos del PSOE y PP, facilitándolos en la práctica”.

Señalan con cierta ironía los de Ganemos CCOO que “en lugar de un debate sobre los problemas reales de la clase trabajadora y la estrategia que debiera seguir CCOO para revertirlos, el documento se explaya en cuestiones de mejora organizativa, de institucionalización de la representatividad sindical o de política de comunicación, como si los problemas que atraviesan las Comisiones Obreras pudiesen resolverse con ajustes estatutarios o con mejoras de nuestra página web".

Está claro que queda mucho por pensar. Y mucho por hacer. Y una correlación de fuerzas entre dos modelos de sindicalismo por resolver. A ver si, como en el caso de las asignaturas no aprobadas, nos podemos presentar, razonablemente preparados, a la convocatoria de septiembre.

Léase documento completo de Ganemos CCOO aquí.

* Este artículo se publicó en Mundo Obrero el pasado 10 de agosto http://www.mundoobrero.es/pl.php?id=6058


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