El pasado 23 de enero un obrero de 36 años que trabajaba como soldador en Asturfeito (Avilés) sufrió la amputación de sus dos piernas, al verse atrapado por la estructura metálica que estaba soldando. En esta empresa no está constituido un comité de empresa, en su lugar la empresa ha promovido un sistema de “representación” basado en un representante elegido por la dirección de la propia empresa para cada sección de trabajadores.
Sin embargo, Asturfeito recibió la Medalla de Plata de parte del gobierno del Principado (PSOE) en 2015 que, según palabras del propio Javier Fernández (presidente del Principado) “premia la gestión del buen capitán de industria a quien tanto debe nuestra pujanza económica”.
Lo cierto es que desde 2012 se ha venido incrementando la siniestralidad laboral. No es ninguna coincidencia que esta tendencia empezara en los peores años de la crisis y coincida con la aprobación de la reforma laboral del gobierno del PP. El incremento de los ritmos de trabajo y la precarización del empleo están haciendo que la seguridad y la salud laboral, los derechos de los trabajadores y los salarios sean pisoteados por la lógica capitalista de la obtención del máximo beneficio.
¡Nuestras vidas, sus beneficios!
Los trabajadores individualmente poco o nada podemos hacer frente el chantaje patronal, o aceptas esas condiciones laborales o hay un gran ejército de reserva de 5 millones de parados, que para salir de la miseria a la que han sido condenados, aceptarán esas condiciones de trabajo. La única salida que nos queda es la unión y la organización.
La organización en sindicatos de clase, que mediante la democracia interna y participativa represente los intereses de los trabajadores y que se base en la propia fuerza de la clase obrera, dando el protagonismo tanto en las decisiones como en las acciones a los propios trabajadores, es la mejor herramienta que tenemos para conseguir nuestras reivindicaciones.
Pero nuestras reivindicaciones no se pueden limitar al ámbito laboral, el problema no es solo que haya empresarios sin escrúpulos que pasen por encima de nuestros derechos más básicos como el de la seguridad en el trabajo. No es una cuestión de capitalistas buenos y capitalistas malos, es una cuestión de que el capitalismo, en su afán de conseguir el máximo beneficio tiene que incrementar constantemente la productividad, a base de explotar más a los trabajadores, o es comido por otros capitalistas.
Por eso la organización de los trabajadores para luchar por unas reivindicaciones concretas e inmediatas tiene que servir como herramienta para organizar una lucha más amplia. Una lucha que nos despoje definitivamente de las cadenas de la explotación del trabajador por el capitalista y nos permita vivir en una sociedad donde prime la seguridad, el bienestar y la dignidad de las personas por encima del interés capitalista, osea la lucha por el socialismo.
Javier Pérez Muñoz - Miembro del comité de empresa en el Ayuntamiento de San Martín y de GanemosCCOO Asturias.