El día 14, CCOO y UGT han firmado el preacuerdo del III AENC (Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva).

Como los dos anteriores, este AENC está lleno de palabras bonitas, pero que no son más que eso, palabras, recomendaciones que no obligan a nada a las empresas. Algunos ejemplos:

“promocionar la contratación indefinida y la transformación de contratos temporales en fijos...”.

“Analizar en el ámbito del convenio (...) la posibilidad y conveniencia, o no, de determinar el volumen global de contrataciones temporales, incorporando en su caso definiciones precisas de las referencias, márgenes o límites materiales y temporales para medir su aplicación...”.

“La modalidad del contrato a tiempo parcial indefinido puede ser una alternativa a la contratación temporal o a la realización de horas extras en determinados supuestos.”.

“Fomentar la contratación de los trabajadores con mayores dificultades para su incorporación al mercado laboral”.

“Avanzar en el desarrollo de criterios orientadores de medidas que fomenten...”.

Esta retórica vacía alcanza incluso el contenido del III AENC en materia salarial:

“los salarios negociados en los próximos años deberían comportarse de acuerdo a las siguientes directrices:

“Incremento salarial para 2015: hasta 1%

“Incremento salarial para 2016: hasta 1,5%”.

Pero decir que el incremento salarial para este año puede ser de hasta el 1% es decir una perogrullada. Puede ser de hasta el 1% como podría ser de hasta el 2, el 5 o el 25% porque no hay ninguna ley que fije un tope máximo en los incrementos salariales. De hecho, algunos sectores de la patronal ya han dicho que no piensan llegar al 1%.

Y pueden hacerlo porque el texto del preacuerdo también recoge a continuación que “los negociadores deberán tener en cuenta las circunstancias específicas de su ámbito para fijar las condiciones salariales, de tal manera que los porcentajes de incremento salarial podrán modularse en cada sector o empresa”.

En definitiva, este pacto es un brindis al sol porque, en cuanto a los incrementos salariales en la negociación colectiva, NO OBLIGA A NADA a los empresarios. Pero como, a pesar de esto, a algunos sectores de la patronal les ha parecido un exceso, para tranquilizarlos el presidente de la CEOE declaró: “No estamos obligando, estamos recomendando”. Más claro, agua.

En realidad Rosell no tenía que declarar nada porque los propios sindicatos reconocen que el acuerdo no obliga a las empresas: “CCOO y UGT queremos recordar que el acuerdo tiene un carácter obligacional respecto de las cuatro organizaciones firmantes. Esto significa que, si bien los criterios y recomendaciones que contiene no tienen carácter obligatorio para los negociadores de los convenios, sino que respetan plenamente su autonomía decisoria, las Confederaciones signatarias sí asumen los compromisos recogidos en el Acuerdo y se obligan en consecuencia a llevar a cabo todos los esfuerzos y las actuaciones pertinentes para que sus respectivas organizaciones asuman y trasladen efectivamente a la negociación los mencionados criterios y recomendaciones, sin menoscabo de su autonomía”. (http://www.ccoo.es/csccoo/Inicio:848120--El_III_AENC_prioriza_el_empleo_de_calidad,_los_salarios_ganan_poder_adquisitivo_y_se_fortalece_el_convenio_colectivo)

El III AENC también aborda otros asuntos. Por ejemplo, dice lo siguiente: “Las organizaciones firmantes compartimos una valoración positiva sobre los Sistemas de Previsión Social Complementaria y hemos considerado abordar el desarrollo de los mismos en el marco de la negociación colectiva”.

Lo que tienen que hacer las direcciones de CCOO y UGT es defender el sistema público de pensiones, no contribuir a deteriorarlo a través de acuerdos como el firmado con Zapatero en 2011, para luego fomentar fondos privados de pensiones en cuya gestión participan en ocasiones los propios sindicatos (cobrando por ello, claro está).

Este pacto es un nuevo favor político a la derecha en vísperas electorales, para transmitir una imagen de diálogo y armonía social que nada tiene que ver con la realidad cotidiana de abusos y dificultades de todo tipo que sufrimos los trabajadores del Estado español, una realidad que se nos muestra, por ejemplo, en las penosas condiciones de los trabajadores de las subcontratas de Telefónica, que están protagonizando una lucha ejemplar que debe recibir la solidaridad y el apoyo de todo trabajador con conciencia de clase.

Este pacto refleja, una vez más, que los máximos dirigentes de CCOO y UGT no tienen voluntad de luchar para defender los intereses de los trabajadores. Con hacerle recomendaciones a la patronal, ya han cumplido, ¡y el resto no está en sus manos! Hay que cambiar este estado de cosas, hay que cambiar nuestro sindicato desde dentro.

Los afiliados descontentos somos decenas de miles. Desde GanemosCCOO hacemos un llamamiento a las bases de CCOO a organizase para luchar por recuperar CCOO para los trabajadores. Sin organización, la clase obrera es carne de cañón para la explotación capitalista. Organízate y lucha con nosotros para que CCOO vuelva a ser un sindicato combativo, de clase, democrático y asambleario.  

 


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