Solo la movilización puede parar los despidos
El reciente anuncio de la presentación de un ERE en la empresa INDRA SISTEMAS con una previsión de 1.850 despidos es sin duda el ataque más grave recibido hasta el momento por una empresa del sector TIC (Tecnologías de la Información y las Comunicaciones) en el Estado español.
Más allá del desmesurado número de despidos previstos –casi el 14% de los 13.500 trabajadores de INDRA SISTEMAS– lo más preocupante de este ERE es que todo indica que se trata del primer paso para un desmantelamiento completo de las condiciones laborales que hasta el momento regían para los 21.000 trabajadores del conjunto del Grupo INDRA.
El deterioro continuado de la situación laboral en el sector TIC no es una novedad. Incluso antes del desencadenamiento de la crisis económica en 2007, la precariedad, los bajos salarios, la temporalidad no justificada, los falsos contratos “por obra o servicio”, las jornadas agotadoras, las disponibilidades abusivas en fines de semana, festivos o noches, empezaban a ser moneda corriente, especialmente para los nuevos empleados. La masiva extensión en el sector TIC de la subcontratación facilitó este proceso, y no era extraño encontrar diferencias salariales de más de un 50% entre trabajadores que realizaban las mismas tareas.
De esta situación se beneficiaron, en primer lugar, los empresarios del sector TIC. Pero no fueron los únicos. Bancos y entidades de ahorro, grandes empresas de comunicaciones como Telefónica o Vodafone, empresas de distribución como El Corte Inglés, gigantes del sector de la energía como Iberdrola o Gas Natural Fenosa, disfrutaron durante años de una continua bajada de los costes de gestión y administración de sus sistemas e infraestructura informática a costa de nuestros salarios y de millones de horas extra no remuneradas.
Y aunque los empresarios del sector nos hablan de las presiones de los clientes, de las tarifas a la baja, de la dura competencia que están sufriendo, la realidad es que los intereses de las empresas del sector y los de sus empresas cliente son exactamente los mismos: explotar más a los trabajadores pagándoles cada vez menos por cada una de sus horas de trabajo.
Si revisamos la composición accionarial de las grandes empresas TIC encontramos que entre sus accionistas están las mismas empresas y bancos para las que trabajan. Precisamente el flamante presidente de INDRA –y verdugo de sus trabajadores— Fernando Abril Martorell, debe su nombramiento a las presiones de Telefónica, que es poseedora de un importante paquete de acciones de INDRA y que ha decidido que ha llegado el momento de liquidar las condiciones laborales que los trabajadores de INDRA conquistaron y mantuvieron en años pasados.
El puesto de trabajo no se vende. El puesto de trabajo se defiende
La negociación del ERE de INDRA se inició el día 13 de julio con una oferta de un máximo de 14 mensualidades como indemnización a los despedidos. Pero ante un ataque como el que plantea INDRA no hay nada que negociar. En la mesa de negociación la empresa estará dispuesta a mejorar levemente las condiciones del despido si con ello consigue la firma de la representación sindical y evita así un posible conflicto, pero los planes de reducción de plantilla –y los inevitables recortes salariales que acompañan a los despidos– seguirán sin piedad alguna.
La experiencia nos demuestra que ceder ante las pretensiones de reducir plantilla en empresas con beneficios solo conduce a dividir y debilitar a los trabajadores. Y resulta que INDRA ha realizado beneficios muy sustanciosos en los últimos años: nada menos que 612 millones de euros entre 2010 y 2013. Por eso, el anuncio de pérdidas inesperadas en la cuenta de resultados de 2014 es completamente increíble. Esas pérdidas no son reales, sino el resultado de operaciones de ingeniería financiera facilitadas por el carácter internacional de INDRA y por las facilidades que le ofrece la vigente normativa contable para desviar facturación a otros países.
La verdadera intención de la Dirección de INDRA es iniciar un gradual proceso de sustitución de la plantilla actual, que todavía mantiene unas condiciones dignas de trabajo y una cierta estabilidad en el empleo, por nuevos trabajadores en las condiciones de precariedad y miseria salarial que se están imponiendo en el sector.
Por todo ello, los trabajadores de INDRA no pueden aceptar negociar el precio de su puesto de trabajo. No se trata de regatear unos euros más en la indemnización, ni de propiciar supuestas bajas “voluntarias” de los empleados y empleadas que por sus circunstancias personales o familiares son menos capaces de resistir la presión y el acoso empresarial. Se trata de seguir el ejemplo de Coca-Cola y dejar desde el primer día bien claro a la empresa que EL PUESTO DE TRABAJO NO SE VENDE, EL PUESTO DE TRABAJO SE DEFIENDE. Han sido los trabajadores de INDRA los que han levantado la empresa; ha sido su esfuerzo y profesionalidad lo que ha hecho que INDRA sea una referencia mundial en el sector TIC, y por eso hay que resistir la ofensiva empresarial con nuestra mejor arma, la HUELGA.
Hay que hacer que las empresas cliente de INDRA sientan en sus carnes la determinación de los trabajadores de INDRA de no dejarse pisotear. Cuando se acumulen las incidencias sin resolver, cuando las implantaciones deban retrasarse sin fecha y todas las planificaciones salten por los aires, cuando la no realización de las tareas básicas de mantenimiento de infraestructura provoque pérdidas de rendimiento o caída de sistemas, los trabajadores de INDRA estarán en mejores condiciones de hacer frente y frenar la ofensiva patronal.
El reto no es fácil, pero los trabajadores de INDRA cuentan con una importante ventaja: NO ESTÁN SOLOS. Todo el sector TIC está sometido a ataques salvajes contra nuestros derechos laborales. Las plantillas de Cap Gemini, Atos, IBM GSE, HP y otras muchas empresas del sector están atravesando circunstancias similares a las de los compañeros y compañeras de INDRA. Por eso las condiciones son óptimas para que un ataque a los compañeros de una empresa sea visto como un ataque al conjunto de los trabajadores. Y para eso necesitamos que los sindicatos de clase con presencia en nuestro sector cumplan con su obligación y encabecen y unifiquen la lucha de los trabajadores.
Desde GanemosCCOO apoyamos con todo nuestro entusiasmo la convocatoria inmediata de una HUELGA en INDRA como la única respuesta posible ante la amenaza de despidos. Y apoyamos que esa huelga sea el punto de partida para una movilización unitaria del sector contra la degradación y la precarización que estamos sufriendo en los últimos años.