El 10 de Marzo de 1972, la policía franquista disparó contra una manifestación de los trabajadores de los astilleros Bazán de Ferrol (hoy Navantia), con el resultado de dos muertos, Amador Rey y Daniel Niebla. Uno de los dirigentes de las Comisiones Obreras de la Bazán de Ferrol en aquella época fue Rafael Pillado, quien más tarde sería el primer secretario general del Partido Comunista de Galicia tras la caída de la dictadura.
Con motivo del aniversario del 10 de Marzo, Rafael Pillado ha escrito un artículo de opinión titulado 1972-2016: Un parecido indeseable, donde traza algún paralelismo entre la realidad de la España de la dictadura y la realidad de la España del PP a raíz del veto del CNI a Xaquín García Sinde, sindicalista de GanemosCCOO en Navantia-Ferrol.
Pincha aquí para leer un extracto del artículo publicado por La Voz de Galicia
Entre 1972 e 2016 hay, sin ninguna duda, muchísimas diferencias. Pero, lamentablemente, también veo algún parecido que me recuerda aquellos negros tiempos.
En 1972 luchábamos para conquistar los derechos laborales. Y finalmente lo conseguimos, aunque fue duro y pagamos un precio altísimo. En 2016 la lucha debe ser para defender los derechos conquistados que todavía quedan y reconquistar los perdidos por culpa de las reformas laborales del PSOE y del PP. Esto sólo será posible si los trabajadores y las trabajadoras comprenden cómo conquistamos los derechos que ahora se están perdiendo, si vuelven a tomar conciencia de sus intereses de clase y se organizan como tal clase obrera para hacerlos valer.
En 1972 luchábamos para conquistar las libertades democráticas. También lo conseguimos. En 2016 la lucha debe ser para defender esas mismas libertades. Porque estos cuatro años de gobierno del PP no sólo vieron recortes brutales en los derechos laborales y sociales. También hubo recortes en los derechos democráticos. Ahí están la Ley Mordaza o el ingreso en prisión de los titiriteros, por poner dos ejemplos bien conocidos.
Esta tendencia autoritaria del PP también se percibe en el terreno laboral. Estos cuatro años de Rajoy vieron a más de 300 trabajadores y sindicalistas procesados o condenados a penas de prisión en aplicación del artículo 315.3 do Código Penal, como Carlos y Serafín (trabajadores del transporte de Vigo), Ana y Tamara (trabajadoras de instalaciones deportivas de Pontevedra) o los “ocho de Airbus”. Tras cuarenta años sin aplicarse, el PP recurre ahora a un artículo que fue introducido en la etapa final de la dictadura (julio de 1976) con dos objetivos: uno declarado (“hacer frente a la creciente actividad agresiva de grupos organizados que se autodenominan piquetes de extensión de huelga”) y otro no declarado (intentar frenar mediante la represión el impresionante auge de la lucha de los trabajadores y de las Comisiones Obreras, que aún tendrían que esperar hasta abril del 77 para ser legalizadas).
Pero también en la comarca de Ferrol tenemos un caso de la deriva autoritaria del PP: el veto del CNI a Xaquín García Sinde por “continuada participación en organizaciones y grupos cuyos ideales defienden una estrategia revolucionaria: de clase, anticapitalista e internacionalista”. Ese veto significa que el CNI represalia a un trabajador por profesar unas determinadas IDEAS, y lo hace a pesar de que, en su resolución, el propio CNI reconoce que las actividades del compañero son LÍCITAS. Grave, muy grave. A los que vivimos el 10 de Marzo del 72, esta actuación del CNI nos trae a la memoria los tempos de la dictadura en que los sospechosos de ser ‘rojos’ tenían vetado el acceso a buques militares en la Bazán.
Es escandaloso que el Estado vuelva a considerar a un trabajador como un riesgo para la seguridad nacional por sus ideas y por realizar actividades sindicales y políticas en el marco de la ley, equiparándolo así con un sospechoso de cosas tan graves como terrorismo o espionaje. Es una represalia inaceptable en un régimen democrático, y por eso exige que alcemos la voz.
En este sentido, este 10 de Marzo los sindicatos deberían denunciar con toda firmeza este atropello y tomar medidas para solucionarlo. Porque nunca se debe olvidar la sabia enseñanza del conocido poema: “Primero vinieron a por los comunistas; no me importó, yo no lo era...”.
Rafael Pillado