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En los últimos años, un auténtico despertar de la lucha feminista está recorriendo todos los continentes, abarcando todos los aspectos de la vida de las mujeres. Los feminicidios, la violencia sexual y machista, los derechos reproductivos, la discriminación salarial, la doble vara de medir de la justicia burguesa o la discriminación en tantos ámbitos de la vida, han sido puestos en tela de juicio con movimientos de masas en numerosos países.

Como no podía ser de otro modo, esta lucha feminista se encuentra estrechamente vinculada a la lucha contra la desigualdad social, y por los derechos democráticos, y está teniendo su expresión en el ámbito laboral con movilizaciones de sectores precarizados y particularmente explotados, cuya mano de obra es mayoritariamente femenina. Ejemplos como la contundente huelga de las trabajadoras de HyM o la ejemplar movilización de las camareras de piso, las Kellys, demuestran que sin duda la mujer está hoy a la vanguardia de la lucha también entre la clase obrera. No es de extrañar, puesto que las mujeres padecemos en mayor medida aún que nuestros compañeros la precariedad, los bajos salarios, el acoso laboral, etc…

La movilización internacional del próximo 8 de Marzo, promovida por distintas organizaciones feministas y de la izquierda será sin duda una impresionante demostración de la fuerza en muchísimos países.

De la misma manera, en el estado español, GanemosCCOO, junto a numerosos colectivos y organizaciones, como el Sindicato de Estudiantes y la plataforma feminista anticapitalista y revolucionaria, Libres y Combativas, estamos trabajando para impulsar ese día una huelga general que ponga de relieve el verdadero papel que jugamos para el desarrollo de la economía y en el funcionamiento de la sociedad y para reivindicar contundentemente nuestros derechos como mujeres trabajadoras.

El planteamiento de la huelga tiene varios ámbitos: el de cuidados, consumo, estudiantil y laboral; en este último frente, el sindicato CGT ha anunciado que convocará para ese día una huelga general de 24 horas. Una vez más las direcciones, tanto de CCOO como de UGT, en su empeño estratégico de mantener a toda costa la paz social, están manifestando que carecen de una postura de lucha y reivindicativa real y consecuente, también hacia este tema.

Es obvio que ambas organizaciones tienen en su seno a miles de mujeres trabajadoras, combativas y comprometidas con la igualdad y la lucha sindical y nuestra crítica no va por supuesto hacia ninguna de ellas. Esto vale también para los miles de afiliados y delegados que se parten el pecho en los tajos o aguantan como pueden los ataques de la patronal.

Pero también es más obvio cada día que, al margen de los discursos o los gestos de cara a la galería, en el terreno del feminismo, como en tantos otros, las cúpulas sindicales, con su aparato de cuadros completamente burocratizados, no sólo han abandonado en la práctica la movilización y la lucha, sino que en demasiadas ocasiones han actuado como un freno y un obstáculo ante las trabajadoras movilizadas.

Colectivos como las Kellys sin ir más lejos, han chocado en su lucha no solamente contra los empresarios hosteleros, sino con las propias federaciones sindicales de CCOO y UGT, que han reaccionado en la práctica como muleta de la patronal y no como defensores de los derechos de las trabajadoras, firmando acuerdos completamente insatisfactorios que no recogen las principales reivindicaciones de estas compañeras.

Esta actitud es más sangrante aún si tenemos en cuenta que hablamos de un colectivo que soporta condiciones laborales inhumanas por salarios de miseria, mientras los hosteleros han obtenido en el último periodo beneficios multimillonarios. Un sector donde además debido a su precariedad y dispersión, la organización sindical no es tarea fácil, y que pese a ello está protagonizando una lucha ejemplar por la dignificación de sus condiciones de trabajo.

La desmovilización que los dirigentes sindicales mantienen respecto a los retrocesos laborales en los centros de trabajo está en total sintonía con la pasividad con la que en el último periodo han aceptado todos y cada uno de los retrocesos en nuestros derechos laborales, sociales y democráticos: frente el desmantelamiento de los servicios públicos, los ataques al sistema de pensiones, la ley mordaza y un largo etc… han renunciado a levantar la bandera de la movilización de forma unificada, extensa y contundente, adoptando el lastimoso papel del “pepito grillo” del gobierno del PP, limitándose a señalar los males que nos aquejan debido a sus políticas antisociales, males que por otro lado conocemos suficientemente.

De la misma manera, pese a que no pasa un solo día sin que expresen públicamente su compromiso y “sensibilidad” ante la discriminación y las violencias que sufrimos las mujeres, de nuevo hacen dejación de sus responsabilidades de cara a la gran movilización feminista del 8 de Marzo de este año, negándose a convocar la huelga general en las empresas y justificando su falta de compromiso con el manido argumento de “no interferir” en la autonomía de los colectivos promotores de las movilizaciones.

Pero las mujeres trabajadoras no necesitamos declaraciones paternalistas carentes de cualquier tipo de utilidad práctica, sino que los dirigentes de las organizaciones sindicales mayoritarias asuman su responsabilidad en la parte que les toca. No necesitamos que nos compadezcan, se rasguen las vestiduras ni viertan lágrimas de cocodrilo ante la violencia cotidiana que padecemos.

Lo que necesitamos es que pongan todo el potencial del sindicato, toda su capacidad de movilización al servicio de la lucha, feminista en este caso, pero también obrera y social. No nos basta que se pongan de perfil como si la cosa no fuera con ellos, ni que se limiten a convocar formalmente un paro de una o dos horas para “las que queramos” secundar la huelga. No es con medidas para salir del paso, que anuncian con el objetivo de sacudirse la presión que esta cuestión tan sensible les genera, como vamos a conseguir dar pasos adelante firmes y serios en la consecución de nuestras justas reivindicaciones.

La convocatoria de la Huelga General el 8 de Marzo es una necesidad para garantizar el éxito de la movilización a nivel laboral. La precariedad, la brecha salarial, la discriminación en la relación de puestos de trabajo, etc, son motivos más que suficientes para justificarla. La política de paz social y desmovilización que practican las cúpulas sindicales ha tenido consecuencias catastróficas en las empresas y para las condiciones de vida de la clase trabajadora en general.

El 8 de Marzo podría ser la oportunidad para revertir esta dinámica que nos conduce al desastre. Cualquier otra actitud por parte de los sindicatos mayoritarios que no sea respaldar la movilización a través de la Huelga General supone, ni más ni menos, continuar dando oxígeno a este gobierno de los recortes y la corrupción.

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