El jueves 8 de agosto el Ministerio de Trabajo publicó los datos de siniestralidad laboral del primer semestre de 2024. Las cifras son escalofriantes: 360 muertes en lo que llaman asépticamente “accidentes de trabajo” entre enero y junio. 60 muertos al mes, dos muertes cada día. Lo peor es que estas cifras suponen un aumento de 23 fallecidos sobre el mismo período de 2023, casi un 7% más.

Estas cifras revelan que los empresarios del Estado español amasan sus astronómicos beneficios al precio que sea, incluyendo la reducción de la inversión en seguridad laboral, imponiendo jornadas extenuantes o condiciones de trabajo de tal dureza que acaban provocando accidentes fatales.

Así lo demuestra el hecho de que la causa de muerte en el trabajo que experimentó un mayor incremento fueron los atrapamientos, aplastamientos o amputaciones, que causaron la muerte a 49 trabajadores, 15 más que en el primer semestre del año anterior, lo que supone un brutal incremento del 44%.

Cualquier otra causa de muerte de tal magnitud levantaría olas de indignación en las más altas instancias oficiales si fueran policías, parlamentarios o jueces. Pero las muertes en el trabajo se asumen, tanto por la patronal como por el Gobierno y la administración como un evento inevitable, que va inseparablemente unido a la condición de asalariado o asalariada.

Todos los días Pedro Sánchez y sus ministros celebran los grandes resultados del Ibex 35 pero ningunean estos datos escalofriantes. Desde el Ministerio de Trabajo de Yolanda Díaz prefieren resaltar que el conjunto de la siniestralidad laboral solo suponen un 0,2% más y que los accidentes clasificados como leves y graves sin muerte incluso disminuyeron en un 0,4% y un 1,1% respectivamente.

¿Es creíble esta disminución de los accidentes sin consecuencias mortales mientras que los que terminan con la muerte del trabajador se disparan? ¿O será que muchos trabajadores y trabajadoras, especialmente los más precarios y vulnerables, entre los que se encuentra la cada vez mayor población inmigrante, prefieren no denunciar el accidente por miedo al despido o a represalias mayores como la deportación en el caso de trabajadores inmigrantes sin papeles?

La impunidad de que disfrutan los empresarios que incumplen la normativa de seguridad en el trabajo y que provocan con ello graves accidentes a sus asalariados es tan grande que muchos afectados y afectadas prefieren ocultar el accidente para intentar congraciarse con su explotador.

El pasado 26 de julio un trabajador ecuatoriano ingresó en un hospital de Ávila con graves heridas en el brazo[1], después de haber sido abandonado por su empresario, un ganadero que lo tenía sin contrato y sin asegurar, y que lo explotaba sin piedad.

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La impunidad de que disfrutan los empresarios que incumplen la normativa de seguridad en el trabajo es tan grande que muchos afectados ocultan el accidente para intentar congraciarse con su explotador.

No es, ni mucho menos, el primer caso. En julio de 2020 un inmigrante nicaragüense, que trabajaba como temporero en una explotación agrícola también sin contrato y sin seguro, fue abandonado muerto en la puerta de un hospital de Lorca (Murcia)[2]. La causa de su muerte fue un golpe de calor, porque estos empresarios agrícolas, que tanto gustan de manifestarse con sus tractores adornados con banderas rojigualdas y de Vox, incumplen sistemáticamente las normas que supuestamente protegen a los trabajadores frente a las temperaturas extremas del verano. Normas que son magníficas sobre el papel, pero no sirven para nada ya que no van acompañadas de sanciones de la suficiente magnitud como para disuadir a los empresarios de violarlas.

Precisamente en Vox, el partido que más furiosamente brama contra la inmigración difundiendo bulos y discursos de odio, militaba el empresario olivarero de Jaén que abandonó a un trabajador muerto en la puerta de un centro de salud en Pozo Alcón, en la Sierra de Cazorla[3]. Este explotador, que anteriormente había sido concejal del PP, se deshizo del cadáver de un temporero, al que tenía trabajando en su finca sin contrato y sin seguridad social, como quién se deshace de un fardo inútil.

Pero ejemplos semejantes saltan todos los días a la prensa, en Baleares, en Huelva, en Almería, en Málaga, en Zaragoza… pero ningún patrón da con sus huesos en la cárcel, faltaría más.

Evidentemente tanto Vox como el PP prosiguen con su miserable campaña anti trabajadoras y trabajadores inmigrantes, cuyo único objetivo es mantener las condiciones necesarias para que los empresarios de los sectores que dependen en mayor medida del trabajo inmigrante, agricultura, hostelería, construcción, limpieza, cuidado de mayores, etc., puedan seguir explotándolo y violando la legislación laboral con total impunidad.

Precisamente este sería un terreno muy propicio para que desde el Gobierno combatieran la demagogia de la extrema derecha. Y sin embargo lo que nos encontramos es una pasividad tan criminal, que hasta los inspectores de trabajo claman públicamente contra la falta escandalosa de medios humanos y materiales.

Poner fin a esta sangría de vidas de trabajadores y trabajadoras será imposible si esperamos a que el gobierno del PSOE-Sumar mueva ficha, o que sus estrechos aliados, las cupulas de CCOO y UGT presenten una batalla decidida basada en la lucha. La tarea es ardua y recae en el sindicalismo combativo y sobre los delegados y delegadas que no están integrados en la maquinaria de la paz social.

Es necesario denunciar con energía que estas muertes no son “accidentes”, son pura y simplemente terrorismo patronal. Para los capitalistas, nuestras vidas son un “factor de producción” más, que se ajusta a su conveniencia para obtener el nivel de beneficios esperado. La última reforma laboral, la promovida por Yolanda Díaz, solo ha servido para agravar aun más las condiciones de precariedad a las que están sometidos millones de trabajadoras y trabajadores. Esa precariedad es el terreno abonado para que las muertes en el trabajo sigan aumentando.

Las trabajadoras y trabajadores no tenemos otro camino que organizarnos y, confiando en nuestras propias fuerzas, combatir la lacra de la siniestralidad laboral atacando a su raíz, el sistema capitalista, y promoviendo un sindicalismo de clase, combativo, asambleario y democrático.

 

[1] https://elenclave.es/empresario-abandona-inmigrante-herido-puerta-hospital/

[2] https://diario16plus.com/sociedad/la-muerte-del-temporero-abandonado-en-la-puerta-del-hospital-recuerda-la-falta-de-derechos-humanos-con-este-colectivo-en-las-recolecciones-en-espana_190299_102.html

[3] https://www.eldiario.es/andalucia/jaen/jaen-migrante-muerto-hospital-vox_1_1179428.html


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