Una derrota del PNV en las elecciones de la CAV el próximo 21 de abril es una posibilidad real. Sus políticas de privatizaciones salvajes, de destrucción de la sanidad y la educación públicas, sus escándalos de corrupción o la represión creciente contra luchas obreras y sociales le están pasando factura. El nerviosismo de sus dirigentes es muy evidente.

Es pues el momento de acelerar la caída del Partido de los Negocios Vascos, no de darle oxígeno, no de considerarlo un posible aliado. El PNV, como la experiencia ha demostrado, es un enemigo declarado de la clase obrera y la juventud de Euskal Herria, pero un socio muy fiable para la burguesía española y las cloacas del Estado.

Lucha de clases y estrategia de la burguesía vasca

La posibilidad de derrotar al PNV es, por encima de todo, consecuencia del ascenso de la lucha de clases en Euskal Herria, con los trabajadores a la ofensiva, movilizados en las calles, impulsando el 56% de las huelgas que se producen en todo el Estado, con confianza en sus propias fuerzas. Luchas que en muchos casos se han saldado con importantes victorias.

La existencia de un movimiento sindical combativo, encabezado por ELA, LAB y ESK, que ha impulsado dos huelgas generales en estos cuatro años, y decenas de conflictos muy radicalizados como Tubacex, Mercedes Benz y Michelin, el metal de Bizkaia y Araba, el sector público en la CAV y Nafarroa, las huelgas de las limpiadoras del Guggenheim y de las trabajadoras de residencias de Bizkaia, SAD, TUVISA, etc…, ha sido clave. La propia convocatoria de la huelga general feminista el pasado 30 de noviembre ha sido un buen ejemplo también. Una huelga construida y convocada desde abajo, de forma militante, con la adhesión de 1.500 Comités de Empresa, y al margen de las direcciones burocráticas de CCOO y UGT y de su política militante de desmovilización y paz social.

Por supuesto la movilización constante de la juventud, en huelgas estudiantiles muy potentes, contra la represión policial, por el derecho a la vivienda digna, contra la precariedad o la destrucción climática.

La burguesía vasca sabe todo esto. Por eso mismo está actuando en dos planos. Primero, intentan renovar su desgastada imagen con un joven candidato, Imanol Pradales. Pero no engañan a nadie. El personaje que han elegido es más de lo mismo, hecho a medida de la patronal, titular de hasta 7.200 acciones de Sacyr, impulsor de grandes proyectos de construcción de infraestructuras críticas para el medio ambiente, como la ampliación de la autopista Supersur de Bilbo, y que bebe de las mejores tradiciones corruptas y clientelares del PNV.

Un perfil que permitirá continuar estrechando los vínculos del PNV con el régimen sionista genocida de Netanyahu, garantizando lucrativos negocios a grandes empresas vascas como CAF o el grupo Mondragón, y con la industria militar israelí, probada en combate, es decir, en los territorios ocupados, de cara a fortalecer y surtir la acción represiva de la Ertzaintza, su brazo armado y al que miman porque van a utilizarlo a destajo.

Segundo y muy importante. Si el PNV ha podido mantenerse en Ajuria Enea ha sido gracias al apoyo y la participación en su Gobierno del PSE, con consejeros desde hace ocho años. Y este es precisamente el quid de la cuestión: que el PSOE de Pedro Sánchez ha asegurado su apoyo incondicional al PNV en la CAV a cambio del respaldo de este último a su investidura en Madrid. Un hecho que saben perfectamente Otegi y la dirección de EH Bildu.

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La burguesía vasca intenta renovar su desgastada imagen con Imanol Pradales. Pero no engañan a nadie. El personaje que han elegido es más de lo mismo, hecho a medida de la patronal.

El avance de EH Bildu y los peligros de su deriva hacia la socialdemocracia

En este contexto, EH Bildu aparece como la única alternativa a la izquierda en el terreno parlamentario frente al PNV y sus socios, y no deja de beneficiarse de la gran conflictividad social y laboral de estos años.

Una lucha de clases muy viva que ya hemos señalado, y se está reflejando en todos los terrenos, en las movilizaciones masivas contra el genocidio en Gaza por todo Euskal Herria, en la huelga estudiantil feminista convocada por nuestros compañeros y compañeras de Ikasle Sindikatua el 8M, y sobre todo con el surgimiento de GKS y del Movimiento Socialista impulsando movilizaciones juveniles masivas en las calles y desafiándo abiertamente a EH Bildu con un lenguaje comunista e internacionalista.

Por eso los intentos de los dirigentes abertzales de explicar su ascenso electoral por su su giro político hacia posiciones “pragmáticas e incluso conservadoras”, es decir, netamente socialdemócratas, no se corresponde con la realidad. El incremento de su apoyo no es por eso. Es el fruto del colapso completo del espacio de Podemos en Euskal Herria y de la radicalización de la lucha obrera y juvenil.

El avance electoral de EH Bildu es innegable, y podría incluso ser la fuerza más votada en estas elecciones. Una realidad que pone en evidencia el enorme potencial existente para levantar una alternativa revolucionaria anticapitalista de combate.

Pero esta realidad también presenta otra cara, y esa cara no es positiva. Hay que decirlo honestamente.

Una reflexión sobre todo lo que está ocurriendo en el ámbito de esa izquierda supuestamente alternativa al PSOE, incluyendo a EH Bildu, nos lleva a una conclusión: en lugar de tomar el cielo por asalto y confrontar con los poderes económicos y políticos del sistema, hacer avanzar la conciencia de clase y la organización revolucionaria, al final se acaba asumiendo la lógica capitalista desde el Consejo de Ministros, los sillones parlamentarios y las concejalías. Y es así como se blanquea la agenda burguesa y de recortes que pone en práctica la socialdemocracia, y se introduce el escepticismo apelando todo el rato a lo difícil que es cambiar la correlación de fuerzas.

Podemos, que en las elecciones generales de 2015 y 2016 fue la fuerza más votada en el conjunto de EH y también en la CAV, con cerca del 30% de los votos  se enfrenta hoy a su completa desaparición en EH, siguiendo la estela de Galicia, donde obtuvo tan solo el 0,26% de los votos. Y lo mismo ocurre con Sumar, cuya presencia en el Parlamento vasco también está seriamente en duda. 

Esta experiencia es una seria advertencia para la dirección de EH Bildu, y de Sortu, sobre qué tipo de izquierda necesitamos; si “posibilista y pragmática”, como señala el último documento congresual de Sortu, o revolucionaria, comunista e internacionalista, como planteamos desde Ezker Iraultzailea.

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Podemos, que en las elecciones generales de 2015 y 2016 fue la fuerza más votada en el conjunto de EH con cerca del 30% de los votos se enfrenta hoy a su completa desaparición.

¿Gobernar con el PNV? ¿Gobernar con todos?

A pesar de esta experiencia, y del naufragio de la nueva izquierda reformista en todo el mundo, el propio Otegi, y la dirección de EH Bildu, siguen insistiendo en esa vía supuestamente pragmática. Utilizan la enorme autoridad que acumulan, los años de cárcel que han padecido y la brutal represión que han soportado.

Pero esa autoridad se puede comprometer mucho y generar una gran desafección. La insistencia en ofrecerse, si ganan las elecciones, a liderar un gobierno de unidad nacional, contando con el PNV para avanzar en la agenda del "abertzalismo y el soberanismo", y con el PSE, Sumar y Podemos para hacer políticas sociales “más de izquierdas”, es intentar cuadrar el círculo.

Apelar al PNV para luchar por los derechos democráticos de Euskal Herria, por la autodeterminación y la independencia, es simplemente negarse a reconocer lo ocurrido en estos años decisivos. ¿Acaso el PNV no se situó siempre con el Estado español, sus jueces y policías contra Batasuna y a favor de las leyes represivas de excepción? ¿Acaso no se opusieron activamente al levantamiento revolucionario del pueblo catalán tanto en 2017 como en 2019? El propio Urkullu calificó el referéndum de 2017 de “irresponsable”, señalando que "no se puede tomar en serio como base legal y legítima para llevar a cabo la independencia", y actuando como intermediario del Gobierno de Rajoy de cara a frenar a toda costa esta lucha ejemplar.

Por otro lado, la alianza con el Gobierno PSOE-Sumar, y antes con Podemos, no ha frenado el crecimiento sangrante de la desigualdad mientras los grandes capitalistas se forran, ni ha evitado que se aprueben los Presupuestos Generales del Estado más militaristas de la historia, con el voto favorable de EH Bildu. Tampoco ha permitido derogar la Ley Mordaza, manteniéndose una dura política represiva contra los derechos democráticos, y exacerbando un furibundo españolismo contra Euskal Herria, Catalunya, o Galiza. Y tampoco ha frenado las políticas otanistas e imperialistas de Pedro Sánchez y sus socios, ya sea en Ucrania, en el Sahara, o ahora en Gaza.

Aunque EH Bildu ha votado por la ruptura de relaciones con Israel, hemos conocido que uno de sus diputados, Jon Inarritu, es un convencido sionista que firmó un manifiesto contra el boicot a Israel señalando que el Estado sionista “es referencia de los pueblos que luchan por su soberanía” y vanagloriándose de los negocios de empresas vascas con este régimen criminal. Una posición que debería suponer su inmediata exclusión de EH Bildu.

Votar no basta. Hay que organizarse y luchar por la revolución socialista

Cientos de miles de trabajadores y jóvenes votarán a EH Bildu tanto para golpear al PNV y a la reacción españolista del PP y Vox, como también a una izquierda gubernamental que hace discursos contra la ultraderecha desde el Gobierno, pero que en los hechos, en sus políticas, no hacen más que plegarse a los dictados de la patronal, del aparato del Estado y del imperialismo norteamericano.

Desde Ezker Iraultzailea lo tenemos claro. No nos ponemos de perfil, no somos abstencionistas, y por eso pedimos un voto crítico para EH Bildu. Los comunistas revolucionarios, los leninistas, nunca hemos hecho bandera del abstencionismo, pero tal y como hemos repetido hasta la saciedad, votar no es suficiente ni mucho menos.

Si se quiere combatir al gobierno del PNV-PSE y sus políticas privatizadoras, anti obreras y represivas, solo hay un camino: fortalecer la movilización en las calles, unificar las luchas, y levantar una alternativa revolucionaria de combate, internacionalista y anticapitalista, que defienda sin tapujos un programa comunista.

Una derrota electoral del PNV, y del PSE, supondría un aldabonazo, llenando de más confianza a la clase trabajadora en Euskal Herria, y animando también a amplios sectores de la vanguardia que lucha en el resto del Estado. Pero gobernar a toda costa, aceptando la lógica capitalista, ya sea con el PNV o el PSE, es un camino al desastre.

Los que nos reivindicamos comunistas revolucionarios tenemos la obligación de construir nuestras fuerzas en todos los terrenos. Desde Ezker Iraultzailea rechazamos frontalmente el cretinismo parlamentario, el fetiche de las instituciones burguesas, pero también marcamos distancia con el cretinismo antiparlamentario, izquierdista, el mismo que se abstiene de defender una política comunista dentro de los sindicatos obreros, o en los movimientos de masas donde los revolucionarios somos todavía una minoría.

Es la hora de confrontar ideológicamente y construir con seriedad las fuerzas que puedan inclinar la balanza a favor de la clase trabajadora. Queremos y necesitamos levantar una alternativa comunista en Euskal Herria, en el Estado español y en todo el mundo. Pero el programa, las tácticas y la estrategia para construir esa alternativa, se prueba en los grandes acontecimientos que afectan a nuestra clase.

Organízate en Ezker Iraultzailea, únete a los comunistas revolucionarios

Nuestro Programa:

- Elevación del SMI a 2.000 euros al mes. ¡Basta ya de beneficios récords del Ibex a costa de robarnos y explotarnos! Reducción de la jornada laboral a 32 horas semanales. Derogación íntegra de las contrarreformas laborales y de las pensiones. Jubilación a los 60 años.

- Por un seguro de desempleo de 2.000 euros al mes financiado con impuestos a las grandes fortunas y la banca.

- Expropiación forzosa de las viviendas vacías en manos de los grandes tenedores, bancos y fondos buitres, y creación de un parque de vivienda pública con alquileres sociales no superiores al 20% del SMI. Anulación por ley de todos los desahucios.

- Para garantizar una vida digna y el pleno empleo, nacionalización de la banca y los grandes monopolios bajo control de los trabajadores.

- Plan de choque para rescatar la enseñanza pública. Gratuidad total de la educación desde infantil hasta universidad y FP. Ni un euro del presupuesto público para la privada y concertada. ¡Por una educación 100% pública y euskaldún! ¡No a la nueva Ley de Educación de la CAV!

- Sanidad 100% pública, digna, gratuita y universal para todos.

- Derogación de la Ley de Extranjería y de los CIE. Combatir el racismo otorgando todos los derechos a los inmigrantes y sus familias.

- Contra la violencia machista, la justicia patriarcal y la discriminación LGTBI. A igual trabajo, igual salario. Derecho al aborto libre, gratuito y en la sanidad pública. Necesitamos educación sexual en las aulas ya. Plenos derechos para la comunidad trans.

- Frenar la catástrofe medioambiental: por una planificación socialista, ecológica y sostenible de la economía. ¡No a los macroproyectos del PNV!

- Amnistía para los presos políticos vascos y derogación de las leyes y regímenes penitenciarios de excepción. ¡Fuera la Ley Mordaza, los montajes y la violencia policiales!

- Derecho de autodeterminación para Euskal Herria y las naciones oprimidas. ¡Abajo la monarquía franquista! Por la república socialista.


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