¡Nosotras no olvidamos!

En estos últimos días, muchas ministras y ministros del PSOE han hecho solemnes declaraciones condenando a Rubiales, insistiendo en que el Gobierno ha actuado con la máxima celeridad, “avanzando con diligencia y paso firme” como se jactaba Miquel Iceta. Pero, para desgracia de ellos y ellas, nosotras sí tenemos memoria y no somos imbéciles.

Las cientos de miles de mujeres que hemos levantado el movimiento feminista desde las calles no olvidamos qué posición han mantenido estas mujeres y hombres del PSOE con sillón en el Consejo de Ministros respecto a la ley del Sólo Sí es Sí, el consentimiento y el feminismo que "incómoda" a los amigos de 40 y 50 años del presidente Sánchez.

Quienes ahora están tan escandalizadas por la actuación de ese machista despreciable, no sólo le apoyaron durante años, consintieron sus desmanes y corruptelas y taparon las denuncias contra él y su entramado corrupto y machista. Son las y los mismos que hace unos pocos meses, muy pocos, unían sus votos a los del Partido Popular de Ayuso, Feijóo y Cuca Gamarra para reformar la ley del Sólo Sí es Sí y eliminar el consentimiento como factor fundamental para demostrar una agresión sexual.

Ministras como la de justicia, la señora Pilar Llop, la de la heridita “para probar que hubo violencia”, que ahora también está muy ofendida por este caso. Pero cuando realmente había que ser valiente, no dudó en ceder vergonzosamente ante los Rubiales con toga y cargar con una demagogia insoportable contra Irene Montero. ¿O no se acuerdan ya de la cacería política que desataron contra la ministra de Igualdad?

La ovación entusiasta desde la bancada popular aplaudiendo de pie cuando la reforma fue aprobada, y la soledad de Irene Montero abandonada y apuñalada por las ministras del PSOE, por Pedro Sánchez, y por su compañera de formación Yolanda Díaz, da la medida exacta de lo que estamos hablando.

Y ahora qué, ¿se piensan que somos idiotas? ¿En qué quedamos ministra Llop? Jenni Hermoso no tenía ninguna herida para demostrar que había sido agredida pero estaremos de acuerdo en que ha sufrido un episodio de violencia sexual, ¿no? ¿Qué pasa entonces?

El PSOE tiene un largo historial de hipocresía y capitulación ante la derecha y la justicia patriarcal. Sí, Rubiales ha sido quien ha besado y la manada de machirulos que le rodean quienes le han aplaudido y ovacionado. ¿Pero acaso la posición lamentable que ha mantenido el PSOE con la ley del Sólo Sí es Sí (¡que ha quedado más que claro que no tenía ningún problema de redacción!) y su campaña bestial contra Irene Montero –a la que se sumó de manera infame Yolanda Díaz– no da alas a los Rubiales con toga y a los Vilda de turno? ¿O acaso cuando Pedro Sánchez hablaba de sus amiguetes ofendidos por el “feminismo radical” de Podemos no se refería a personajes como éstos?

Claro que sí. Nosotras no olvidamos que los amos del cotarro como Florentino Pérez o el resto de presidentes de clubs de fútbol, presentadores de televisión, periodistas de las cloacas… y otros prohombres del orden político y económico del 78, son con los que el PSOE está acostumbrado a cerrar todo en despachos, bufés y palcos presidenciales. Y son estos mismos elementos de la clase dominante quienes han marcado la estrategia: vale, podéis cortar la cabeza de Rubiales, claro, pero el sistema tiene que continuar tal y como hasta ahora. Podéis hacer declaraciones, ruedas de prensa y elevar el tono, pero no se puede ir más lejos.

Seamos concretas. No hay que ser una experta en el deporte profesional para darse cuenta de que es una charca putrefacta de abusos y violencia contra la mujer, que es permitido por todos los Gobiernos del mundo. ¿Que el PSOE no sabía que estas actitudes llevan sucediendo durante años? Ahora están saliendo muchos vídeos y fotos de estos comportamientos: agarrones de tetas, tocamientos de culo, comentaristas deportivos soltando machistadas cada dos por tres… Cada vivencia es más vomitiva que la anterior. Lo han tapado durante años. Y si esta vez no han conseguido meter esta agresión debajo de la alfombra es porque la fuerza del movimiento feminista, convertido en un cauce formidable de la lucha de clases, no lo ha permitido.

Si hoy este caso sigue copando los periódicos y las redes, si se está hablando de dimisiones y de ceses, es porque millones de mujeres hemos dicho se acabó. Porque de esto va la cosa. Lo que le ha sucedido a Jenni Hermoso nos pasa todos los días a la gran mayoría de nosotras, en el trabajo, en el ocio, en las relaciones sociales, en la familia... Queremos justicia para Jenni, por supuesto. Pero esta lucha también va por todas nosotras. Por nuestros derechos, porque queremos salir a la calle sin miedo, porque estamos hartas de tener que demostrar si hemos cerrado o no las piernas.

Los machirulos nos querían calladas, pero el movimiento feminista combativo y de clase, el que hace ruido, ese al que los Rubiales de paisano y de toga consideran una lacra, ha demostrado que no va a agachar la cabeza. No vamos a parar hasta que caigan todos los responsables de esta violencia sistémica: los Rubiales, los Florentinos, los Abascales… con su justicia patriarcal, su Régimen del 78 y su orden capitalista criminal. Y nuestra rabia, que es mucha y está desbordada, no es ciega: se ha convertido en conciencia, pelea y organización.

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