La subida salarial del 3% pactada por CCOO y UGT con la empresa es una claudicación inaceptable

El próximo 11 de febrero la plantilla de las tiendas del grupo Inditex está convocada a una huelga para exigir subidas de sueldo dignas, acordes con la altísima inflación que la clase trabajadora estamos padeciendo desde hace dos años, y una equiparación de condiciones con el personal de logística del grupo. 

La convocatoria de huelga fue lanzada por CGT, después de que los dos sindicatos mayoritarios en Inditex, CCOO y UGT, aceptaran sumisamente participar en una mesa de negociación con la empresa de la que se excluyeron a los dos sindicatos combativos con mayor representatividad en el grupo, la CIG, mayoritaria en Galicia, y CGT, mayoritaria en las tiendas de Madrid. En esa mesa, CCOO y UGT aceptaron una miserable subida salarial del 3%, que es una auténtica bofetada a las trabajadoras y trabajadores de las tiendas.

Años de congelación salarial y récords de beneficios

El grupo Inditex, que suele ocupar los titulares de las páginas económicas de la prensa con la noticias de sus sucesivos récords de beneficios, ha aplicado desde hace años una brutal política de congelación salarial.

Hoy, tras dos años de subidas de precios desbocadas, las trabajadoras y trabajadores de las tiendas de Inditex cobran salarios que, con jornada completa, apenas superan los 1.000 euros mensuales, y la situación es mucho peor para el gran número de trabajadoras y trabajadores sujetos a contratos a tiempo parcial.

El grito “Trabajo en Inditex y no llego a fin de mes”, coreado con energía y rabia en todas las concentraciones realizadas estas últimas semanas ante tiendas del grupo, responde fielmente a esta realidad. Inditex y sus propietarios, el oligarca Amancio Ortega y su hija Marta, condenan a miles de trabajadoras y trabajadores a una vida de pobreza, mientras amasan cientos de millones de euros que, a través de su empresa Pontegadea, dedican a la especulación inmobiliaria más parasitaria e improductiva que pueda concebirse.

En septiembre del año pasado Inditex batió su récord de beneficio trimestral. ¡1.301 millones de euros en solo tres meses! Y en los nueve primeros meses de 2022 Inditex consiguió 3.095 millones de euros, un 24% más que en el mismo periodo de 2021.

Un negro historial de explotación y abusos

Estos fabulosos beneficios se cimentan en la más descarnada y brutal explotación, que son la marca de fábrica de Inditex.

Desde su época inicial, a finales de los años 60 y principios de los 70, Inditex se ha caracterizado por sus métodos salvajes de explotación. El negocio arrancó gracias a la labor de costureras a domicilio que trabajaban a destajo sin seguro ni contrato. Pronto se les unió el trabajo infantil, de niñas de 10 o 12 años de la zona de Arteixo, municipio cercano a Coruña, que faltaban sistemáticamente a clase para poder trabajar para “Don Amancio” y sacar unas pesetillas para ayudar a las precarias economías familiares de la Galiza rural de aquellos años.

La expansión internacional permitió a Inditex exportar estos métodos a otros países donde Gobiernos autoritarios reprimen brutalmente cualquier atisbo de resistencia o protesta obrera y donde incluso la explotación podía intensificarse aún más mediante el trabajo esclavo.

Así, en el año 2011 se descubrieron en el estado de São Paulo, en Brasil, tres talleres que trabajaban para Inditex utilizando mano de obra de inmigrantes bolivianos en condiciones de esclavitud. A pesar de sus promesas de remediar la situación, Inditex no hizo nada por cambiarla y siguió utilizando esclavos y trabajo infantil, con jornadas que llegaban a superar las 16 horas diarias. Para intentar lavar su imagen, Inditex pagó al Gobierno brasileño en 2017 una multa de más de un millón de euros, ¡pura calderilla en comparación con los beneficios obtenidos con estos métodos inhumanos!

Al año siguiente la denuncia contra Inditex provino de India. Más de 280.000 niñas de casta dalit (denominados habitualmente como “parias”) trabajaban sin salario en subcontratas del grupo, principalmente en los estados de Tamil Nadu y Karnataka, a cambio de la promesa de que sus empleadores les conseguirían un buen matrimonio. A pesar de la intervención de las autoridades indias, la pobreza de la población sigue obligando a los más pobres a aceptar cualquier imposición empresarial para poder sobrevivir, y el grupo Inditex no duda en seguir aprovechándose de ello.

Tampoco las víctimas de la guerra escapan a las redes de explotación de Inditex. En octubre de 2016 la BBC denunció la utilización de refugiadas y refugiados sirios en Turquía, incluidos niñas y niños, como mano de obra prácticamente esclava en subcontratas de varias grandes empresas, entre ellas Inditex.

Una ínfima parte de los beneficios obtenidos de esta manera tan sucia se dedica a supuestas “obras sociales”, en lo que es parte de una grosera campaña publicitaria para blanquear el horrible historial del grupo. De paso, Amancio Ortega compra silencios y voluntades, tanto de representantes políticos como de medios de comunicación, para que oculten tras un grueso muro de silencio los desmanes de Inditex.

El éxito de la huelga de las tiendas en A Coruña demuestra que la lucha sirve

Para mejorar las condiciones laborales en una empresa con estos antecedentes solo hay un camino, el camino de la movilización y la lucha.

Así lo han demostrado las trabajadoras y trabajadores de las tiendas de Inditex en A Coruña, que tras una movilización de casi un mes, y tras convocar una huelga para los últimos días de diciembre, en plena temporada navideña, consiguieron un acuerdo muy favorable, que incluía entre otras conquistas un incremento salarial del 25%.

Inditex ha aplicado desde siempre una política de “divide y vencerás”. No existe un convenio único para sus tiendas, sino que hay un convenio colectivo por cada provincia. Y esos convenios no se negocian a la vez, ni la empresa ofrece las mismas condiciones. Al contrario, Inditex trata de crear la mayor dispersión posible en las condiciones laborales para intentar romper la unidad de su plantilla.

De esta forma, hoy hay convenios congelados desde hace varios años, en algunos casos más de 10, mientras que en otras provincias se han aplicado subidas de alrededor del 2%. Pero Inditex no solo aplica criterios de discriminación territorial. También el género juega un papel muy relevante en su política de crear divisiones en la plantilla. En el sector de logística, abrumadoramente masculino, las condiciones salariales son mejores y, además, cuentan con una batería de ayudas (para comedor, guardería, conciliación, libros escolares, etc.) que se niega al personal de las tiendas que, en su gran mayoría, son mujeres.

Junto a todo esto, la represión y el miedo también juegan un papel para tratar de impedir que la plantilla se rebele. Como muy bien explicaban Sara Sánchez y María Pérez, delegadas de CGT en Zara-Madrid, en una reciente entrevista, la intimidación, las amenazas de cambio de jornada, el miedo a la no renovación del contrato o al despido, han jugado un papel central para hacer agachar la cabeza al personal del grupo.

Pero el éxito de la lucha en A Coruña ha prendido la chispa de la rebelión en las tiendas del resto del país. Desde finales de diciembre las acciones de protesta se suceden y un número cada vez mayor de trabajadoras y trabajadores de las tiendas de Inditex están dispuestos a dar un paso adelante y luchar por unas condiciones laborales dignas, similares a las que ya han conquistado sus compañeras gallegas.

Como último recurso para frenar la lucha, la dirección de Inditex ha recurrido a CCOO y UGT que, como dóciles marionetas, han firmado con los ojos cerrados el acuerdo que Inditex les puso delante. Todo indica que la indignación suscitada por esta capitulación vergonzosa se volverá contra la empresa y ayudará a extender la lucha.

Todo el apoyo de Sindicalistas de Izquierda e Izquierda Revolucionaria

Desde Sindicalistas de Izquierda e Izquierda Revolucionaria apoyamos plenamente la lucha de las trabajadoras y trabajadores de Inditex y la convocatoria de huelga lanzada por CGT para el próximo 11 de febrero.

Llamamos a nuestros simpatizantes, y a todas las trabajadoras y trabajadores, a dar el máximo apoyo a esta lucha, participando en las concentraciones y piquetes y ayudando a extenderla hasta el último rincón del Estado. Que Amancio Ortega y su hijita mimada sepan que se enfrentan no solo a la lucha de sus asalariados, sino a la indignación y la rabia de toda la clase trabajadora, que no estamos dispuestos a aceptar sus métodos salvajes e inhumanos de explotación.

La victoria de esta huelga sería, indudablemente, un enorme paso adelante para la clase obrera. Pero desde Sindicalistas de Izquierda e Izquierda Revolucionaria pensamos que la lucha tiene que ir más allá de las batallas reivindicativas y sindicales. La explotación salvaje, como la que enriquece al clan Ortega, no desaparecerá mientras no acabemos de raíz con el sistema capitalista, ese sistema que condena a la gran mayoría de la Humanidad a una vida de miseria. Por eso llamamos también a todas las trabajadoras y trabajadores conscientes a unirse con nosotras y nosotros para luchar por la expropiación de los medios de producción y su nacionalización bajo control obrero, para ponerlos al servicio de las necesidades de la inmensa mayoría.


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