¡Esta lucha se puede ganar! ¡Unificar las movilizaciones en una huelga general por salarios dignos y contra la explotación patronal!

El sector del metal en Cantabria lleva ya 15 días de huelga indefinida, con un apoyo total de las plantillas del sector. El pasado miércoles 15 de junio la manifestación de los metalúrgicos en huelga fue la más grande de todas las realizadas en Santander en varias décadas y contó con un apoyo masivo de la población trabajadora de la ciudad.

Eloy Val, de Izquierda Revolucionaria y Sindicalistas de Izquierda en Euskal Herria, describe así el ambiente que se vivió en la movilización:

“La huelga indefinida del sector del metal de Cantabria está siendo un rotundo éxito. Ante la actitud prepotente de una patronal envalentonada que se ha creído falsamente que las direcciones sindicales son el reflejo del movimiento, la clase trabajadora del metal les está dando una buena lección. El ambiente de fuerza y determinación es brutal. Un trabajador decía que ahora le da igual 14 días de huelga que 40. Hay que ganar esta lucha, es imposible vivir así. Son conscientes de que ellos son una avanzadilla como lo fueron los de Cádiz. Sus problemas y su lucha son de toda la clase trabajadora.

Las direcciones sindicales oficiales dan pena. Suplican un acuerdo que no llega. Los piquetes policiales son muy duros. 14 furgonetas en los Astilleros. Pero no son capaces de cubrir todos los piquetes. La patronal ve que la huelga se está extendiendo y radicalizando a pesar de las direcciones sindicales.

Es lamentable que los trabajadores cántabros desconozcan las luchas que hay convocadas en el Metal de Bizkaia y Araba. Los dirigentes las ocultan conscientemente. Pero los trabajadores si saben que muchas empresas están desviando trabajos a Euskal Herria y consideran urgente que se salga unificadamente a la lucha. ‘Ya van tarde’, me decían.”

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La huelga indefinida del sector del metal de Cantabria está siendo un rotundo éxito. La patronal ve que la huelga se está extendiendo y radicalizando a pesar de las direcciones sindicales.

En lucha por un convenio digno que compense la carestía de la vida

El metal de Cantabria lucha por lo mismo que cientos de miles de trabajadores y trabajadoras en todo el Estado: unas condiciones laborales dignas y una subida salarial que mantenga el poder adquisitivo en unos momentos de inflación desbocada, que empuja a muchas familias trabajadoras a la pobreza.

El anterior convenio colectivo del metal venció en diciembre de 2020. Desde entonces la patronal del sector PYMETAL se ha negado a negociar una revisión salarial acorde a las subidas del coste de la vida y pretende imponer un durísimo recorte en los salarios reales de la plantilla.

Esta cerrazón patronal se produce en un momento en que el sector metalúrgico de Cantabria vive una importante expansión. La producción industrial creció de media un 10,6% en esta comunidad en 2021, 3,6 puntos porcentuales más que la media estatal, y el sector del metal se sitúa en cabeza de esa progresión.

Además del importante incremento de las ventas, los convenios a la baja firmados en los últimos años por los dos sindicatos mayoritarios, CCOO y UGT, contribuyeron a una notable mejora de los beneficios del sector. Durante mucho tiempo, los dirigentes sindicales aceptaron reducciones de los salarios reales, extensiones de la jornada laboral y otras pérdidas de derechos laborales con la excusa de la crisis. Esta actitud no solo empobreció a las plantillas del sector y extendió la precariedad, sino que además envalentonó a los empresarios y, como estamos comprobando en estos últimos meses, reforzó sus posturas más intransigentes.

La patronal está decidida a empobrecer aún más a los trabajadores del sector del metal de Cantabria. Se niega rotundamente a actualizar los salarios según el IPC y oferta una subida salarial que implicaría la pérdida del 50% del aumento del IPC de 2021 y del 40% en 2022 y 2023. Además, se niega al pago de atrasos y pretende la eliminación del plus de convenio que, para un oficial de primera asciende a 160 euros mensuales. En resumen, y considerando las perspectivas oficiales de evolución del IPC, la propuesta de la patronal del metal de Cantabria equivaldría a ¡suprimir un mes entero de salario! que iría íntegro a engrosar las cuentas de beneficios de los empresarios del sector.

Frente a esta propuesta insultante, los trabajadores proponen una subida salarial equivalente al incremento del IPC, es decir, del 6,5% para 2021 y el IPC real para este año y para 2023, además de exigir que se mantenga el pago del plus de convenio y el contrato de relevo.

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Frente a la propuesta insultante, los trabajadores exigen una subida salarial equivalente al incremento del IPC de 2021, 2022 y 2023; también el pago del plus de convenio y el contrato de relevo. 

El Gobierno autonómico cierra filas con la patronal

La patronal del metal de Cantabria cuenta con el apoyo incondicional del Gobierno autonómico presidido por el inefable Miguel Ángel Revilla. Este elemento no solo se ha lanzado a apoyar públicamente a los empresarios descalificando las justas reivindicaciones de los trabajadores, sino que además ha dictado servicios mínimos (algo inconcebible en una huelga industrial, que no afecta a servicios públicos esenciales) que, en algunos casos como el de las subcontratas de Global Steel Wire (GSW), llegan al 100%.

El gobierno de Cantabria intenta aplastar la huelga utilizando los resortes legales que le facilita la legislación laboral vigente, y para ello cuenta con la plena colaboración del gobierno central que, como ya hizo en Cádiz, está lanzando a sus fuerzas de represión para atacar a los huelguistas.

El grito unánime de “Si se puede” con el que se cerró la gran manifestación del día 15 debería servir para recordar a UP y a sus ministros y ministras cuales fueron las causas de las esperanzas que habían levantado entre la clase trabajadora. Con su actuación desde el Gobierno, UP pisotea esas esperanzas, da la espalda a quienes les votaron, y mira para otro lado cuando la policía de su gobierno reprime brutalmente a los trabajadores y trabajadoras en lucha.

No es admisible que después de más de dos años de gobierno PSOE-UP se mantenga en vigor una ley que permite imponer servicios mínimos del 100% y que, por tanto, convierte en papel mojado el supuesto derecho de huelga. UP está todavía a tiempo de rectificar y romper todos aquellos compromisos que impliquen dar la espalda a su base social.

Unificar las luchas del metal como primer paso para una huelga general en defensa de nuestros salarios

La firmeza de los trabajadores y trabajadoras del metal de Cantabria es tal, que los dirigentes de CCOO y UGT tienen dificultades para firmar un convenio a la baja, como hicieron en el metal de Cádiz y en muchos más convenios.

Desbordados por la presión desde abajo, la burocracia sindical suplica a la patronal que les ofrezca una salida que les permita salvar mínimamente la cara. Pero el deterioro continuo en las condiciones de vida de la clase trabajadora, el agravamiento de la precariedad, la extensión de la pobreza entre quienes tienen un empleo a tiempo completo, han conducido a una situación en la que cada vez más sectores de la clase trabajadora han decidido decir ¡Basta ya, hasta aquí hemos llegado!

La firmeza de las y los metalúrgicos de Cantabria no es distinta de la que demostraron sus compañeros de Cádiz el año pasado, ni la que están demostrando ahora mismo los metalúrgicos de Bizkaia, Araba o A Coruña. Y tampoco es distinta a la firmeza y determinación de los trabajadores y trabajadoras de Correos, de los contact-center, y de otros muchos sectores y empresas, o los pensionistas, que están movilizándose en estos días en defensa de sus derechos más básicos.

Ha llegado el momento de hacer confluir y unificar todas estas luchas que tienen un objetivo común: defender unas condiciones de trabajo dignas y mantener el poder adquisitivo de nuestros salarios frente al aumento desmesurado del coste de la vida.

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La firmeza de las y los metalúrgicos de Cantabria no es distinta de la que demostraron sus compañeros de Cádiz el año pasado, ni la que están demostrando ahora mismo los de Bizkaia, Araba o A Coruña. 

El primer paso que deberían dar los sindicatos mayoritarios es dejar de aislar y separar las luchas del metal y plantear un plan unificado de lucha que obligue a la patronal a ceder. El metal de Bizkaia y Araba ya está dando los primeros pasos en este sentido; ahora hace falta extender la convocatoria de una lucha unificada del metal a todo el Estado.

La fuerza de la clase trabajadora del metal sería un extraordinario imán capaz de atraer a una huelga general a todos los sectores y empresas que hoy luchas de forma aislada contra la ofensiva patronal. Recordemos la fuerza de las movilizaciones de las Mareas Verde y Blanca de hace 8 o 9 años, de las Marchas de la Dignidad y las victorias que consiguieron. Hoy podemos lanzar una marea aún más poderosa, la marea de la clase trabajadora unida para luchar por un presente y un futuro digno.

 

 


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