El sábado 16 de octubre decenas de miles de personas, mayoritariamente pensionistas, pero también trabajadoras y trabajadores jóvenes, nos manifestamos en Madrid en defensa del sistema público de pensiones y en contra del anteproyecto de ley de nueva Reforma del Sistema de Pensiones aprobado en julio por el Gobierno del PSOE y UP.

Junto con la gran manifestación antirracista del 7 de junio de 2020, esta ha sido la mayor marcha que ha recorrido las calles de Madrid desde el inicio de la pandemia. Decenas de autobuses llegados desde todos los puntos del Estado dan buena prueba de la determinación del movimiento de pensionistas de parar la ofensiva contra el sistema público de pensiones que, aunque no es beneficioso para los actuales pensionistas, a quien realmente va a perjudicar es a los trabajadores y trabajadoras que se jubilarán en los años venideros.

El movimiento de los pensionistas vuelve con fuerza a las calles

Hace exactamente dos años, el 16 de octubre de 2019, una gigantesca manifestación de pensionistas recorrió las calles de Madrid y terminó ante el Parlamento para exigir al Gobierno de Pedro Sánchez un sistema de pensiones que garantizase unas condiciones de vida dignas para los jubilados.

Las elecciones generales de noviembre estaban muy cerca y el PSOE no tuvo más remedio que fingir que aceptaba las reivindicaciones del movimiento pensionista. Pero, una vez en el Gobierno, el PSOE, con el apoyo de UP, ha traicionado sus promesas electorales y ha presentado un proyecto de reforma de las pensiones que no solo consolidará y profundizará los recortes aprobados por el Ejecutivo PSOE en 2011 y los aprobados por el Gobierno PP dos años después, sino que abrirá de par en par las puertas a la privatización del sistema de pensiones.

El Gobierno es consciente de que tocar las pensiones públicas es muy impopular, y por eso ha intentado, en primer lugar, que los recortes se presenten avalados como iniciativa del Pacto de Toledo, en el que participan todas las fuerzas políticas parlamentarias. Conseguido esto, el siguiente paso fue la firma de un acuerdo con la CEOE, CCOO y UGT el 28 de junio, para intentar dar un barniz de “consenso social” a la proyectada contrarreforma.

Finalmente, para endulzar el mal trago que nos preparaban, el Gobierno del PSOE y UP anunció a bombo y platillo una revalorización de las pensiones “acorde al incremento de los precios”. Una buena noticia… si fuese verdad. Pero el propio Gobierno ya se ha apresurado a anunciar que la prometida “revalorización” no cubrirá ni siquiera la mitad de la desmesurada subida de precios, sobre todo de la luz y de los alimentos, que estamos sufriendo.

Solo la movilización puede parar los planes del Gobierno

Ninguna de estas maniobras propagandísticas ha engañado al movimiento de los pensionistas, y por eso las calles han vuelto a llenarse de manifestantes que, con sus consignas, han cuestionado frontalmente las políticas del PSOE y UP en materia de pensiones.

De poco ha servido que CCOO y UGT hayan dado su apoyo a los planes del Gobierno y hayan mantenido un silencio sepulcral ante esta convocatoria. El movimiento de los pensionistas es consciente de que nada bueno se puede esperar de estos dos sindicatos, que apoyan no solo la prolongación de la vida laboral y el desproporcionado recorte de la pensión a quien se jubile anticipadamente, sino que ellos mismos, desde hace años, promueven y participan en la gestión de fondos de pensiones privatizados.

Tampoco servirá de nada a los planes del Gobierno el muro de silencio levantado por los grandes medios de comunicación ante esta movilización. En vano rebuscaremos en las páginas de El País que no encontraremos ni una mínima alusión a esta gran manifestación. Es, sin duda, una confirmación del miedo del Ejecutivo y de la clase dominante ante el renovado impulso de la movilización de las y los pensionistas.

En la gran manifestación de dos años atrás era palpable una cierta confianza en los dirigentes sindicales y en Unidas Podemos y, hasta cierto punto, incluso en el PSOE. Hoy esa confianza se ha volatilizado. El movimiento de pensionistas puede convertirse en la punta de lanza de una gran movilización social capaz de frenar las políticas capitalistas del Gobierno del PSOE y UP. Para conseguirlo es necesario dotarse de un programa que plantea una alternativa global a un sistema que solo nos ofrece un futuro de miseria y opresión.

 


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