El sábado 14 de noviembre se celebró el congreso extraordinario de la Unión Regional de CCOO de Murcia. Se presentaban dos candidatos a la secretaría general: Ángel Soler, el candidato del aparato, y Salvador Soto, apoyado por todos los sectores que queremos un giro a la izquierda en nuestro sindicato, y a quien, a priori, se daba por ganador porque en el proceso de elección de delegados había obtenido uno más.

 

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Pero no pudo ser. ¿Le falló a Salvador Soto algún delegado/a que no pudo asistir al congreso? No. ¿Alguno/a de sus delegados cambió el sentido de su voto? Tampoco. Salvador Soto no fue elegido secretario general porque los tres representantes de la Confederación en la gestora formada tras la dimisión del anterior secretario general (Carlos Bravo, María Cardeñosa y Aquilino Gabarrón) participaron en la votación, precisamente para garantizar la proclamación de Ángel Soler como secretario general. Es decir, tres personas QUE NO PERTENECEN A LA UNIÓN REGIONAL DE MURCIA han decidido quién es el nuevo secretario general regional VIOLANDO LA VOLUNTAD DE LA AFILIACIÓN, que en el proceso de elección de delegados le había dado la mayoría a Salvador Soto. Tras el lío montado por la Confederación en la Unión Regional de Canarias, esta maniobra antidemocrática en Murcia es otro síntoma del nerviosismo del aparato de CCOO, que cada vez está más desprestigiado y más cuestionado por los trabajadores.

 


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