Subcontratación + Precariedad = Muerte de trabajadores

La noche del martes 24, Andrés Antón Paz, trabajador de 58 años de la compañía Iris, perdió la vida aplastado por una pieza de una tonelada de peso que se desprendió de la grúa que la estaba izando a bordo de un buque que está siendo transformado en la facotría ferrolana de Navantia-Ferrol. Al día siguiente, el comité de empresa convocó una asamblea a las 7:30 para declarar ese día como jornada de luto, lo que significaba abandonar el trabajo hasta el jueves, y anunciar la suspensión de movilización prevista para este día.

Reproducimos a continuación el comunicado hecho público el 25 de marzo por los compañeros de GanemosCCOO en el astillero:

La muerte de un compañero en el accidente laboral del pasado martes fue cualquier cosa menos accidental.

El compañero Andrés había entrado a las 8 de la tarde e iba a salir a las 6 de la madrugada del día siguiente, después de 10 horas de trabajo nocturno.

Si cualquier jornada excesiva tiende a provocar un aumento de los accidentes laborales, la jornada nocturna agrava aún más el problema porque el trabajo nocturno es penoso y peligroso en sí mismo. De hecho, el artículo 36 del Estatuto de los Trabajadores limita la jornada diaria nocturna a 8 horas, de promedio en un período de 15 días, y prohíbe expresamente la realización de horas extras.

¿Se respetan en Navantia las disposiciones legales sobre las condiciones laborales de los trabajadores? Todos sabemos que hay abusos. Y el trabajo nocturno aún los agrava más. Como comentó un compañero de Carenas después de la asamblea del miércoles: “De noche, todos los gatos son pardos”.

Lo ocurrido no fue producto de la mala suerte, no fue un infarto fulminante que te puede dar en tu casa. Fue producto de un evidente deterioro de las condiciones laborales en esta factoría porque es bien sabido que ese deterioro no sólo significa menos salarios o más jornada, también más accidentes. LOS ACCIDENTES NO SON FRUTO DE LA MALA SUERTE, SINO DE LA AVARICIA EMPRESARIAL POR ACUMULAR BENEFICIOS A NUESTRA COSTA.

Los empresarios de las compañías son culpables por la precariedad de los contratos (que multiplica por tres el riesgo de sufrir un accidente) y la brutal explotación a que someten a los trabajadores, por las listas negras, por todos los obstáculos que ponen para que los trabajadores nos organicemos, etc.

La dirección de Navantia es culpable por fomentar la subcontratación masiva y desordenada que está en la raíz del problema.

Para que accidentes así no vuelvan a ocurrir hacen falta medidas radicales, es decir, medidas que vayan a la raíz del problema: la subcontratación y la precariedad. Hay que ser muy ingenuo para pensar que Navantia y los empresarios de las compañías van a cambiar de política, por muchas lágrimas de cocodrilo que derramen tras los accidentes. Sólo habrá cambios cuando los trabajadores los impongamos.

En este sentido, la respuesta colectiva ante los accidentes debe tener un carácter reivindicativo. El mejor homenaje que sus compañeros le podemos hacer a Andrés es obligar a que se tomen medidas para que nunca jamás se repita otro accidente como este, que no tenía que haber ocurrido porque fue totalmente evitable. Por eso consideramos que la suspensión de la movilización prevista para ayer fue un error. Evidentemente debía cambiarse su contenido y centrarlo en la salud laboral. También podía cambiarse la forma de la movilización o incluso cambiarla de día y pasarla para hoy. Pero nunca suspenderla porque, tras el accidente, aún había más motivos para una movilización que, recordemos, además de por la carga de trabajo, era también por las condiciones laborales en las compañías. En otras palabras: las jornadas DE LUTO deben transformarse en jornadas DE LUCHA.

Esas medidas son bien conocidas y están recogidas en la ley y en los protocolos. El problema es que, a la hora de la verdad, no se cumplen. Pero no se trata sólo de medidas en el terreno de la prevención de riesgos. Hay que cuestionar el actual modelo de empresa y de relaciones laborales.

No se trata sólo de que por la noche no haya jornadas excesivas. Tenemos que cuestionar el hecho de que haya que trabajar de noche por la simple razón de que es muy perjudicial para la salud de los trabajadores. ¿Qué justificación hay para el trabajo nocturno? Las empresas nos dicen que la competitividad, que lo demanda el “mercado”... ¿Y si mañana nos exigen un recorte del 50% en los salarios, suprimir festivos y vacaciones, trabajar de lunes a domingo o que no se cobren las bajas por enfermedad porque en otros países las cosas están así y el “mercado” lo demanda para ser competitivos? ¿También lo vamos a aceptar en nombre del “realismo” sindical?

La mal llamada competitividad no es un fenómeno meteorológico ante el que poco podamos hacer. Es un argumento ideológico de los capitalistas para que los trabajadores asumamos voluntariamente los recortes que están imponiendo en nuestras condiciones de vida y trabajo. Que no nos coman más el coco, no aceptemos más los esquemas que les interesan a las empresas. Debemos tener nuestro propio punto de vista, debemos tener un punto de vista de clase. La lucha en defensa de la salud laboral y del resto de los derechos de los trabajadores es imposible si no cuestionamos los argumentos y las políticas capitalistas. Y esto incluye cuestionar también a aquellos dirigentes sindicales que se hacen eco de esos argumentos y se los transmiten a los trabajadores, creando así dificultades añadidas para frenar las agresiones que estamos sufriendo.

Toda la historia del movimiento obrero demuestra que sólo hay una fuerza capaz de obligar a las empresas a que respeten a los trabajadores: la fuerza de los propios trabajadores cuando estamos organizados y luchamos. Nadie nos regaló nunca nada, todo lo que conquistamos fue producto de nuestra organización y nuestra lucha sindical y política.

Pero la realidad es que no todos los trabajadores tenemos las mismas posibilidades de organizarnos para defender nuestros intereses. Los trabajadores de las compañías están movilizándose en defensa de los acuerdos de 2001 y por unas condiciones laborales dignas. Estas movilizaciones no están teniendo la respuesta deseable por culpa de las amenazas patronales, el miedo a las represalias y el altísimo nivel de desempleo.

En estas circunstancias, los trabajadores de Navantia tenemos que poner la fuerza que aún tenemos (como acaba de demostrar la anulación del IV Convenio) al servicio de los compañeros de las auxiliares. Esta es la forma concreta de demostrar SOLIDARIDAD, que no es un sentimiento, sino acciones concretas para ayudar a otros trabajadores y así ir construyendo nuestra unidad, unidad imprescindible porque los gravísimos ataques que todos estamos sufriendo en mayor o menor medida sólo los podremos parar a través de una lucha unificada del conjunto de la clase obrera.

¡LA SALUD NO SE VENDE, SE DEFIENDE!

¡POR UN SINDICALISMO COMBATIVO!


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