“La sección sindical de CGT será unitaria, agrupará a trabajadores de la principal y de compañías”

A finales del pasado año, los compañeros y compañeras de GanemosCCOO (ahora Sindicalistas de Izquierda) de la factoría ferrolana de Navantia, tras muchos años de lucha para intentar transformar CCOO, abandonaron este sindicato y se integraron en la CGT. Para conocer los motivos de este paso, entrevistamos a Xaquín García Sinde y Javi Losada, dos de sus dirigentes y miembros de Izquierda Revolucionaria.

EL MILITANTE.- ¿Por qué decidisteis integraros en la CGT?

Xaquín Gª Sinde.- El grupo de afiliados a CCOO que nos integramos en la CGT veníamos combatiendo el permanente giro a la derecha de la dirección desde mediados de los años 90, cuando participamos en la formación del llamado Sector Crítico de CCOO.

Desde entonces, fueron muchas las ocasiones en que mantuvimos una postura distinta a la oficial. Pero en octubre de 2017 hubo un acontecimiento sindical de gran relevancia: los trabajadores de las compañías auxiliares se pusieron en huelga indefinida sin el apoyo ni del comité de empresa ni del aparato de CCOO (que dirige el comité). Pero no se trató solamente de que no apoyaran la huelga o de que fomentaran la insolidaridad entre los trabajadores de la principal, es que se comportaron como auténticos amarillos, colaborando activamente con Navantia y con la patronal de las compañías para intentar hundir la huelga a toda costa.

Ahí algunos compañeros empezamos a pensar que se había traspasado una línea roja y finalmente llegamos a una conclusión: el aparato de CCOO está del otro lado de la barricada. La vergonzosa movilización de septiembre del año pasado para reclamar la venta de bombas a la sanguinaria dictadura saudí, en la que CCOO de Navantia-San Fernando fue de la mano del PP, fue la gota que colmó el vaso y nos convenció de que no tenía sentido seguir en CCOO.

Una vez llegados a este punto, tuvimos claro que la alternativa no pasaba por montar un chiringuito en Navantia-Ferrol, sino por contribuir a la construcción de un sindicato de clase, y en este sentido optamos por construir CGT como la mejor opción. Las movilizaciones de las compañías el pasado mes de octubre y el recién firmado convenio de Navantia nos reafirmaron en que el paso fue acertado.

EM.- ¿Qué pasó en este convenio?

Javi Losada.- Que el nivel de degeneración sindical alcanzó cotas nunca vistas en Navantia-Ferrol. El aparato de CCOO ya había intentado en 2013 recortar los derechos del convenio, pero una rebelión de los trabajadores, impulsada por los compañeros que hoy estamos en la CGT, lo abortó. En 2018 volvieron a la carga, pero con las lecciones de 2013 aprendidas.

Para conseguir el éxito, la primera maniobra fue ligar la firma del convenio con la prejubilación de la mitad de la plantilla, porque sabían que era la única manera de lograr sacar adelante un convenio nefasto que recorta derechos y que establece peores condiciones para los futuros ingresos, puesto que perderán toda una serie de aspectos que quienes ya estamos en plantilla mantendremos, como garantías personales.

La segunda maniobra fue ocultar la información. Durante el año que duró la negociación (iniciada en enero de 2018), el comité se negó sistemáticamente a informar. Con esto, la burocracia sindical buscaba que los trabajadores no fueran sacando conclusiones y abocarlos a un proceso precipitado de firma, durante el cual CCOO mintió descaradamente, además de tener un discurso que parecía el de la empresa.

Y para evitar que nada pudiese impedir que sus pasteleos con la empresa llegasen a buen puerto, en dos ocasiones, 26 de octubre y 18 de diciembre, cuando al comité no le quedó más remedio que convocar sendas asambleas generales (la segunda por una recogida masiva de firmas impulsada por nosotros), el presidente del comité no sólo se negó a poner a votación las propuestas de la CGT, sino que dio por acabada la asamblea y la abandonó llevándose el micrófono.

El enorme malestar que causó todo esto se evidenció en el referéndum del convenio, aprobado con menos del 55% de votos a favor. La lectura de este resultado es clara: en términos generales, evidentemente hubo excepciones en uno y otro sentido, los prejubilables votaron a favor del convenio y los que seguirán trabajando votaron en contra.

EM.- ¿Cuáles son vuestras perspectivas de futuro?

JL.- El convenio le hizo perder muchas plumas a CCOO. Pero se trata de que todo ese malestar se transforme en conclusiones sobre cuál es la realidad actual del movimiento sindical en Navantia.

Y las principales conclusiones son: 1) que la actuación del aparato de CCOO fue la consecuencia lógica de su creciente asunción de los esquemas y valores empresariales, de su creciente fusión ideológica con la empresa; y 2) que esta tendencia a colaborar con la empresa, a ser copartícipe de sus decisiones, se va a profundizar.

A partir de estas conclusiones, esperamos que los compañeros lleguen también a la conclusión de la necesidad de construir un sindicato de clase que no le debe favores a la dirección de Navantia, que no tiene ninguna atadura con ella, que sólo está comprometido con la defensa coherente de los intereses de los trabajadores y que está dispuesto a luchar hasta el final.

XGS.- Otro aspecto fundamental para la CGT va a ser combatir los prejuicios y las divisiones entre trabajadores. Pero no nos referimos sólo a las divisiones dentro de la principal entre los actuales trabajadores y los futuros ingresos —que, como ya explicó Javi, con este convenio tendrán menos derechos—, sino también entre los trabajadores de la principal y los de las compañías.

En este sentido, próximamente tendremos la constitución de la sección sindical de la CGT en Navantia-Ferrol, que tuvimos que aplazar por toda la lucha contra el convenio. Y decimos “en” y no “de” porque no va a ser una sección sindical al uso, solamente para los trabajadores de Navantia, sino que será una sección sindical unitaria, para todos los trabajadores que desempeñamos nuestras tareas a diario dentro de las murallas de la factoría, sin hacer distinciones entre la principal y las compañías.

Creemos que es una buena manera de llevar a la práctica ese principio básico del movimiento obrero de clase llamado solidaridad, tan olvidado por el sindicalismo oficial.


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